La lujosoa mansión, propia de ricos y famososos, le fue confiscada al magnate chavista, por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, al igual que otra decena de activos, entre ellos varias «empresas» de maletín.
Hace apenas quince años el economista Samark López Bello era un modesto empleado de la Gobernación del estado Mérida, cuyo titular entonces era el capitán retirado (4-F) Florencio Porras.
Se trasladaba a pie a su trabajo porque aún no tenía automóvil. En ese cargo lo ubicó su compañero en la Universidad de los Andes, Tareck El Aissami, de quien posteriormente se convirtió en su interpuesta persona en los colosales negocios con la «revolución» chavista.
En diciembre del año 2018 las autoridades de Estados Unidos le confiscaron bienes por más de siete mil millones de dólares en Nueva York y el estado de La Florida y a partir de 2019 se convirtió en una de las personas más buscadas por la DEA por lavado de dinero y narcotráfico, al igual que su socio y excompañero de estudios.
La mansión fue comprada por López en doce millones de dólares, en efectivo y queda en 325 Leucadendra Drive Gables Estates, Florida. Ahora se encuentra en manos del gobierno de Estados Unidos, próxima a sere subastada.
Asi lo reseña el portal venezolano La Gran Aldea:
«La propiedad confiscada a Samark López Bello, presunto testaferro de Tareck El Aissami, podría competir con la incautada en Barranquila al empresario colombiano Alex Saab, detenido en Cabo Verde, tras investigaciones sobre sus actuaciones ilícitas incluyendo las realizadas con el régimen de Nicolás Maduro. La de López incluye casa de huéspedes, una sala de cine, spa privado, nueve habitaciones, once baños y hasta un ascensor para cuando los señores estén tan cansados que les dé flojera subir al segundo piso. Obviamente, tanto bienestar incluye piscina, jacuzzi al aire libre, salida privada al mar -donde seguro anclaba su yate- y mármol, la piedra favorita de los “nuevos” ricos.
Tan lujosa es la gigantesca mansión que adquirió López Bello por 16,5 millones de dólares en la lujosa zona de 325 Leucadendra Drive Gables Estates, Florida, que la exclusiva compañía de bienes raíces Sotheby’s International Realty la tenía en su portafolio de subastas de propiedades de lujo, una ganga para el venezolano, porque inicialmente se ofertaba en 17,9 millones de dólares.
Construida en 2013, el diseño de la mansión estilo mediterráneo fue realizado por el afamado arquitecto Rafael Portuondo, en cuyo portal se encuentran obras similares dirigidas a vender las bondades de sus diseños solo para ricos. En la propiedad de Samark López el arquitecto construyó, sobre un lote de seis mil metros cuadrados, una mansión de 1.500 metros cuadrados rodeada de jardines con fuentes y un patio trasero “tipo centro turístico”, como asegura el vendedor.
Pero adentro sigue el asombro, porque la propiedad cuenta no solo con su propio cine “equipado a la perfección, ideal para el entretenimiento”, sino con un sistema de protección inteligente que garantiza la máxima seguridad a los ocupantes, abre y cierra las ventanas o persianas automáticamente, prende los sistemas de calefacción o enfriamiento de acuerdo con el clima, y mantiene la propiedad completamente comunicada con los interesados desde cualquier sitio donde se encuentren.
En el primer piso se ubica la cocina, del tamaño de un apartamento, equipada con todo y más. Máquina de hacer hielo, dos neveras industriales, varios hornos de pared y gabinetes y despensas como para alimentar a un ejército.
Esta propiedad se suma a las 14 compañías y locales a nombre de López Bello que han sido confiscadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, propiedades que fueron adquiridas por una compañía detectada como la máscara detrás de la cual se escondía este beneficiado por los multimillonarios contratos que obtuvo del sector petrolero y alimenticio en Venezuela como ha sido señalado por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
Investigaciones realizadas por Univisión demostraron que López compraba esas propiedades millonarias en efectivo.
López Bello es un prófugo de la justicia estadounidense y su mansión fue vendida por las autoridades de ese país en una subasta. Quien la adquirió lo hizo por 12 millones de dólares y, en estos casos, la subasta incluye hasta los muebles y la comida que dejó el propietario en su huida a Venezuela, donde seguramente vive igual de bien pero menos feliz sabiendo que tiene a sus captores respirándole en el cuello.
La mansión de Alex Saab, por su parte, es de unos 3.740 metros cuadrados y está valorada en 8 millones de dólares.
La vida de ricos y famosos de quienes apuntalan los negocios turbios del régimen venezolano».
Con información de lagranaldea.com