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Manuel Isidro Molina: Mi compromiso por Caracas

Municipio Libertador Caracas

Los problemas de Caracas son de todos, y su solución nos compromete a todos. Nuestra convocatoria es amplia, responsable y exigente


Manuel Isidro Molina

Como muchos de ustedes ya saben, he asumido la responsabilidad de ser candidato a la Alcaldía de Caracas, municipio Libertador del Distrito Capital, gracias a la confianza y valoración de mis compañeros y compañeras de la Alianza Alternativa que aspira interpretar la inconformidad nacional y construir colectivamente un proyecto político inclusivo, que coadyuve al proceso de reconstrucción moral de la República.

Me postulan los dirigentes de Unidad Política Popular 89 (UPP 89) -con cuya tarjeta vamos a la elección-, Marea Socialista (MS), Movimiento Popular Alternativo (MPA), Movimiento de Mepistas Auténticos (MMA) e Iniciativa Venezuela 2020 (IV 2020), junto con amigas y amigos de diversos sectores independientes de nuestra ciudad capital, gremios, movimiento de mujeres, docentes y jóvenes estudiantes universitarios.

Como hombre de palabra, compromiso, honestidad y capacidad de lucha, he aceptado el reto y la confianza. Lo agradezco y lo asumo con plena conciencia del grave momento histórico que sufren Venezuela y Caracas, como todas nuestras ciudades y pueblos, situación sumamente lamentable.

Caracas es mi ciudad, aunque soy trujillano de nacimiento, porque en ella he vivido gratamente desde mis dos años de edad; estudié en sus escuelas de Catia, El Silencio y San Martín, donde terminé la primaria en el Grupo Escolar República del Ecuador. Ingresé al Liceo Luis Razetti, ubicado en la avenida Morán, del cual fui secretario general y presidente de su Centro de Estudiantes. En la Universidad Central de Venezuela, con orgullo, me formé como profesional del periodismo, a cuyo ejercicio me he dedicado ininterrumpidamente desde mis tiempos de estudiante: Radio Caracas Radio, los diarios Punto, Últimas Noticias y 2001, la agencia de noticias Venpres, la revista Bohemia y el semanario La Razón –todos sitos en Caracas- han sido mis espacios naturales para transmitir la voz del pueblo caraqueño, sus alegrías y padecimientos, luchas y anhelos. Mi especialización en Ciencia Política, mención Relaciones Internacionales, la estudié en la Universidad Simón Bolívar.

Por eso digo que “soy un caraqueño nacido en Valera”. Casalta, Catia, El Silencio, El Paraíso, Bello Monte y La Candelaria han sido mis zonas parroquiales de vivienda, trabajo y lucha. También, de esparcimiento, prácticas deportivas, estudios y camaradería política de la buena: decente, solidaria y desinteresada al servicio de nuestro pueblo y los intereses nacionales.

Nunca he desempeñado cargos burocráticos “a dedo”: todas mis responsabilidades estudiantiles, gremiales y políticas han sido de origen electivo, con el pueblo, la gente, decidiendo democráticamente. No comparto ni acepto el abuso de poder, la corrupción ni la traición a la confianza de electoras y electores; mucho menos, el autocratismo.

Así, en esta bella Caracas histórica y fajadora, he sido miembro del Claustro de la Universidad Central de Venezuela (UCV), secretario de organización del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP), presidente del Colegio Nacional de Periodistas (CNP), diputado al Congreso de la República por el Distrito Federal (hoy Distrito Capital, mismo territorio ocupado por el Municipio Bolivariano Libertador), y presidente de la Comisión Permanente de Medios de Comunicación Social de la Cámara de Diputados, entre otras responsabilidades cumplidas con ánimo integrador en interacción colectiva, trabajo en equipo.

Les refiero brevemente todo esto, para resaltar mi agradecimiento y amor por Caracas, hermosa ciudad maltratada, traicionada y abandonada por las sucesivas administraciones municipales, regionales del Distrito Capital (antes Distrito Federal) y nacionales.

Como “ciudadano de a pie” que vive -igual que ustedes- el caos capitalino, la agresiva inseguridad, el desorden vehicular y el pésimo transporte público, la suciedad de las aceras, calles, avenidas, plazas y otros espacios públicos, me comprometo a asumir el reto de unir las mejores fuerzas cívicas en defensa de la paz y el desarrollo armónico de nuestra principal ciudad, hoy conurbada, no solo con los cinco municipios pertenecientes al estado Miranda –Baruta, Chacao, El Hatillo y Sucre- sino también con el estado Vargas, los Altos Mirandinos, Guarenas-Guatire y los Valles del Tuy. El Municipio Bolivariano Libertador sigue siendo el corazón de Caracas, la Caracas Metropolitana y la Gran Caracas.

