El valor del petro no obedece a ningún criterio económico porque el mismo no es objeto de transacciones en el mercado y por ello su valor es el producto de un acto burocrático
José Guerra
Como resultado de la política económica del régimen, el salario de los trabajadores venezolanos ha sido pulverizado por la hiperinflación. En realidad no hay salario que aguante el empuje de unos precios desbocados con lo cual trabajadores activos, pensionados y jubilados hoy están arruinados.
Hace una semana, en medio de esos anuncios como el que realizó hace más de seis meses cuando pidió a todos los ministros poner sus cargos a la orden y todavia éstos permancen en esos cargos, Maduro planteó que adoptaría medidas supuestamente para proteger el salario que él mismo ha destruido con sus política y con su modelo.
Lo trágico del caso es que en esas ocurrencias dijo que se pretendía vincular el salario con el petro.
Los datos son contundentes. El salario mínimo que devengan los trajadores activos y jubilados y que abarca algo más del 50% de quienes trababan o trabajaron en el sector público venezolano es US$ 2 mensuales mientras que para adquirir la canasta alimentaria hace falta por lo menos veinte salarios mínimos. Ello sugiere el estado de precariedad en la cual se encuentran los venezolanos. Se trata de más de cuatro millones de pensionados del Seguro Social y otros dos millones que devengan ese salario mínimo miserable.
La idea de vincular el salario al petro es un disparate mayúsculo debido a que el petro no es una referencia válida que sirva como ancla para establecer los salarios. Ello debido al hecho que quien determibna el valor del petro es su emisor que el régimen madurista. Cuando un país fija el salario con respecto el dólar o al euro, por ejemplo, es claro que ninguna de estas dos monedas puede ser manipulada por el gobierno y por esta razón se asegura el mantenimiento del poder de compra de los salarios. Contrariamente, el valor del petro no obedece a ningún criterio económico porque el mismo no es objeto de transacciones en el mercado y por ello su valor es el producto de un acto burocrático. Pero más allá de esto, el hecho es que para todos los fines prácticos el petro es inexistente y por por esa razón atar los salarios al petro carece de cualquier sentido conceptual o práctico. No se puede fijar el salario a algo inexistente.
Por estas razones lo mejor que pueden hacer hacer los trabajadores venezolanos es exigir que sus salarios, pensiones y jubiliaciones se determinen sobre la base de unos de los siguines criterios. Por una parte, una canasta de bienes y servicios calculada por un ente con credibilidad técinica o por la otra, con base en el dólar en el entendido que se trata de un cierto monto de esa moneda que sirva para adquirir el valor monetario de esa canasta.
Es inaceptable que quienes trabajan y viven de sus trabajo se les quiera imponer el pago en petros.