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LA SALUD: Obligación del Estado

“Lo que ha revelado esta pandemia es que la salud gratuita, nuestro estado de bienestar, no son costos o cargas sino bienes preciosos …; y que este tipo de servicios tienen que estar fuera de las leyes del mercado”. Enmanuel Macrón, presidente de Francia.

Oscar Battaglini

Estas afirmaciones hechas por uno de los más altos representantes de la burguesía europea y del sistema capitalista mundial, no sólo son concluyentes (irrebatibles) sino que ponen en entredicho y en cuestionamiento, el modelo que terminó imponiéndose en casi todo el mundo en la prestación de servicio de salud, y que está siendo rebasado por la pandemia del coronavirus.

Es evidente que el planteamiento del presidente Macrón que tiene como referente principal la situación existente en la prestación de servicio de salud en su propio país, impacta a todos los países del mundo, y sobre todo a aquellos como los Estados Unidos, Chile, que han estructurado sistemas de salud privados regidos por las leyes del mercado que dejan al margen (desprotegidos) a un alto porcentaje de la población que no dispone de los recursos suficientes para cubrir los gastos que impone el servicio de salud.

En el caso venezolano podría afirmarse que se ha llegado a una situación muy parecida a la de esas sociedades, pero por un camino muy distinto. Mientras en la mayoría de ellas se ha transitado del “estado de bienestar” a la situación por la vía de la reconversión neoliberal de la economía de los servicios y de la sociedad en su conjunto. Aquí, en nuestro país, eso es el resultado, por una parte, de la imprevisión, del agotamiento del parasitismo rentístico petrolero, y sobre todo de la incapacidad mostrada y demostrada por los sectores sociales y políticos que han dirigido al país -en particular del siglo XX al presente- para dotar a este de un plan de desarrollo y modernización estratégico general (societal) de la sociedad venezolana; y por otra parte la acción nefasta ejercida por el Chávez Madurismo en la dirección política del Estado durante largos veintiún años (21).

No se incurre en una exageración cuando se afirma que el país ha sido sometido por el régimen dictatorial militarista Chávez Madurista a u proceso de destrucción de todas sus estructuras societales que hoy arroja como resultado un cuadro catastrófico (dantesco) en el que nada o casi nada ha permanecido en pie. Esa es la situación y la imagen lamentable que hoy presenta el país, y de lo cual podemos dar fe la generación de venezolanos que -como testigos participantes- nos ha tocado soportar los horrores de la mala hora que, de una forma u otra, todos estamos padeciendo).

He aquí sin eufemismos, la dramática situación en la que a los venezolanos nos corresponde enfrentar la terrible pandemia generada por el coronavirus Covit-19, situación que nos coloca entre los países de mayor vulnerabilidad en el momento aciago por el que atraviesa la humanidad entera. Esto es así sobretodo porque: 1-estamos ante un régimen político incapaz, que no sólo ha demostrado reiteradamente una gran ineptitud para abordar y resolver los problemas que afectan la vida de todos los venezolanos, sino porque, debido a la destrucción que ha hecho del productivo nacional (en particular de la actividad petrolera) carece de los recursos económicos y financieros que le permitan enfrentar la creciente amenaza de la pandemia en nuestro país. 2- Porque la pandemia nos sorprende con un sistema o aparato de salud (particularmente el hospitalario) desmantelado y desasistido de los recursos tecnológicos e insumos requeridos para su normal funcionamiento, lo que, unido a los bajos salarios del personal médico, de enfermería, etc, ha provocado una masiva deserción de estos profesionales, lo que ha agravado aún más la crisis del provocada por el régimen dictatorial.

El sólo hecho de que la mayoría de los hospitales del país no dispongan de agua corriente de manera permanente; de kits o test para la verificación de los casos de coronavirus; de vacunas para prevenir enfermedades; de respiradores artificiales; de cloro, jabón y alcohol en cantidades suficientes; del combustible necesario para la movilidad del personal médico y pacientes, etc, nos da una idea muy clara de las limitaciones de nuestro país frente a este gran reto. 3- porque, del mismo modo estamos ante un régimen político autoritario que de manera ladina se sigue diciendo –en medio de la pandemia en pleno desarrollo- a la sociedad venezolana, en un lenguaje mendaz, que el gobierno dictatorial tiene control de la pandemia, que adelanta todas las iniciativas y medidas para contenerla, y que dispone de todos los recursos y requerimientos médicos para atender la emergencia provocada por la pandemia en desarrollo.

Con los medios de comunicación bajo su control y a su completa disposición, y toda esa esa sarta de mentiras y medidas efectistas como la visita casa por casa de los médicos de “barrio adentro” y las visitas de Padrino López y Remigio Ceballos a los mercados y estaciones del Metro para verificar el cumplimiento de la cuarentena social decretada por el régimen, se pretende que los venezolanos olvidemos la tragedia en la que nos han sumido los errores, despropósitos y desaciertos impulsados por el Chávez Madurismo, y comencemos a ver a Maduro y a toda la canalla (civil-militar) que lo secunda como nuestros salvadores, y como muy preocupados y diligentes en la lucha contra la pandemia del corona virus.

Se trata de un sainete montado por la dictadura militarista con un doble propósito: 1- ocultar sus carencias y limitaciones de todo tipo (económicas, financieras, medico asistenciales, políticas, morales, etc) que le impiden enfrentar adecuada, real y efectivamente las efectos negativos de la pandemia; situación que se les ha complicado todavía más con la negativa del Fondo Monetario Internacional (FMI) a adelantar esa operación de crédito sin la aprobación y consentimiento de la Asamblea Nacional legítima presidida por Juan Guaidó. 2- Crear la impresión (a todas luces falsa) por lo que acaba de verse, de que el Madurismo no necesita negociar y llegar a acuerdos políticos con la oposición para el tratamiento de la pandemia y de la crisis general que agobia al país.

Ante esa situación la Asamblea Nacional legítima y Juan Guaidó como presidente encargado, deben hacer en estos momentos dos cosas fundamentales: 1- Comenzar a asumir con determinación y audacia la dirección política del país. Sobre todo con lo que tiene que ver con la conducción de la lucha contra la pandemia. Esto se hace más urgente porque no hay duda (sin ánimo de ser pesimistas)de que la pandemia se va a extender y la dictadura se va a ver rebasada por esta tendencia. 2- Solicitar ante los países amigos la ayuda financiera requerida para atender adecuadamente la emergencia planteada.


EL AUTOR es historiador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, co-fundador del partido Liga Socialista y exrector del Consejo Nacional Electoral. Autor de los libros “Legitimación de Poder y lucha política en Venezuela” y “El medinismo, modernización, crisis política y golpe de estado”.