No ha habido ninguna medida antiinflacionaria, nada que mitigue los problemas de salud de la gente, que genere un proceso de recuperación educativo
Luis Fuenmayor Toro
No voy a entrar en la discusión del carácter espurio de la ANC. Lo obvio no se discute. Que otros traten de demostrar lo indemostrable. Voy a limitarme a las acciones tomadas en su primer mes por este organismo, que según sus creadores garantizaría la solución de los problemas acuciantes de los venezolanos. Estas dificultades, y me referiré solo a aquéllas que siente en forma directa toda persona que viva en Venezuela en el presente, sin importar su sexo, edad, condición social, educación o ideología política. Hablo de la gran inflación que nos abate, la escasez de prácticamente todo, la indetenible devaluación monetaria, la inseguridad personal, la represión, la corrupción, la ausencia de servicios públicos, entre ellos los vitales de salud y educación, el deterioro ambiental y el desorden existente en todos los sectores de la vida social, que nos indica la presencia de un proceso serio de disolución del Estado.
¿Cuáles son las medidas tomadas hasta ahora por la ANC para siquiera iniciar el enfrentamiento de estas lacras sociales? Que yo sepa, ni siquiera una discusión se ha producido al respecto. El bolívar sigue su descenso indetenible. Es más, se devalúa más rápidamente que antes de la instalación de la ANC. Al momento de escribir esta nota su relación con el dólar imperial es de 17.000 a 1. El Gobierno está diciendo desde hace años que derrotará al dólar negro, que volverá polvo cósmico a la página de “dólar today”, a la que considera responsable de la caída del precio del bolívar. Pero nada ha pasado. Allí sigue la página mencionada más campante que nunca y la elección e instalación de la Constituyente no ha resuelto el problema. Esto lo que significa es que se le mintió a la población con esa promesa y el Gobierno no puede o no quiere asumir las decisiones que realmente significarían comenzar a poner orden en este serio problema, que no tiene que ver con la ya famosa paginita.
En relación con la escasez tampoco ha hecho nada la ANC. Los venezolanos siguen haciendo filas para adquirir unos pocos productos, el bachaqueo continúa y los precios suben y suben sin que puedan ser detenidos. Maduro se jacta de haber elevado el salario mínimo yo no sé cuántas veces, pero nada dice de que los precios de las distintas canastas de bienes y servicios se han elevado muchísimo más que lo poco que han subido los salarios. Los chavecos instruidos, enchufados o no, se hacen los locos cuando se les pregunta. Sólo su fanatismo cuasi religioso o los negocios que mantienen los retienen al lado del régimen. ¿Y qué ha hecho en estos aspectos la excelsa ANC? Pues absolutamente nada. Sus diputados no existen realmente. Nada más aparecen unos pocos: una decena a lo sumo. Ya desde la campaña electoral se sabía que se trataba de personas ignorantes. Cuando presentaban sus propuestas parecían “la corte de los milagros”.
No ha habido ninguna medida antiinflacionaria, nada que mitigue los problemas de salud de la gente, que genere un proceso de recuperación educativo, que haga funcionar a CORPOELEC, a la CANTV, a los servicios de agua y aseo domiciliarios, que enfrente la corrupción desmedida de los funcionarios gubernamentales, dejados en pelota hace poco por las declaraciones de la Fiscal General. La ANC parece ser encarnada solo por el propio Maduro, que es quien declara y aparece con su demagogia barata de siempre y sigue en su práctica de no resolver ningún problema, únicamente preocupado por eternizarse en el poder junto con la macolla del PSUV. Sólo se ocupan de continuar su exterminio de la democracia, de seguir su camino dictatorial, de obstaculizar la participación electoral y política en general de quienes se les oponen. De amenazar, apresar, destituir, desaparecer y de no responder ante los reclamos lógicos de los afectados.
Allí está el caso del general Baduel, desaparecido por el SEBIN y la FAN delante de todo el mundo, con total desparpajo, sin siquiera molestarse en dar alguna explicación. Simplemente callan e ignoran los justos reclamos de sus familiares, de la Iglesia y de la gente, en una clara demostración de una ausencia total de humanidad. Se burlan de la voluntad popular y destituyen alcaldes sin ton ni son, los meten presos por haber desacatado órdenes judiciales absurdas, incumplibles y que están fuera de sus competencias legales. Ciudadanos con boletas judiciales de excarcelación no son liberados, entre ellos unos agentes policiales que llevan ya más de un año presos. Destituyen inconstitucionalmente a la Fiscal General y ordenan la detención de su esposo, sin detenerse en que por ser diputado tiene inmunidad parlamentaria, obligando a la pareja a huir del país. Estamos en el reino de la arbitrariedad, de la que cualquiera puede ser víctima en cualquier momento, algo que pensábamos reservado para los regímenes dictatoriales muy atrasados y feroces.
Ni que hablar de que la ANC se vaya a ocupar realmente de corregir las pifias y limitaciones de la Constitución vigente, en materias que no son claras para el común de la gente: el excesivo presidencialismo, la reelección permanente, la ausencia de una clara norma de inmunidad de jurisdicción del Estado, en las controversias que surjan de los contratos de interés público con empresas extranjeras; la existencia de ciertos privilegios sociales, políticos y territoriales de algunos de los integrantes de la nación venezolana; dejar clara la vigencia de la proporcionalidad electoral estricta, así como normas que impidan la asignación de concesiones donde se excluya a porciones del territorio venezolano de la aplicación de las leyes nacionales; la necesidad de desarrollar la ciencia y la tecnología, de tener empleo formal calificado y bien remunerado, de desarrollar industrialmente el país a partir del petróleo, de la defensa de la integridad territorial, tanto ante pretensiones externas como de parte de sus nacionales.
De nada de esto se ocupará la ANC. No son políticas ni de quienes nos dirigen actualmente ni de quienes quieren desplazarlos para dirigirnos.