La corrupción bolivariana es un recurso natural, mal comprendido y peor explotado
O.E.
La corrupción bolivariana es un recurso natural, mal comprendido y peor explotado. No es cualquier cosa. Nos referimos a la actividad nacional que moviliza más dinero en el país, incluido el venido a menos, negocio petrolero. Sin embargo, debido a su falta de legalización, no paga IVA, derecho de frente, seguro social, INCE, patente de industria y comercio. Además, dado su carácter informal, no permite que nuestra economía se beneficie del efecto colateral de toda empresa en expansión.
Días atrás, por nombrar un caso, presenciamos con estupor la denuncia de un diputado regional contra el jefe del Consejo Comunal de una remota localidad interiorana. Lo de siempre. El robo y subsiguiente bachaqueo de las migajas vejatorias, carné de la Patria en mano, con las que el desgobierno paria pretende chantajear a los sectores más vulnerables.
Tales escándalos generan agitación, zozobra, desconfianza, recelo, con el subsecuente éxodo de divisas. No es lo mismo donar con jaquetonería del nuevo rico que se siente impune, una estancia en el Furrial para convertirla en museo, fiestas patronales incluidas, que verse compelido a esconder en el Cajuán, feudo del narco colombiano, el producto de los latrocinios.
Existen numerosos miembros del procerato, del llamado Socialismo del Siglo XXI, dispuestos a asumir la cartera ministerial correspondiente. Gente capaz de sacrificarse, incluso, sin salario normal, porque el anormal, se lo rebuscarán ellos. El Ministerio del Poder Popular de la Corrupción Bolivariana, MIPUPÚ, concretaría la ansiada legalización del saqueo y guiso, mediante el establecimiento de cuotas contingentes; incentivos especiales; bonificaciones por millaje frecuente guisador; coimas mínimas, de lujo, VIP y hasta subsidios a los pequeños y medianos rascabucheadores de la Tesorería. Además, decretaría de una buena vez, la eliminación de ese elefante rojo, rojito que es la Contraloría General de la República. Lamentamos que queden cesantes, el caballero su parentela incluida, que degradaron, tal dependencia a antro de nepotismo. Pero la ROBO/lución demanda sacrificios.
Hablamos del segmento más emprendedor del chavomadurismo. Ya que está totalmente impune, su legalización definitiva constituye un anhelo. Sobre todo, porque se sabe cuándo comienzan pero, nunca, cuándo y cómo terminan saqueos como los entronizados por el presunto “Gigante” y por el enano (moral y mental) que lo sucedió.