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CRÓNICAS BOLIVARIANAS/Dame mi mina, Maduro

El narcotirano, en un capítulo arrancado del “Corazón de las Tinieblas” de Joseph Conrad, le ofrece a cada uno su mina, de oro, coltan, de cualquier metal precioso

Omar Estacio Z.

            Maduro, anda en son de otorgarles explotaciones mineras a los mandatarios regionales de tendencia oficialista. El anuncio se produjo el martes pasado. Una mina, para el bribón, gobernador de Zulia, por transformar en erial ese noble estado. Otra, para la alcaldesa de Caracas, no por sanear al Guaire, sino por expandirlo a la ciudad entera (¿Cómo se llamará la tal alcaldesa? ¿Existe la supuesta dama, en realidad? Tenemos que averiguarlo).

A las narcoguerrillas del ELN, de las FARC, del terrorismo islámico.  A chinos, rusos, iraníes, turcos, el aludido Boves del Siglo XXI, corregido, aumentado, más depravado, desvergonzado, cucuteño para peores señas, ya les había otorgado sus minas, sin tanta farra. José Tomás Boves, al menos, era guapo. Su émulo, ni eso, a la luz de su semblante de terror en los episodios de Vista Rosa, isla de Margarita y del dron narcotiranicida de la avenida Bolívar.

El reparto de botín de guerra con los aventureros llegados de cualquier confín – “miti-miti” porque en la Robolución no hay almuerzo gratis- incluye derecho a contaminar con cianuro y mercurio las cabeceras de nuestros ríos y caños, pérdida de nuestra biodiversidad, bombardeo de parques nacionales, licencia para el hampa internacional de trato esclavo en perjuicio de los venezolanos residentes en los 111 mil kilómetros cuadrados – el 12% del territorio nacional. Todo dentro de concesiones por 35 años para el expolio más inmisericorde. “Un Desastre Planetario en Pleno Desarrollo” lo llamó nuestro documentalista Miguel Yabrudes en su impecable audiovisual.  

Ni un solo gobernador o alcalde de tendencia oficialista ha levantado la voz, contra la depredación. Ahora el narcotirano, en un capítulo arrancado del “Corazón de las Tinieblas” de Joseph Conrad, le ofrece a cada uno, su mina, de oro, coltan, de cualquier metal precioso. Hay que apaciguarlos, aplacarlos.  No están indignados por el expolio en sí, sino por no participar en el mismo. “Hagan cola, señores gobernadores y alcaldes oficialistas ¡Orden en la orgía!”   

 @omarestacio