Se ha recuperado la capa de ozono, el mar se ha limpiado al bajar sus niveles de acidificación, han aparecido peces, aves y otros animales terrestres donde antes no se veían.
Gustavo Luis Carrera I LETRAS AL MARGEN
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Valientemente hay que asumir las consecuencias de las acciones emprendidas o descartadas. Tanto en lo personal como en el ámbito de una colectividad. Es una relación consecuencial: no cumplir con lo requerido es el camino directo al fracaso. Y del resultado hay que aprender, derivando una enseñanza que implica un cambio de conducta. Lección que debe rendir la experiencia ante la pandemia desatada en el presente.
DEBILIDAD SISTÉMICA DE LA SALUD PÚBLICA. La gran evidencia actual es el descuido general de la salud pública, a la cual se dedica muy bajo presupuesto. Faltan insumos y recursos humanos, así como instalaciones adecuadas para enfrentar una emergencia sanitaria. Más importancia se concede a la fabricación y compra de armas, así como a gastos políticos superfluos, que a la salubridad ciudadana.
LA COOPERACIÓN INTERNACIONES. China pecó de negligencia mundial escondiendo una epidemia y retrasando la advertencia a los demás países, buscando solventar secretamente la situación. Y el resto del mundo pensó que China estaba muy lejos como para que esto fuera una amenaza. La globalización en las conexiones internacionales hizo el resto. Y el resultado fue que una epidemia desarrollada en China, por omisión de acción oportuna, se convirtió en una pandemia planetaria, que ha alcanzado todo el orbe. La enseñanza a derivar es resaltante. En apariencias, se supondría que lo procedente ahora es afirmar las fronteras entre países, aislándolos; pero, resulta todo lo contrario: cada uno debe estar atento a lo que pasa en el otro, pues las repercusiones son efectivas e inmediatas. Una alerta a tiempo es la primera forma de prestar ayuda.
LA LECCIÓN INEXORABLE. La atención debe centrarse en el gran reto mundial: fortalecer la atención de la salud pública y aliviar la contaminación, resguardar el medio ambiente, no alterar los equilibrios que el orden natural promueve. Esta pandemia ha sido un reclamo de la naturaleza. El miedo ha cundido. Y con razón. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, dice que esta pandemia es «el reto de nuestra generación». Y no cabe duda de ello.Pero, es imperativo extraer la lección consecuente: irónicamente, esta crisis mundial, por reducción del consumo de combustibles y por cancelación de actividades agresivas contra la naturaleza, ha producido la descontaminación del ambiente; han bajado los niveles de dióxido de nitrógeno y de CO2 (dióxido de carbono); se ha recuperado la capa de ozono; el mar se ha limpiado al bajar sus niveles de acidificación; han aparecido peces, aves y otros animales terrestres donde antes no se veían.Si en esto nose advierte la evidencia de que una vez superada la crisis sanitaria actual, las cosas deben cambiar, ajustándose a un nuevo patrón de conducta internacional, se perderá la ocasión de reflexionar y actuar en pro del resguardo de la vida a nivel mundial.
VÁLVULA: «El auténtico cataclismo representado por la pandemia que se sufre actualmente, ya va rindiendo una irónica lección universal: si no se atiende apropiadamente la salud pública y se descuidan la contaminación y la agresión al medio ambiente, dando la espalda a la solidaridad internacional, la humanidad paga precios tan altos como este terrible desastre epidemiológico. Hay que aprender de los errores».
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