Esta ciudad capital bien merece otra vida; la merecemos y podemos decidir que así sea, muy por encima de las irresponsabilidades, corruptelas y falta de visión estratégica que han tenido sus gobernantes durante, al menos, los últimos cuarenta años, sin solución de continuidad. A quienes la hemos disfrutado, y en ella nos hemos formado y luchado por los derechos democráticos del pueblo, nos conmueve el estado en que se encuentra nuestra querida Caracas, con pésimos servicios, a oscuras y bajo amenaza de atracos y muerte miserable a manos de bandas asesinas. Nos duele como la vivimos hoy, o cómo sobrevivimos en ella.

El reto –apartados de la cultura del quejido- es contribuir decisivamente a su recuperación, modernización y proyección futurista. Asumamos valiente y responsablemente la cultura de la construcción, sin sectarismos ni exclusiones odiosas o divisiones ficticias del ser caraqueño y venezolano, por efectos de una diabólica polarización que ha descargado inmerecidos perjuicios sobre nuestro pueblo, a Venezuela y a nuestra amada Caracas.

La estéril diatriba polarizante ha enmascarado y desvirtuado la política venezolana. Nada puede ser discutido ni abordado responsablemente con tal grado de oportunismo, irresponsabilidad, cinismo y mezquindades.

Los problemas de Caracas son de todos, y su solución nos compromete a todos. Nuestra convocatoria es amplia, responsable y exigente; no es para delincuentes ni aprovechadores de oficio, “bachaqueros”, abusadores del poder, burócratas corruptos o atracadores y traficantes de la muerte. Todos ellos son enemigos de la paz y la convivencia armónica de Caracas: los enfrentaremos.

Aspiro contribuir a unir a la mayoría buena, solidaria, decente, trabajadora y optimista que hoy expresa de mil maneras su inconformidad en la cuna de Simón Bolívar y Francisco de Miranda; centro de saberes, cantos y sueños; refugio de víctimas de las guerras y adversidades de otros países, y cobijo de venezolanas y venezolanos provenientes de todos los rincones de la Patria.

Daremos un debate decisivo durante la campaña que se avecina, en medio de conocidas restricciones autoritaristas, la desinformación de la opacidad como política de gobierno, el peculado de uso y la disposición delictiva de bienes y recursos públicos. No nos amilana la sobre confianza de quienes delinquen para conservar el poder institucional, que no han ejercido a favor de los vecinos y la ciudad. Su prepotencia pendenciera la conoce el pueblo, cuya mayoría decidió romper con esas prácticas oprobiosas.

Aquí, en nuestra histórica Caracas, la mayoría no se somete a los dictados del autoritarismo fracasado, ni a las engañifas e inconsistencias de quienes no han sabido interpretar el sentir del pueblo trabajador, la trabajadora humilde o el estudiante que se prepara y lucha por un futuro mejor.

Las triquiñuelas de la polarización serán vencidas por la mayoría del pueblo. No por casualidad, somos el Municipio Bolivariano Libertador. Tenemos derecho a una vida digna, armoniosa, eficiente y productiva, que es lo que toda la gente reclama a viva voz.

Con esa decisión popular como motivación principal, entraremos a la campaña electoral. Vamos al debate franco, vigoroso y útil. Personalmente, doy la bienvenida a nuestros contrincantes por el voto popular; no son nuestros enemigos ni los queremos aplastar ni hacer desaparecer. Aspiramos derrotarlos con la voz del pueblo, democráticamente y en paz, sin procacidades ni desconsideraciones humanas. Contribuiremos a elevar la calidad del debate, como exige la mayoría de caraqueñas y caraqueños, obstinada de los discursos polarizados, agresivos y mendaces.

Acompáñenme en la construcción del triunfo por Caracas. Será popular, democrático y participativo; integrador de todas las potencialidades para el desarrollo futurista de nuestra ciudad.

No haremos una campaña dispendiosa. El pueblo le va a hacer vacío a la costumbre gubernamental de dilapidar recursos públicos, derrochar dinero sucio y utilizar delictivamente recursos del Estado.

Mi vida la he dedicado al pueblo venezolano. Nunca me he lucrado de las funciones públicas que he desempeñado por decisión popular. Retumba en mí, la voz del Libertador Simón Bolívar: “El talento sin probidad es un azote”.

Juntos lograremos el objetivo, camino a la reconstrucción de la Patria.

Con afecto,

Manuel Isidro Molina