Angel García Banchs: La dolarización real y financiera, observada desde el año 2019, llegó para quedarse, da igual si de forma completa: el dólar solo; o parcial: el dólar coexistiendo con una nueva moneda nacional
Enrique Meléndez
El economista Angel García Banchs considera que el hecho de que en la actualidad veamos dólares circulando en la calle, para la compra de mercancías, no significa que la oferta de dólares haya crecido, sino que antes los individuos y las empresas pagaban más con bolívares y ahora cada vez más lo hacen en dólares.
¿Cómo vio usted la situación planteada con el llamado Petroaguinaldo?
-Un desastre. El bolívar está en desaparición gracias al régimen de Maduro; y con el desplome de la actividad petrolera, en producción y exportación, el régimen dispone ahora de menos dólares. Por eso inventan el petro, un dizque criptoactivo que, al igual que el dólar y las divisas verdaderas, promete entregarte más bolívares a futuro; pero que, a diferencia de éstas, no es aceptado de forma universal en Venezuela ni en el resto del mundo; y, por tanto, no sirve para circular bienes y servicios de forma generalizada, ni tampoco para pagar deuda externa o importaciones. En palabras llanas, un parapeto con el que paga el Estado hoy con la promesa de recomprarlo a futuro a cambio de una mayor cantidad de bolívares, no bienes y servicios.
Diosdado Cabello dice que algunos comerciantes, que poseen biopago, se aprovecharon de la ganancia, que les produjeron las ventas en petro, y eso lo invirtieron en dólares. ¿Qué piensa usted?
Que tiene razón, que los comerciantes hicieron lo mismo, que hace él: proteger el poder de compra de su dinero, sólo que el de él es mal habido, y el del comerciante es producto de su trabajo, esfuerzo, tiempo, e inversión. La razón es simple: el petro y el bolívar no sirven para nada.
-Desde el viernes negro de 1983, específicamente 18 de febrero de 1983, el bolívar perdió su rol como reserva de valor – i.e. como activo. Claramente, nadie en su sano juicio ahorra en bolívares. Por el contrario, individuos y empresas prefieren irse corto: endeudarse en bolívares y largo: ahorrar en dólares, o moneda extranjera en general.
-Pero es desde finales de 2018, o inicios de 2019, que el bolívar no sirve ya ni para circular bienes y servicios. La razón es sencilla: la hiperinflación, un fenómeno imposible en una economía petrolera que, de forma artificial, la mafia cambiaria del régimen ha hecho realidad.
-La hiperinflación artificial, producto de la mafia cambiaria, ha hecho que el bolívar pierda a diario poder de compra respecto al dólar y las mercancías, por lo que ya la población no tiene bolívares en cartera ni para precauciones ni para ir al abasto a comprar lo que va a comer. Más bien, individuos y empresas han preferido desde 2019 mantener sólo dólares y cambiar a bolívares, únicamente, lo necesario para pagar sus impuestos, porque hasta las mercancías (bienes y servicios) se pagan ya en una moneda distinta a la nacional.
-En palabras llanas, la única razón por la cual el bolívar aún existe en circulación es por ser el único medio para pagar impuestos. Dicho distinto, basta con una orden ejecutiva del régimen de aceptar petros o dólares en el cobro de impuestos para que el bolívar desaparezca por completo.
Precisamente, en las redes sociales se maneja la idea de que el gobierno a la larga lo que pretende es sustituir el bolívar, por el petro. ¿Está de acuerdo?
-Puede ser que el régimen esté buscando eso. Lo cierto es que el petro es el reconocimiento implícito del fracaso del régimen en el manejo del bolívar; y que claramente éste va a desaparecer. Lo que no está claro es si la substitución del bolívar será por el dólar o, más bien, el petro. Sin embargo, sea como sea la dolarización real y financiera, observada desde el año 2019, llegó para quedarse, da igual si de forma completa: el dólar solo; o parcial: el dólar coexistiendo con una nueva moneda nacional.
-Pero, insisto, bastaría simplemente con ordenar el cobro de impuestos en petros para que este substituya al bolívar en cuestión de poco tiempo. Claro, la substitución no podría ser solo digital, por lo que en ese caso, necesariamente, deberían aparecer especies de papel moneda en petros, al igual que tendría que ordenarse la conversión inmediata por Decreto de los depósitos y contabilidad en bolívares del sistema bancario y no bancario a nivel nacional.
-Ya si el petro al cabo de un tiempo fracasa o no, lo que para mí es un dato, fracasará, es otra discusión. Pero es, como he descrito antes, que podrían hacer la substitución.
¿Piensa usted que todavía el bolívar es rescatable o mejor sería la adopción de una nueva moneda, como se hizo en Brasil?
El bolívar es insalvable ya, lamentablemente. Es un hecho, no una opinión, que la Revolución Bolivariana acabó con el bolívar.
¿Está en capacidad el país de llevar a cabo un proceso de dolarización?
-Como economista venezolano, me siento orgulloso de decir que, oportunamente, planteé y defendí con la mayor insistencia posible la necesidad de unificar el tipo de cambio y levantar los controles a tiempo, para poder salvar nuestra moneda nacional y evitar la debacle que vivimos. Específicamente, planteé que, la unificación cambiaria tenía que ocurrir, pues sino tarde o temprano entraríamos en la crisis humanitaria que, lamentablemente, llegó.
