Hace pocos días ha circulado por las redes sociales un texto, sin autoría conocida, bajo el título: “No existe plan social gratis”, el cual ha despertado nuestro interés por cuanto se trata de una narrativa, con su correspondiente moraleja, que, consideramos constituye la mejor descripción, gráfica por lo demás, por su simplicidad, de los gobiernos populistas que proliferan en el mundo.
La intención del autor es, al parecer, alertar al pueblo español, con alcances a cualquier nación, para que evite caer en la tentación populista en la que ha caído una de sus ex colonias: la vieja Provincia de Venezuela.
El texto en referencia narra la situación en un aula de clases en la que un alumno pregunta al profesor si sabe ¿cómo se capturan los cerdos salvajes? A continuación, copiamos el texto completo de la narración: “En la mitad de una clase, en una universidad, uno de los alumnos, inesperadamente, le preguntó al profesor: ¿Usted sabe cómo se capturan los cerdos salvajes? El profesor creyó que era una broma y esperaba una respuesta graciosa. El joven respondió que no era una broma, y con seriedad comenzó su disertación: Para capturar cerdos salvajes, primero se localiza un lugar en la floresta al que los cerdos salvajes suelen ir, y allí se coloca diariamente un poco de maíz en el suelo. Así, los cerdos salvajes vienen todos los días a comer el maíz “gratis” y, cuando se acostumbran a venir diariamente, usted va construyendo una cerca alrededor del lugar donde se acostumbraron a comer, un lado por vez, cuando ellos se acostumbran a un lado de la cerca, vuelven para comer el maíz, y usted construye otro lado de la cerca…Ellos vuelven a acostumbrarse y vuelven a comer. Usted va construyendo la cerca alrededor, poco a poco, hasta instalar los cuatro lados del cercado alrededor de los cerdos. Al final, instala una puerta en el último lado. Los cerdos ya están habituados al maíz fácil y a las cercas, y así comienzan a venir solos por la entrada. Es entonces cuando usted cierra el portón y captura a todo el grupo. Así de simple, paso a paso, hasta que en el último segundo los cerdos pierden su libertad. Ellos comienzan a correr en círculos dentro de la cerca, pero ya están presos. Después, comienzan a comer el maíz fácil y gratuito. Se acostumbran tanto a eso que se olvidan de cómo cazar por sí mismos, y por eso aceptan la esclavitud. Incluso, se muestran agradecidos con sus captores y, durante generaciones van felices al matadero. Ni siquiera desconfían de que la mano que los alimenta es la misma que los mata. El joven le comentó al profesor que era exactamente eso lo que él veía que sucedía en su país, en su provincia, en su ciudad, con su pueblo. Los gobiernos populistas, en sus proyectos dictatoriales, escondidos bajo el manto “democrático”, estuvieron lanzando maíz gratuito durante tiempo suficiente para alcanzar la mansedumbre sistemática. Y cada nuevo “Gobierno Salvador” disfraza de “programas sociales” sus limosnas, da dinero que saca del bolsillo del propio trabajador, realiza misiones, planes, indulgencias, leyes de “protección”, subsidios para cualquier cosa, expropiaciones indebidas, programas de “bienestar social”, fiestas, ferias o festivales, uniformes, pan y circo, transporte “gratis”. Toda esa “gratuidad” que nos ofrecen tales estafadores, disfrazados de políticos, llena de felicidad a un pueblo mal acostumbrado con las migajas del maíz fácil y “gratuito”. Nos roban la capacidad de ser críticos, pensantes y personas emprendedoras. Sin embargo, claro que nada nos salió “gratis”. Consecuentemente, ¡“no existe almuerzo gratis”! Finalmente, si usted se da cuenta de que toda esa maravillosa “ayuda” gubernamental es un problema que se opone al futuro de la democracia en nuestro país, deberá compartir este mensaje. O cruce los brazos, y coma también el maíz… Y espere la matanza. España. Despierta”.
Mejor explicación del populismo, imposible. El texto en referencia es un retrato fiel y exacto de la situación venezolana. La Venezuela que destruyeron Chávez y Maduro y su asesor español Juan Carlos Monedero. El autor de la narración, a quien ignoramos, ha querido regalarle a España un espejo para que se mire.
Los venezolanos llevamos más de 20 años de domesticación. Nos hemos vuelto tan mansos y dóciles que ya trabajar no nos interesa porque nos dan maíz “gratis”, un maíz que se llama cajas clap, bonos por cualquier motivo, por insignificante que sea. Como buenos borregos vamos con cierta frecuencia a un corral construido por el CNE a confiar nuestra voluntad en un mesías redentor que debe continuar y mejorar el maíz. Así va transcurriendo la vida en el país, de corral en corral.