“Reconstruir la institucionalidad, la independencia de poderes, es la clave para poder tener un gobierno democrático lo antes posible”, afirma el profesor universitario
Edgardo Agüero S.
Erik Del Búfalo entiende que tanto el Gobierno de Nicolás Maduro como la oposición reunida en la Mesa de la Unidad Democrática forman parte del “statu quo”, que son “factores de un mismo sistema”, por lo que uno de los problemas en la Venezuela de hoy no es solo de “mediocridad política”, sino de “cohabitación”.
Por eso el doctor en filosofía y profesor de la Universidad Simón Bolívar retrata a buena parte de la clase política de la nación como “una sociedad de cómplices”. “El problema no es el malestar social que está ahí, es que ese malestar no tiene representatividad política real”.
¿En principio, considero necesario aclarar si alguna vez fue chavista o simpatizó con el llamado “proceso”?
—Unos amigos, chavistas críticos muy cercanos a mí, me invitaron a escribir en Aporrea, allí publiqué como una docena de artículos muy críticos, por supuesto que después me cacharon y hasta ahí llegó eso. De modo que de allí proviene la confusión, pero, no, nunca fui chavista.
¿Cree que podría hacerse una película sobre Venezuela llamada “El botín de las élites”?
—Absolutamente, porque el problema central de Venezuela es que siempre ha sido como una especie de rapiña muy apetecida por las élites. Muy apropiado el título, aunque también le vendría “populismo de élites” o “populismo para élites”. Eso está muy relacionado con la cuestión petrolera y viene por lo menos desde los 70; la caída de Carlos Andrés tiene que ver con eso, y todo ese proceso que va desde CAP y desemboca en el chavismo.
«Venezuela siempre ha sido como una especie de rapiña muy apetecida por las élites»
Pareciera que en Venezuela los intereses de un sector político desplazaron las necesidades fundamentales de la sociedad, quedando estas en segundo plano…
—Absolutamente, pero ni siquiera intereses políticos sino personales y mezquinos, y hasta pecuniarios, intereses de su carrera política, de sus ambiciones personales, pero no los intereses del país.
En el siglo XIX se hablaba de revoluciones y montoneras, hacia el final del XX alguien habló de una “montonera de malandros” que se hizo del poder en Venezuela, ¿Piensa que cabe el término?
—Cabe perfectamente. Es más, me parece muy asertivo, ¿de quién es?
Se lo escuché al periodista Oscar “Chivo negro” Yánez en su oficina de Venevisión, hace algunos años… En algún momento usted habló de un proceso civilizatorio; ¿a ese estado de barbarie hemos llegado?
—Eso está en Gallegos que es el proyecto de modernización de una Venezuela rural; fue un proyecto que tuvo algún éxito, lo que pasa es que se corrompió con la propia dinámica por la cual el Estado sucumbió al petróleo.
Hablando de procesos civilizatorios, ¿por dónde habría que comenzar la reconstrucción del país?
—Desde arriba hacia abajo, no cabe de otra. Pienso que en Venezuela hace falta una alianza de factores políticos y sociales serios. Venezuela se ha convertido en un Estado fallido y, bueno, hay que recomponer la República y sus instituciones. ¿Cómo? Con la participación de todos los sectores, sindicatos, empresarios, profesionales y trabajadores; así mismo el país requiere de un especial apoyo internacional de potencias amigas e instituciones multilaterales. Reconstruir la institucionalidad, la independencia de poderes, es la clave para poder tener un gobierno democrático lo antes posible.
Entiendo que eso pasaría por cierto liderazgo político, ¿no cree?
—Sí, pero el liderazgo también puede surgir de ese movimiento, no hace falta que esté primero, a lo mejor ese liderazgo es producto justamente de la dinámica de ese proceso histórico necesario. No necesariamente debe ser un liderazgo reconocido, a lo mejor es un liderazgo que estaba en segundo plano y pasa a ocupar un primer plano.
«Al pueblo lo ignoran y a la clase media la insultan»
¿A qué se debe la desconexión entre dirigencia opositora y pueblo llano?
