“El anuncio de Maduro [de entregarle una mina de oro a cada gobernador ] es un evidente delirio, una patología minera-extractivista”, sostiene el exsenador Alexander Luzardo
Noel Gómez Herrera
El denominado arco minero de Nicolás Maduro, a pesar de su fracaso económico y ambiental, se ha convertido en una obsesión, en una exacerbación del discurso del rentismo y el extractivismo minero, desde su promoción inicial con el lanzamiento del decreto 2.248 del 24 de febrero de 2016, denominado «Zona de desarrollo estratégico nacional arco minero del Orinoco».
Así lo considera el ambientalista Alexander Luzardo Nava, ex senador, autor de las normas ambientales de la actual Constitución Nacional, profesor titular en Derecho Ambiental y Desarrollo Sustentable en la UCV, autor de Proyecto Original de Pueblos y Comunidades Indígenas, en 1987 y autor de la Ley Orgánica de la Mega-reserva de Agua Dulce y Biodiversidad del Sur del Orinoco y la Amazonia, sancionada por la Asamblea Nacional.
Refiere Luzardo que el 10 de febrero de 2016, previo al decreto que crea el Arco Minero del Orinoco, se creó la Compañía Anónima militar de industrias mineras, petroleras, y de gas (CAMIMPEG), que induce a los militares a una concupiscencia con el delito y los negociados mineros, convirtiéndolos en garimpeiros.
CONTAMINACIÓN DE LAS AGUAS
-¿Qué ha significado el Arco Minero del Orinoco para la Venezuela actual?
-Luego de más de tres años de promoción, ese megaproyecto minero, que impacta gravemente sobre el ambiente, sus suelos, bosques tropicales, el agua dulce, las áreas protegidas, los pueblos indígenas y la población en general de Guayana, y que se expande hacia el Amazonia y el Delta del Orinoco, con evidente atentado a la soberanía del país, es un fracaso, más que evidente, incluso como proyecto económico.
-¿Cuál ha sido el mayor daño ambiental de ese megaproyecto minero?
-Contaminar las reservas de agua dulce, mermar la biodiversidad, es un crimen de lesa naturaleza, lesa humanidad y lesa patria. El arco minero es el crimen ecológico del socialismo del siglo XXI. El fracaso se evidencia también en el aumento de los pasivos ambientales en la Guayana – Amazonia, como consecuencia de la contaminación mercurial y de cianuro en ríos como el Orinoco, el Caroní, el Caura y demás cuerpos de agua.
UN PUÑADO DE ORO
-¿El ingreso de recursos provenientes de la minería justifica semejante destrucción del medio ambiente?
-Por un puñado de oro no puede un gobierno, si es que se le puede llamar así, destruir el equilibrio y la pristinidad ecológica de la Panamazonia que abarca los estados Bolívar, Delta Amacuro y Amazonas. ¿Cuánto valen los ríos de agua dulce?, ¿Cuánto vale la cuenca del Caroní, que hoy surte de electricidad a Venezuela en un ochenta por ciento, con su complejo hidroeléctrico del Guri?
-¿Desde la actual Asamblea Nacional se ha legislado para frenar la destrucción del Arco Minero?
-La Asamblea Nacional sancionó el 27 de noviembre de 2018, la “Ley Orgánica de la Mega-reserva de Agua dulce y Biodiversidad del Sur del Orinoco y la Amazonia», que expresamente deroga el mal llamado y usurpador arco minero y crea el gran corredor ecológico del sur de Venezuela, con una extensión de más de 360.000 kilómetros aproximadamente 36 millones de hectáreas de áreas protegidas (parques nacionales, reservas de biosfera, zonas protectoras, hábitat y territorios indígenas). Un patrimonio transgeneracional insustituible.
EVIDENTE DELIRIO
-¿Qué opina del anuncio del dictador Nicolás Maduro de asignarle una mina de oro a cada gobernación y a cada “protectorado” del país, para que obtengan sus recursos económicos?
–El anuncio de Maduro, en un evidente delirio y patología minera-extractivista, de darle o reasignarle concesiones mineras en la frágil Guayana, a veinte gobernadores, no es más que un reciclaje del mismo discurso insustentable del rentismo minero. Pretende Maduro seguir desmembrando el país y promoviendo la anomia, la criminalidad ambiental y social, en esos espacios geográficos de la cual depende el presente y el futuro de Venezuela
-¿Es tal la abundancia de oro como para asignarle una mina a cada gobernación para que resuelvan sus angustias económicas?
-El anuncio de Maduro, parte de un supuesto falso, ya que Venezuela no es un gran productor de oro, no aparece en los primeros veinte productores de oro del mundo, basta revisar todos los ranking y portales para comprobar que nunca el país ha producido grandes cantidades de oro, más allá de la importancia local. En todo caso es una promoción de la legitimación de capitales y la búsqueda afanosa por terminar de raspar la olla.
REVOLUCIÓN ANTI-ECOLÓGICA
-¿Estamos ante un reparto corrupto de concesiones mineras a los gobernadores de estado?
-Tendríamos que concluir que la Republica se está perdiendo, se está desvaneciendo, se está evaporando en manos de Maduro, y la complicidad de sectores cupulares militares y políticos. Ahora, de manera descarada también somete al reparto corrupto de concesiones entre gobernadores con la idea que se hagan cómplices del ecocidio del arco minero. Serían 20 arcos mineros cuyo paragua es el plan contra la patria, cuyo fundamento es minero, petrolero y carbonífero. Más destrucción y contribución al cambio climático. De allí que el mal llamado «plan de la patria», se traduce en una catástrofe ambiental, social, económica y moral. Maduro dice como aquel rey francés: «después de mí, el diluvio»
– ¿Cuáles son los daños colaterales de la política de rentismo minero que adelanta Miraflores?
– Con el país transformado en veinte arcos mineros, Maduro induce al facilismo, a la improductividad, al relajo, la corrupción. Esa es la concepción del rentismo histórico acrecentado con creces. El país y su ambiente sucumben, ya que sin el frágil Sur de Guayana – Amazonas, el norte de Venezuela no es viable. Es una revolución antiecológica que trata de implicar en el desastre a la sociedad, a los militares, a los indígenas y dirigentes políticos, sociales y empresarios. Hacerlos cómplices morales y materiales de su propia destrucción.