Tan grave como no poder oír es no querer oír. Sobre todo cuando se trata de una voz que refleja una angustia colectiva
Gustavo Luis Carrera
La estructura social se afirma sobre una institucionalización cuya solidez le brinda una perspectiva de confianza y de apertura hacia el futuro. Una base fundamental en esta nivelación funcional está representada, en nuestra sociedad, por la Iglesia; institución acendrada históricamente por un devenir de más de dos mil años. Y nadie, creyente o librepensador, puede ser indiferente a su palabra «urbi et orbi».
LA IGLESIA COMO INSTITUCIÓN HUMANISTA. La indudable autoridad de la voz de la Iglesia viene del hecho originario de su índole humanista. En efecto, jamás veremos a un representante eclesiástico predicando la violencia o justificando la muerte infringida por un semejante a otro. Ningún sacerdote preconizará la destrucción la discriminación, el odio social. La positividad en la defensa de los valores humanos afirmativos da a la Iglesia una singular autoridad en la dimensión total de la sociedad.
LAS ADVERTENCIAS DEL CLERO VENEZOLANO. En el caso específico venezolano, la Conferencia Episcopal ha mantenido a través de los años una ingente labor informativa a propósito de la realidad nacional. Es una especie de termómetro social que mide, periódicamente, el grado de avance de una crisis que ya es angustia colectiva. En cada ocasión, el clero venezolano ha hecho una oportuna advertencia a toda la sociedad, incluyendo al gobierno y a la colectividad en pleno, sobre las condiciones deprimidas y hostiles que van haciendo decaer el nivel de la vida material y espiritual de un pueblo. Hacen sugerencias concretas destinadas a aliviar la situación de desastre económico; o señalan posibilidades prácticas de superación social y política, como la de posponer unas elecciones apresuradas que se hacen sospechosas. Así, en cada ocasión. y sorprende que, inexplicablemente, los partidos políticos guarden silencio ante la valiente denuncia pastoral. ¿ignorancia o prejuicio? en todo caso, no hay explicación lógica y digna.
UN SOLO PROPÓSITO: EL BIEN COMÚN. Si algo vigoriza el planteamiento sistemático de la Conferencia Episcopal Venezolana es su objetivo ineluctable dentro del pensamiento cristiano: los intereses colectivos. Nadie puede negar el deterioro general que salta a la vista e instaura una cruel angustia generalizada. Y así como todos padecemos estos males crecientes y asfixiantes, para todos es innegable que la voz de la Iglesia va dirigida a exaltar la obligación de atender las necesidades perentorias de una población; necesidades que ya rayan en requerimientos para la supervivencia. Es decir: el único propósito es el bien común. ¿y hay ojos tan ciegos e insensibles que no ven cómo se materializa la voz de la iglesia?
VÁLVULA: «Tan grave como no poder oír es no querer oír. Sobre todo cuando se trata de una voz que refleja una angustia colectiva y persigue un bien común. Así acontece con la incomparable voz de la Iglesia venezolana, angustiada por el triste espectáculo de una sociedad decadente y trágicamente condenada a niveles inhumanos de supervivencia apenas. Asombra y molesta profundamente que haya oídos públicos, de gobierno y oposición, sordos ante este reclamo humanitario».