—No solamente con el pueblo llano, la cosa es igual de grave para la clase media. La desconexión es total. Claro, a mayor pobreza la situación es más apremiante y en este momento no solo calamitosa sino catastrófica. Al pueblo lo ignoran y a la clase media la insultan, ¿y a qué se debe? Justamente a que no hay una representación idónea. Esa gente esta ahí porque fue votada porque adversan a Maduro, pero que por sí misma no es nadie; son los restos, el ripio de lo que quedó de la IV República, más —y esto es lo peor— la suma de una gente que no se formó nunca políticamente, sino que de la noche a la mañana se convirtieron en dirigentes, unos muchachos a quienes les dieron falsos tronos, que pasaron de estudiantes a diputados, y quienes se corrompieron en el proceso. Un poco como el pobre que súbitamente se convierte en millonario y se vuelve loco. Así que allí no hay nada, esa es una dirigencia muy mediocre, de allí la desconexión.
¿Es de los que piensa que para salir de Maduro es necesario primero salir de la MUD?
—Pienso que de las dos cosas se sale a la vez, es el mismo sistema al que yo llamo “statu quo”, otros lo llaman “establishment”, pero ellos solamente son factores de un mismo sistema, lo cual indica que ahí hay un chantaje. Si te pones a indagar, lo digo porque yo no soy periodista de investigación, ni tengo las herramientas para hacerlo, pero en Venezuela hacen falta trabajos que investiguen la actuación de financistas de muchos opositores, tal vez allí se encontrarían coincidencias con aquellos que están cercanos al Gobierno, en algunos casos. De manera que no se trata solamente de un problema de mediocridad política, es un problema de cohabitación, se trata de una sociedad de cómplices.
«En Venezuela hacen falta trabajos que investiguen la actuación de financistas de muchos opositores, tal vez allí se encontrarían coincidencias con aquellos que están cercanos al Gobierno»
¿Desde el Gobierno se esgrime permanentemente la tesis de la guerra económica, pero cree seriamente que se pueda responsabilizar al Imperio y a los empresarios del grado de descomposición que vive el país?
—La guerra económica supone que por muchos años los propios actores económicos, los empresarios, las corporaciones, el sector industrial, etcétera, los factores económicos en general, se quieren suicidar para acabar con Maduro, lo cual es completamente absurdo.
¿Es casual que el manejo interesado de conceptos como “patria” haya cobrado una súbita importancia?
—Esos conceptos de “patria”, “apátrida”, habían caído en el olvido, tuvieron vigencia hasta que en los años veinte el fascismo los resucitó. Esa es la típica conducta fascistoide, que responde a un esquema típico, y el que no se adhiera a esa conducta, sencillamente, es un traidor a la patria, es decir que funciona como un chantaje.
¿Hay allí un rasgo definitivamente militarista?
—El militarismo por sí mismo no lo explica. Más que militarista, se trata de una mafia militar, es decir, está sostenido sobre el andamiaje de una mafia militar.
Para decirlo en términos de la calle, ¿Maduro le estaría pagando la “prote” a Padrino López? Es decir, yo te doy el control de la importación de alimentos con dólares a diez bolívares, si me garantizas que no me van a tumbar. De hecho, Maduro tomó en 2016 la decisión de crear la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas, por algo será, ¿no cree?
—Hay mucha gente que ve al chavismo como una especie de pranato.
¿Quién nos salva de los salvadores de la patria?
—El inglés Samuel Johnson, el famoso “doctor Johnson”, decía que el patriotismo es el último recurso del canalla.
«La agenda de la MUD no era la subversión para acabar con Maduro, era simplemente crear la masa crítica para poder asumirla en su propia negociación»
¿Con el enfriamiento de la calle perdió el país y ganó Maduro?
—La calle se enfría porque hubo una derrota política previa, y no es la derrota política de Maduro sino la derrota política de la oposición, porque la calle confío toda su estrategia a los factores políticos de la MUD, y la agenda de la MUD no era la subversión para acabar con Maduro, y mucho menos llegar hasta el final, era simplemente crear la masa crítica para poder asumirla en su propia negociación, en su propia agenda y para sus intereses. Una vez logrado eso, bueno, se acaba la calle.
