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#Coronavirus EL ENEMIGO INVISIBLE

Hay que lavarse las manos frecuentemente y el suministro de agua en todo el territorio nacional es extremadamente insuficiente

Luis Fuenmayor Toro/ PATÉTICOS

La llegada de la epidemia del coronavirus (COVID-19) exacerbó, en lugar de aplacar, la diatriba que sobre la ocurrencia de esta posibilidad ya se había desatado en el país y, principalmente, en las redes sociales que, nos guste o no, expresan la opinión de una parte de la gente de este país. Ya muchos habían dejado sentado que nuestro sistema sanitario preventivo adolecía de grandes insuficiencias y fallas. Para comenzar la inexistencia de estadísticas actualizadas, lo que lo hace andar a ciegas. Y ésta es una responsabilidad clara y más que evidente del gobierno de Nicolás Maduro. No se debe a las sanciones, ni a las acciones antinacionales de quienes llaman a la invasión, ni dependen de las relaciones de Guaidó con los Rastrojos ni de las estupideces que declaren en el exterior Julio Borges o Antonio Ledezma. Es este gobierno, siguiendo las prácticas de Hugo Chávez, quien oculta su incapacidad y negligencia no presentando estadísticas de nada. E incluso castigando a quienes se salgan de esta práctica malsana.

También se había hablado de la inoperatividad del sistema hospitalario, que no podría enfrentar la demanda de atención de los pacientes con COVID-19, que requirieran hospitalización con o sin asistencia ventilatoria pulmonar. Situación de la que también es responsable el gobierno de Maduro, precisamente porque es el gobierno real que tenemos, a menos que patéticamente insistamos, como lo hacen algunos, que el Presidente es Guaidó y que quien dirigen las acciones de contención del virus es el equipo nombrado por Guaidó, en cuyo caso sería también culpable de lo que ocurra. Vamos a entendernos. No se puede estar reclamando ser Presidente y aparentar estar actuando contra la epidemia, para luego salir a decir que Maduro es el culpable de lo malo que ocurra. La incoherencia patética está muy lejos de ser una virtud.

Esta diatriba, si realmente importara el país y sus habitantes, debió reducirse drásticamente una vez que hizo presencia el COVID-19 en el país. Para ser justos, el gobierno, a través del propio Presidente, llamó a enfrentar unidos la epidemia, declaró la necesidad de tomar acciones coordinadas con Colombia y Brasil y pidió en varias ocasiones que el señor Duque le contestara el teléfono. Eso fue real. No lo estoy inventando. Tuvo Maduro que apelar a la OMS-OPS para que presionaran al gobierno colombiano a entrar en relación con el venezolano. Les recuerdo en este momento, que los colombianos nos están enviando la segunda carga de pacientes con coronavirus después de Europa. Ellos, que se quejan tanto y reciben millones de dólares dizque para atender a los emigrantes venezolanos, deben entonces asumir su responsabilidad en relación con la epidemia actual.

Pero, así como Duque quiso utilizar la epidemia en su lucha contra Venezuela, lo cual le valió el repudio de su propia prensa, Guaidó se dedicó a tratar de aparecer como el Comandante en Jefe en relación con la epidemia, actitud que ha sido más que patética, al igual que lo ha sido la de quienes lo siguen. En lugar de asumir una actitud positiva e incorporarse en la lucha contra la epidemia, se dedicó a hacer politiquería barata con la misma, tratando de aparentar que son ellos quienes saben qué hacer y son ellos quienes están haciendo lo correcto. Dejó de lado la urgente necesidad de enfrentar y derrotar el peligro, para lo cual lo adecuado era una tregua en el enfrentamiento político, y se dedicó a utilizar la epidemia como arma contra el gobierno de Maduro.   

No se le pide a nadie que no señale las carencias extremas, que hacen de la lucha sanitaria asistencial en Venezuela un desfile de dificultades. Hay que lavarse las manos frecuentemente y el suministro de agua en todo el territorio nacional es extremadamente insuficiente. Así mismo, el servicio eléctrico, tan necesario para el funcionamiento hospitalario está por el suelo, producto principalmente de la desidia y la corrupción, a las que se suman ahora las sanciones contra el país. Jorge Rodríguez no dice nada de esto en sus alocuciones. Y debería… Guaidó, si quería trascender y no ser visto como lo ve la gente, ha debido ponerse a la cabeza de la obtención del crédito solicitado por Maduro al FMI. Como debió, en su momento, apoyar con todos los hierros el crédito de la CAF para el sistema eléctrico nacional y no permitir que la Asamblea Nacional que presidía no lo aprobara como en efecto sucedió.

No hay ninguna duda que este gobierno ha sido favorecido por la Providencia en tener la oposición patética que ha tenido prácticamente desde sus inicios.