La crisis política venezolana ha desembocado en una situación de mayor aislamiento y precariedad para la dictadura militarista de Maduro-Padrino López
Oscar Battaglini
El trabajo sucio, en este caso, está referido a aquella actividad relacionada con la baja política, que se realiza deliberada e inescrupulosamente a sabiendas de que se incurre en una vileza o acción deshonesta reñida con la ética y la moral pública sin reparar en el daño que se le hace a la sociedad en general y a la conciencia ciudadana en particular.
Eso es lo que ocurrió con motivo de la sesión de la Asamblea Nacional prevista para el pasado 5 de enero y que debió realizarse en el hemiciclo del Palacio Federal Legislativo a propósito de la instalación de su nueva junta directiva.
Lo primero que salta a la vista ante el bochornoso espectáculo ocurrido ese día, es que dicha acción fue minuciosamente planificada. Se percibe igualmente que la misma estuvo en el cálculo político de la dictadura, desde el momento mismo en el que, de común acuerdo con el “sector opositor” de “la mesita de la Casa Amarilla” tomó la decisión de reincorporarse a la Asamblea Nacional. Esto, dicho de otro modo, significa que en ese cálculo no sólo estuvo la intención de ejecutar un golpe de Estado definitivo en contra de la AN, sino también sabotear una vez más -al estilo que mejor los caracteriza- cualquier posibilidad de designar un CNE autónomo y llegar a un acuerdo negociado para la superación de la insostenible crisis por la que atraviesa la sociedad venezolana.
Es evidente además, que en la ejecución de ese plan, la dictadura militar-madurista no actuó sola, sobre todo en la parte relacionada con la ejecución del trabajo sucio. Allí contó con la activa participación de un grupo de mercenarios de la politiquería, miembros de la Comisión de Contraloría que aparecían como militantes “de oposición”, los cuales venían siendo objeto de señalamientos por haber aceptado sobornos de parte de la dictadura (por alguna razón se les denomina “el grupo Clap”) para actuar como provocadores. Y, por otro lado contó con la muy consciente, deliberada y activa participación de uno de los cuerpos especiales de la Policía Nacional y de la Guardia Nacional (cuarto componente de la FAN) que tiene a su cargo la custodia del espacio y las instalaciones del Poder Legislativo.
La dictadura contó con el «Grupo Clap», la GN y la PN para su plan 5-E
La manera como, una vez más, se comportó este cuerpo represivo al impedirle el acceso a la mayoría parlamentaria de oposición, pone de manifiesto dos cosas sumamente importantes:
- Que la fuerza armada chavista (facha), bajo el expreso y directo control de Padrino López, estuvo en todo momento en la preparación ejecución y seguimiento de este abominable hecho.
- 2- que la fuerza armada chavista (facha) ya no sólo actúa como la guardia pretoriana de la dictadura, sino que, de hecho, se ha erigido en una suerte de centro del poder dictatorial-militarista que entiende de todo y que todo lo decide. Ejemplo de esto es la inocultable diversidad de funciones político-administrativas que la oficialidad de la facha ha venido desempeñando al frente de las distintas dependencias del Estado, instituciones, organismos, ministerios, gobernaciones, en la dirección de la actividad petrolera, en las industrias básicas de Guayana, en la explotación de los recursos naturales (Arco Minero del Orinoco),en la distribución de alimentos a nivel nacional. Esto, sin formular ninguna maliciosa alusión al contrabando de gasolina
En el caso particular de Padrino López, éste no sólo se desenvuelve como ministro de la Defensa, o como encargado de la presidencia de la República para la distribución de bienes (alimenticios y de otra índole) a escala nacional, y como empresario para la explotación del Arco Minero del Orinoco (AMO), sino que se permite intervenir abierta y descaradamente en la vida política del país cada vez que le viene en gana, violentando las disposiciones constitucionales que lo prohíben expresamente.
En relación al bochornoso espectáculo del 5 de enero en la AN, ha declarado cínicamente Padrino, que la soldadesca de la Guardia Nacional sólo intervino “para garantizar la seguridad a los diputados del Poder Legislativo”. Al hacer esta afirmación está ocultando, 1- el verdadero propósito por el cual la GN tenía expresas instrucciones de impedir el acceso a la representación parlamentaria opositora (mayoritaria) al hemiciclo de la AN, que no era otro, que el intento de darle un golpe de Estado definitivo al último reducto de la democracia en este país. 2- la proverbial brutalidad represiva con la que actuó la GN al impedir la entrada de los diputados demócratas. 3- la posibilidad de que se abra paso en la conciencia de la oficialidad de los distintos componentes del estamento militar, y de la GN en particular, la certeza de estar siendo utilizados, grotescamente manipulados por la camarilla (cívico militar) que controla el poder político, en la realización del trabajo sucio, y de ser ellos quienes siempre aparezcan en primer plano coartando o impidiendo la libre realización de sus derechos a una población agobiada por una situación económico-social insostenible, y a una oposición democrática en lucha por hacer viables esos derechos.
Se pretende sobre todo ocultar el odio y el desprecio que se ha venido acumulando en el imaginario político de la población venezolana en contra del estamento militar, al que se responsabiliza (con toda razón) de ser el ejecutor del trabajo sucio que en definitiva es lo que mantiene o hace posible el sostenimiento de un orden económico, político y social que nos afecta gravemente a todos los venezolanos.
Lo ocurrido posteriormente al intento de golpe de estado fallido en contra de la AN, y sobre todo con la designación de su nueva junta directiva con estricto apego a la Constitución de la República y a su reglamento interno de debate, la reelección de Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional y como presidente encargado de la República, y con la retoma por parte de la oposición del Palacio Legislativo el 7 de enero, queda evidenciado que es muy poco o casi nada, lo que la dictadura militarista puede derivar como saldo favorable de su intento de imponer por la fuerza una directiva fraudulenta a la AN, con el propósito de apoderarse del único poder autónomo y democrático que todavía existe en el país. Si a esto añadimos: 1- el efecto extremadamente negativo que esa intentona ha tenido en el imaginario de la sociedad venezolana; 2- el hecho de que los países de todo el mundo que han venido reconociendo a Guaidó (más de 60) y a la Asamblea Nacional como el único poder legítimo de Venezuela, le hayan ratificado su apoyo; 3- que países como Argentina, México y Panamá, que han decidido mantenerse neutrales frente a la situación venezolana, estén exigiendo que se respete la integridad y la legalidad de la Asamblea Nacional presidida por Guaidó, etcétera; dejan muy claramente establecido que la crisis política venezolana ha desembocado en una situación de mayor aislamiento y precariedad para la dictadura militarista de Maduro-Padrino López, lo que sin duda, hará cada vez más factible su caída y la ansiada recuperación democrática en nuestro país.