¿Cómo podría definirse a un Gobierno que desmantela las instituciones democráticas, se embolsilla los poderes públicos y basa su poder en la Fuerza Armada?
—Eso tiene tres raíces: el estalinismo caribeño, que es un estalinismo de extracción, que comenzó extrayendo azúcar para llevarle a Rusia y terminó extrayendo la dignidad de su juventud, con la prostitución, es decir, una suerte de stalinismo jinetero. La otra raíz es el fascismo cara pintada, es decir el fascismo de Norberto Ceresole; y la tercera raíz es el caudillismo saqueador de Zamora. Lo demás es historia conocida.
¿Cómo se explica que la sociedad no reaccione frente a un Gobierno que atenta permanentemente contra su calidad de vida, que lo pone a peregrinar en busca de un mísero pan, por ejemplo?
—Este pueblo fue afectado de muchas maneras, pero el problema no es el malestar social que está ahí, es que ese malestar no tiene representatividad política real. Lo que hay es un aparato clientelar por el lado de la MUD, que más o menos trata de seducir, y a veces lo logra, a ese malestar para sus propios fines. El asunto es que lo mejor de la sociedad venezolana no ha logrado hasta ahora crear otra plataforma política, aunque soy optimista en relación al hecho de que esa plataforma política está por venir, porque las condiciones históricas lo obligan.
«Lo mejor de la sociedad venezolana no ha logrado hasta ahora crear otra plataforma política»
¿Entre un proyecto totalitario y una aventura crematística qué tiene mayor peso?
—Ambos están íntimamente relacionados porque finalmente todo socialismo autoritario es corrupto, porque elimina el Estado de derecho y concentra el poder para sus propios fines.
¿Le parece que hay una estigmatización del diálogo o tiene algún sentido sentarse a negociar?
—No hay una estigmatización del diálogo, hay una banalización del diálogo de parte de los actores. El Gobierno lo banaliza para ganar tiempo y manipular la opinión pública, y la MUD lo banaliza justamente para justificar su inacción y sus cuotas de poder. Un verdadero diálogo, una negociación, parte de la capitulación, y se da realmente cuando una de las partes está dispuesta a claudicar y quiere salir lo mejor librada posible de ello. En circunstancias extremas y con tendencia al empeoramiento, como las actuales, un diálogo de verdad sería un diálogo para la salida, no para la permanencia del régimen.
«El malestar social no tiene representatividad política real»
¿No le parece que hay una sublimación prosopopéyica de un supuesto “Ejército libertador”, el mismo que, casualmente, masacró al pueblo en el “Caracazo” y que recientemente vimos dispararle bombas lacrimógenas a quemarropa a jóvenes estudiantes que protestaban por la restitución de la institucionalidad secuestrada?
—Chávez personalmente se encargó de enaltecer esa supuesta condición del Ejército cuando exaltaba la figura de su amigo Acosta Carles y contaba todas esas anécdotas, pero, el “Ejército libertador” y todo el mito bolivariano es un invento de Guzmán Blanco, para, más o menos después de la Guerra Federal, mantener un poco la estructura social y aquello de los hijos de Bolívar, donde los blancos criollos, pardos, negros e indios, etcétera, pudieran sentirse identificados en una sola nación, era darle un sentido, porque como no había idea de nación, en el sentido que se usaba en aquella época, de raza o nacionalidad fuerte en Europa. la idea de Guzmán fue: somos todos distintos pero todos somos hijos de Bolívar, y con eso realmente lo que estaba era atornillando un mito nefasto, porque era el mito de un caudillo que fue el fundador de la República, y fíjate que termina en el chavismo. En ese sentido el chavismo es heredero de lo peor, del Liberalismo Amarillo, pero claro es una cosa mucho más degradada y más siniestra.
Como a “almas cautivas” usted se refiere a cierta forma de esclavitud moderna, donde la soberanía colectiva se hipoteca de gratis a un mando único. ¿Cree que en la actualidad sea ese el caso venezolano?
