Este frente permite meter en el mismo saco de gatos a las familias de las víctimas de asesinatos políticos y torturas y a ex chavistas tales como Miguel Rodríguez Torres y Luisa Ortega Díaz
Humberto González Briceño
La Mesa de la Unidad Democrática está tratando de revivir cambiando sus formas pero no su sustancia. En esencia sigue siendo una alianza de partidos que trata de negociar condiciones electorales con la dictadura. Pero ahora en lugar de dar la cara se esconde detrás de un llamado Frente Amplio supuestamente integrado por organizaciones de la sociedad civil.
La semana pasada se realizaron dos eventos para presentar este “frente amplio “que se inaugura con la misma narrativa retórica y demagógica de la MUD. Sin propuestas concretas y con una prosa descolorida y difusa esta nueva máscara anuncia que luchará por mejorar las condiciones electorales tal como lo ha hecho la MUD hasta ahora.
Fracasa deliberadamente este Frente en caracterizar al gobierno de Nicolás Maduro como una dictadura y siguiendo el refinado y delicado lenguaje de los asesores de la MUD prefiere llamarlo autoritarismo. Grave ausencia de definición política.
En lugar de atacar la base de la ilegalidad chavista que nace en la Constitución de 1999, en un desenfrenado arrebato de sospechoso civismo, el frente en su documento anuncia que defenderá justamente esa Constitución.
Por supuesto, a la convocatoria a este sainete muy mal llamado frente amplio solo atendieron esas organizaciones de la sociedad civil que son manipuladas por los partidos políticos que integran la MUD. En otras palabras, se fabricaron una sociedad civil que viene operando como apéndice de esos partidos. En esos eventos no participaron representantes de la Conferencia Episcopal, ni de la resistencia, ni militares y por supuesto fue notoria la ausencia de organizaciones e individualidades genuinos representantes de la verdadera sociedad civil que difieren de la MUD.
Desde el principio la convocatoria fue selectiva y eso demuestra que más que un frente político la MUD simplemente ha creado un club de amigos incondicionales para que les haga el trabajo que por su propia debilidad política ellos no pueden hacer.
Y siguiendo el comportamiento de esos partidos ya se están repartiendo los cargos de ese frente confirmando su naturaleza esencialmente burocrática.
La unidad que propone este frente es del tipo de unidad que permite meter en el mismo saco de gatos a las familias de las víctimas de asesinatos políticos y torturas a compartir en la misma mesa de unidad junto a ex chavistas tales como Miguel Rodríguez Torres y Luisa Ortega Díaz. Esta idea oportunista de unidad no es nueva. Es la misma que la oposición electoral manoseó para apoyar en su momento a Francisco Arias Cárdenas y luego para darle cobijo a Henri Falcón.
Todo esto presenta a una MUD desesperada por recuperar su influencia política la cual ha perdido ante el masivo movimiento abstenciones en toda Venezuela que se ha desmarcado del oportunismo político y de la estafa electoral.
La unidad verdadera que reclama Venezuela es la unidad con el propósito único de derrocar la dictadura de Nicolás Maduro. Llamados ambiguos y blandengues a negociar condiciones electorales con el régimen, aunque vengan disfrazados de sociedad civil, solo buscan la cohabitación con el régimen.
No se le puede llamar frente porque es la MUD quien está escondida detrás y no da la cara. Tampoco es amplio porque hay numerosos sectores civiles y militares que no participan allí por no suscribir la estrategia de la cohabitación para sacar a la dictadura. Se trata en realidad de un club de amigos donde todos están de acuerdo con todo y nadie contradice a nadie. Tal como operan los partidos políticos, sobre todo los de la MUD.