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AISLAMIENTO NACIONAL/#LetrasAlMargen #GustavoLuisCarrera

Las palabras imponen su vigencia por la praxis cotidiana. Actualmente predomina la presencia    de   términos que  se  manejan  casi  como  sinónimos: aislamiento,  cuarentena, confinamiento, encierro, reclusión. Y no es para menos: el respeto de la limitación implícita en  estos  vocablos  es  una clave  evidente  en  la lucha  contra la pandemia globalizada que nos acosa despiadadamente.

LETRAS AL MARGEN / Gustavo Luis Carrera

            AISLAMIENTO INDIVIDUAL. La primera instancia en la previsión destinada a aislar efectivamente se  corresponde  con el comportamiento de cada uno, a nivel subjetivo. No sólo es  la condición  primaria para lograr el objetivo,  sino  que  su  cumplimiento es la pieza  clave  para  edificar  una  protección  válida  y  duradera.  De  hecho,  es la condición indispensable: si  no  hay  conciencia  asumida individualmente, es imposible pensar en una proyección  socializada.  Y  se ha  establecido, como puede comprobarse, en los parámetros posibles,  ese   aislamiento   personal,   con  una   ostensible    disciplina;  salvo   los    casos comprensibles de necesidad forzosa por razones de aprovisionamiento o de trabajo. 

         COLECTIVIDAD  AISLADA.  El  aislamiento  individual  conduce, en su natural suma societaria, al aislamiento  de toda una colectividad. El grupo humano, a  semejanza de las agrupaciones  de todas  las especies,  cierra  espacios  y  se  acuerpa,  en  conjunto,  para defenderse  del  ataque enemigo. Es una reacción natural, instintiva, inclusive puede decirse sin ambages: una reacción animal. Y resulta, al mismo tiempo, la recomendación difundida, a  nivel  mundial,  por  especialistas en materia de salud: aislarse para no contaminarse y no contaminar a otros. Es  una resta que se traduce en una suma. Tal es lo que se ha logrado en la actualidad ante la fatídica pandemia que, surgida en China, se ha hecho planetaria.

            UNA NACIÓN AISLADA. Ahora bien, en el caso de nuestro país hay que añadir un factor de poderosa significación: ya desde mucho tiempo antes de que se desarrollara la actual pandemia, Venezuela se encontraba en un marcado aislamiento. Basta con traer a colación hechos innegables: bajísima frecuencia de vuelos internacionales, niveles casi nulos de actividad turística, pérdida de la condición de país de enlace, ausencia de programas internacionales de intercambio y de estudios. Es decir: ya éramos un país enclaustrado, confinado en las cuatro paredes de la limitación frente a interactividad mundial. En tales condiciones, una nación aislada está menos propensa a contagios y a la diseminación viral que ahora agrede a toda la humanidad. No es el caso de recurrir al dicho tradicional de «no hay mal que por bien no venga», sino el de tomar en cuenta que en todo análisis del desarrollo del infierno viral que recorre el mundo como una tempestad devastadora, en nuestro país no hay que olvidar que se trata del aislamiento individual y colectivo de una nación que ya estaba aislada.

            VÁLVULA: «En el desarrollo de la terrible pandemia mundial en Venezuela, hay que considerar la disciplina subjetiva y colectiva en el acatamiento del lógico e indispensable aislamiento; pero, igualmente, el hecho de que ya desde antes, para bien o para mal, se trataba del caso de una nación aislada». 

                                                                                                              glcarrera@yahoo.com

EL AUTOR es escritor, crítico literario y ensayista. Miembro de la Academia Venezolana de Letras. Fundador del Instituto de Investigaciones Literarias. Exrector de la Universidad Nacional Abierta. Fundador de la Fundación del libro (Fundalibro) y del Sistema Nacional de Simposios de Docentes e Investigadores de la Literatura Venezolana