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Luis Fuenmayor Toro: Las cosas son como son

marcha oposición

El Gobierno, con todas las dificultades que significan el desastre económico y social, se ha movido más habilidosamente que sus opositores


Luis Fuenmayor Toro

Las cosas son como son y no como queremos que sean. Esta afirmación, tan simple en principio, parece muy difícil de entender por el común de la gente y, en forma extraña, también por una parte la dirigencia política, por lo menos en la Venezuela de hoy, para no comprometerme más allá de nuestras fronteras ni extenderme a otros momentos nacionales históricos. Estamos en presencia de uno de los gobiernos peores de nuestra vida republicana, cuestión que es más que obvia por lo que no me detendré en esta aseveración; quien quiera seguir en la luna, pues que siga. Pero, sin lugar a dudas, sigue siendo nuestro Gobierno. Su presencia se nos impone en cualquier parte del territorio nacional: nos imposibilita vivir, nos reprime, nos separa y nos garantiza la mayor suma de infelicidad posible. A quienes no nos gusta sólo nos queda enfrentarlo, rendirnos y esperar que otros lo enfrenten y terminen por derrotarlo o abandonar el país y hacernos una vida nueva.

A pesar de lo espuria y del rechazo total de los venezolanos, la Asamblea Nacional Constituyente terminó siendo elegida e instalada por el Gobierno de Maduro. Quienes le hicieron creer a sus seguidores que no lo sería, sin tener fuerzas para evitarlo, y no aceptaron negociar con el Gobierno, no sólo erraron en sus predicciones sino que fueron derrotados y generaron frustración y desesperanza en sus seguidores, efectos que favorecen al régimen dictatorial. No debe haber dudas de que se trata de una nueva victoria del Gobierno dizque revolucionario, que conquistó nuevos espacios, en su proceso de recuperación de la derrota sufrida en diciembre de 2015. Recuperación electoral que, sin embargo, no ha logrado aún, pues el cuento de los 8 millones de votos en la elección de la ANC es simplemente una ficción propagandística bufa y más nada.

No estoy diciendo que este Gobierno es bueno, ni que me gusta, ni que lo apoyo, estoy diciendo que es pérfido pero hábil en lograr salidas políticas tramposas e inconstitucionales, como la obtenida en 2016 cuando se quitó de encima el referendo revocatorio y las elecciones regionales, eventos electorales donde estaba cantada su apabullante derrota. Tampoco estoy señalando que la ocurrida fue la última y decisiva batalla, como también se empeñaron en afirmar quienes hoy fueron derrotados. En política no existe la última batalla, ni tampoco aquello de que “no hay vuelta atrás”; el caso más patético lo constituyó la Unión Soviética, que se desmoronó luego de 70 años. El Gobierno por supuesto utilizará el nuevo espacio para seguirse atornillando en el poder, única cuestión que realmente les importa.

El próximo paso del PSUV será ver cómo salir airoso de las elecciones de gobernadores y consejos legislativos, y no tener que suspenderlas o eliminarlas definitivamente. Y esto lo puede lograr si consigue que la MUD no participe en esos comicios o que lo haga muy dividida y con su electorado también fragmentado e incrédulo. Ya Jorge Rodríguez inicio el proceso de impulsar la abstención de la Mesa en las votaciones regionales, al declarar que si participaba estaría reconociendo a la ANC. Presiona también contra esta participación, la adopción por la Mesa de lo dispuesto en los artículos 333 y 350 de la Constitución, que significa un desconocimiento total del régimen actual. Ya, algunos están señalando la imposibilidad de ir a elecciones con un CNE totalmente desacreditado, lo que implicaría una abstención electoral que dejaría al PSUV como único participante, con lo que tomaría todas las gobernaciones sin resistencia ninguna.

Una parte de la dirigencia fracasada de la MUD se prepara para suicidarse como lo hicieron en 2005, cuando se abstuvieron en las elecciones de Asamblea Nacional y le dejaron al entonces presidente Chávez el camino libre, durante 5 años, para que hiciera todas las barbaridades que hizo. Estos dirigentes no aprenden, y los más sensatos se dejan chantajear por los extremistas y por sus seguidores más radicales. Se les olvida que un dirigente debe incluso enfrentar a sus partidarios, si considera que están equivocados. La oposición en general y la Mesa en particular deben analizar todo lo sucedido, de manera de modificar sus conductas y adaptarlas a los cambios ocurridos, a la situación existente y al reconocimiento de las debilidades que tiene, para lograr acuerdos y alianzas ajustados a los nuevos retos.

Debe dejarse de pensar en el “vete ya Maduro”, que ha teñido de derrotas la política de la MUD. Deben olvidarse de que una intervención extranjera vendrá en nuestro socorro. EEUU acaba de dar una declaración contundente al respecto: Maduro es un dictador pero lo reconocen como Presidente y están dispuestos a negociar con él. Además, señalaron que no están de acuerdo con la creación de gobiernos paralelos. El Departamento de Estado tiene en estos momentos situaciones mucho más graves e importantes en el mundo que la venezolana. La “insolencia” peligrosa de Corea del Norte, las decisiones de China en torno a su integridad territorial, con acciones militares en el Himalaya, en el Mar del Sur de China y en la frontera norcoreana, y la confusa situación en el Medio Oriente. Independientemente que hayan apoyado varias iniciativas opositoras, su decisión actual es la señalada y en esa dirección van a marchar.

El Gobierno, con todas las dificultades que significan el desastre económico y social, la carencia de apoyo popular, los severos problemas internos y el aislamiento internacional, se ha movido más habilidosamente que sus opositores y con la tranquilidad que le da el apoyo del comando de la FAN. Hoy dirige sus esfuerzos a evitar la participación electoral opositora en las regionales y procede como lo hizo con las elecciones de la ANC. Inicia el proceso en forma apresurada, para no dar tiempo a que los partidos participen y, además, crea una atmósfera política contraria a esa participación. Aún no ha dicho oficialmente cuáles partidos en definitiva se legalizaron. Ya AD dijo que participará y seguramente lo harán Nuevo Tiempo y Avanzada Progresista. El chavecismo disidente participará con la UPP89.

No hay que dejársela tan fácil al Gobierno. Hay que buscar alianzas en forma rápida y presentar candidaturas opositoras unitarias capaces de derrotarlo. Veremos entonces si tomará decisiones difíciles como la de posponer o eliminar las elecciones regionales.