—Ahorita lo que hay es un cautiverio de la derrota, porque pareciera que como no hay representatividad política que asuma el deseo manifiesto que es la salida de eso, hay como una especie de orfandad, de intemperie, ese es el sentimiento que yo percibo ahorita.
“La guerra económica supone que por muchos años los propios factores económicos se quieren suicidar para acabar con Maduro, lo cual es completamente absurdo”
El Gobierno descubrió en tres días que la fiscal general Luisa Ortega Díaz y su marido eran corruptos y les descubrieron cuentas en paraísos fiscales. Es de admirar la diligencia conque actuaron, pero convivieron con ellos durante una larga década y no se dieron cuenta. ¿Qué curioso, no?
—Chávez logró consolidar su poder más por la vía de la corrupción que mediante la represión. Fue muy astuto en corromper la sociedad, en buscar cómplices, intereses, chanchullos por aquí y por allá, crear un gran frente de gobernabilidad y a lo interno estimuló mucho la corrupción justamente porque cuando tienes muchos subalternos e incondicionales corruptos, tú los puedes chantajear así, como una forma de hegemonía o de cooptación, por eso es que te dije que esto es muy difícil de romper como bloque. Es como los mafiosos cuando te enfrentas o te sales: corres peligro. Ahí tienes el caso de la fiscal.
En el pasado reciente, Jorge Giordani denunció la desaparición de 25 mil millones de dólares y no pasó nada. Ahora Jorge Rodríguez, compañero de gabinete de Giordani, dice que no hay dinero para insulina por culpa de las sanciones de Trump…
—El caso es que no hay que pararle mucho a las excusas porque en este tipo de sistema siempre el culpable es otro, así que cualquier pretexto es bueno para no asumir el fracaso por negligencia.
Hace poco Delcy Rodríguez dijo algo así como: si hay que pasar hambre por la revolución, pasaremos hambre. ¿Son estas el tipo de cosas que se dicen con la barriga llena?
—No solamente con la barriga llena, sino que es necesario tener también el corazón vacío.
¿Algunos se refieren a esta ANC como al niño que nace muerto o algo así?
—Sí, es un aborto, pero no importa, porque la idea es esa, que no dé frutos. La idea es sabotear la posibilidad de que emerja del tejido social fecundo para el cambio político, que no emerja nada, entonces está hecho para ser un suprapoder que escamotee todo esfuerzo, que anule toda incidencia.
Ante las sanciones de los Estados Unidos contra altos funcionarios del Gobierno venezolano, la reacción de Maduro fue entregarles una replica de la espada de Bolívar. ¿Estaría dispuesto a recibir la espada de Bolívar?
—Jamás. Primero, porque es una cursilería; segundo, porque es una cosa de mal gusto; tercero, porque es un símbolo de la guerra asociado con la muerte violenta; y cuarto, porque la verdadera espada que yo admiro es la espada de Sigfrido, de Wagner, que es una espada espiritual, que es una metáfora de la integridad y no de la guerra.
A propósito de las elecciones de gobernadores, me pareció entender que criticaba la conquista de espacios democráticos dentro del totalitarismo, ¿es esto así?
—Dentro del totalitarismo no hay ningún espacio conquistable que no sea dominado por el totalitarismo. Lo que importa en estos sistemas es luchar contra el tiempo y no contra el espacio, como muy bien dijo el profesor Oscar Vallés. En todo caso, el único espacio necesario es la República.
El Arco Minero: un botín de guerra
¿Qué tiene que ver el Arco Minero con el socialismo del siglo XXI?
—En principio tiene mucho que ver, porque el socialismo es de rapiña, de entregar un botín a mucha gente, particularmente a la corporación militar para la exploración y certificación de oro, coltán, cobre y otros minerales y todo lo relativo a la explotación minera en general. Eso es un botín de guerra tipo Guerra Federal, y es un botín grande porque cuando decimos Arco Minero, estamos hablando del 12 % del territorio nacional. Se dice que en el futuro va a tener casi tanto peso como el petróleo, se comenta por expertos que solamente con el coltán se cancelaría la deuda externa.