-Pero mi mensaje no llegó; y no me refiero sólo al régimen que secuestró al Estado venezolano, su Fuerza Armada, su Sistema de Justicia y su Tesoro, sino también a los políticos que han hecho vida en la supuesta oposición.
-Mi conciencia está tranquila. Pero, aún así la realidad que vivimos hoy es, precisamente, la que yo propuse evitar. El bolívar está en desaparición y, claramente, ha llegado la dolarización.
-Así, más que responder si estamos o no en capacidad de llevar a cabo un proceso de dolarización, te respondo que ya estamos viviendo ese proceso. El petro será un fracaso, porque no existe tal cosa como que haya confianza en una moneda, sin que la haya en quien la maneja; y nadie confía en Maduro y, debo decir también, tampoco en la oposición. Así que, si el régimen en el poder con el cual colabora, abiertamente, la oposición y el resto de los políticos no puede resolver el problema monetario, necesariamente, lo deberá resolver entonces la población por medio de la dolarización de facto, que es lo ha venido ocurriendo. Nótese que, para el argumento da igual si los dólares vienen del narcotráfico, el comercio o el turismo.
-Lo cierto es que, la dolarización de hecho es imparable. La hiperinflación, que salvo por la mafia habría sido imposible, ha dejado sin duda una cicatriz difícil de borrar. Desdolarizar a Venezuela costará Dios y su ayuda. Hacer que Venezuela vuelva algún día a confiar en una moneda nacional, no digamos siquiera para ahorrar, sino inclusive circular bienes y servicios, tomará ahora, al menos, un par de décadas haciendo las cosas bien, empezando por remover al régimen en el poder en vez de colaborar con él.
¿A qué se deben, a su juicio, esos saltos geométricos que se ve en el comportamiento del dólar?
A las expectativas. Poco importa la política crediticia restrictiva del régimen o la dolarización del crédito bancario que desestimulan la especulación con divisas. La velocidad de circulación del dinero digital (los depósitos bancarios en bolívares) siempre podrá ajustarse, para compensar por la caída de la demanda y oferta de crédito en bolívares con fines especulativos. Basta con que los pocos bolívares que hay circulen a una velocidad cada vez mayor, para que la política monetaria restrictiva del régimen se vea superada y el dólar siga en aumento. Lo anterior, en un contexto en que escasea la oferta de divisas de origen público y privado; la de origen público por la caída de las exportaciones petroleras y del endeudamiento en moneda extranjera de Pdvsa y el resto del Estado; y la privada por la incertidumbre y la propia caída de la actividad económica. El hecho de que en la actualidad veamos dólares circulando en la calle, para la compra de mercancías, no significa que la oferta de dólares haya crecido, sino que antes los individuos y las empresas pagaban más con bolívares y ahora cada vez más lo hacen en dólares.
-Entonces hay que necesariamente resolver el problema de las expectativas, para lo cual en la práctica a este punto existen tan sólo dos soluciones: la primera, sin duda, es la más sencilla, rápida y beneficiosa en el corto plazo, pero con mayor costo a largo plazo, la dolarización de facto o de iure; y la segunda es la menos rápida, más difícil y costosa a corto plazo, pero con mayores beneficios a largo plazo, que es la que yo he defendido: la intervención de una coalición militar internacional que, por el contrario, remueva al régimen para poder substituirlo, así como substituir el bolívar, pero por otra moneda nacional, lo cual no excluye el bimonetarismo o libertad monetaria; es decir, un sistema en el que el venezolano use la moneda que desea para endeudarse, ahorrar, invertir o circular mercancías, pero los impuestos se paguen únicamente en la nueva moneda nacional, que substituya al bolívar.
-La razón de lo anterior es simple: en la práctica, una dolarización sin una purga del Estado, y sin purga social, económica y política es pan para hoy y hambre para mañana. En ese caso, seguiría existiendo el Estado mafioso, la mafia de a pie en la economía, y un sistema político populista y socialista, que condenarían a Venezuela a la pobreza y la depresión económica, aunque con estabilidad.
-Y, yo quiero para Venezuela más que estabilidad de precios. Yo quiero un nuevo Estado, una nueva economía, una nueva moneda y, finalmente, un nuevo sistema político de corte liberal. Ruego a Dios que me dé la oportunidad de contribuir en ese proceso oportunamente. Privatizaríamos el subsuelo, las tierras, la industria petrolera y no petrolera, para que los políticos dejasen de ser los amos y pasasen a ser los siervos; para que la propiedad y, por tanto, el poder pasase del Estado y los políticos al ciudadano; para que pueda haber verdaderamente una República (Dictadura de la Ley); un libre mercado; para que el Estado garantice los derechos de propiedad, la vida y la vigencia de los contratos; y para que Venezuela pase, finalmente, del oprobio y pobreza a un sistema en el que abunden las libertades individuales y la libertad colectiva y que, por tanto, se acerque cada vez más a lo que sería un reino de Dios en la Tierra.