La reacción del gobierno de Nicolás Maduro frente a opiniones de un ciudadano como Nicmar Evans, viene a demostrar que la hipersensibilidad los puede llevar a cometer otros y otros errores, contando con un «poder judicial» pervertido y que espera a bien servir al patrón de turno. Este no es ni será el único caso, sin tomar en consideración el daño que ocasionan al firmar una boleta donde ya está tipificado el delito que presuntamente ha cometido el indiciado, quien es acusado de Instigación al Odio.
Felix B. Sucre CNP 8526
Hay que recordar que el pasado lunes la DGCIM, cuerpo policial encargado de ejecutar la aprehensión del peligro sujeto, identificado como Nicmar Evans, editor del portal Punto de Cuenta, sin ejercer resistencia, luego de informar sobre la presencia de los funcionarios, mostró la Boleta firmada por un juez de la República con la precalificación, con lo que dejaron en claro que el ciudadano citado por la «justicia revolucionaria» ya ha cometido el delito y tiene que ir a presión, porque no se puede andar instigando al odio y no recibir ningún castigo.
De hecho, ya Evans es un preso de Maduro. Lo sabe su familia y lo sabe el mundo, de dónde salieron reacciones en contra de la medida,cuanto por parte del secretario general de la OEA, la responsable de Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, al igual que de líderes políticos. Eso en nada importa a una revolución que no puede seguir tolerado que se le cuestiones; que, a través de artículos de prensa, se pretenda desestabilizar a la revolución.
No podemos dejar pasar que el hogar del hoy preso de Maduro, fue visitado, encontrándose su esposa Martha Cambero, su menor hijo y dos señores, madres de la pareja, quienes no recibieron un trato digno por parte de los funcionarios, al decir de la esposa de Nicmar,cla cuál agregó que de su casa sacaron equipos sin dar ninguna explicación. Es parte de la manera de actuar; tan parecida a los esbirros de la dictadura perezjimenista como las prácticas de la digepol-sifa, luego disip-dim. Dicen que no en la Corte Celestial los policías son buenos. Ave María.
Recordemos, sin perder el hilo de los hechos, que Nicmar Evans fue uno de los tantos, Miles para ser más concreto, de hombre y mujeres que creyeron en Hugo Chávez; que apostaron a él y el posible cambio al que se aspiraba en Venezuela, después de tanto despelote cometidos por los que tuvieron el poder desde 1959 hasta 1989, cuando Hugo Chávez asumió el gobierno, acompañado del MAS, PCV, IPC, LS, MEP y, una parte de Bandera Roja que acompañó a Elías Jaja; finalmente su partido MVR, el cual arrastró a cualquier cantidad de politiquitos, politiqueros, aventureros, fantoches, mercaderes y estafadores, los que inmediatamente pasaron a formar parte del proceso, conocido para el momento como bolivariano.
Lo que no podía faltar era el estamentos militar, entre ellos muchos que no estuvieron de acuerdo con criminal golpe del 4 de febrero, donde perdieron la vida muchos venezolanos y, para colmo, nadie los ha pagado. Hugo Chávez, se la daba de generoso, magnánimo, no tuvo complejos en recibir a esos militares y ponerlos en cargos de importancia, para lo que contó con el visto bueno de dos hombres que eran las piezas fundamentales, tal como José Vicente Rangel y Luis Miquelena. Otros de los fundadores del MVR jugaron al bajo perfil.
En la malcocha de Hugo Chávez, quien un día era una vaina y al otro día otra, hubo gente que apostó a los cambios, a la rectificación de rumbos. Tal vez allí entró nuestro compañero Nicmar Evans. «Nadie peca por un error involuntario», dijo San Agustín. No obstante, el avance del gobierno fue dejando mucho que desear; el gobierno parecía una piñata donde todos querían agarrar los caramelos. Muchos para en el suelo, de la noche a la mañana salieron de sus barrios a vivir, Eureka!, en urbanizaciones del Este. Vinieron también las novias a las que les compraron carros Ferrari, de contado. Hay mis barina, quien te viera.
Por los precios de Petare, callejón El Hatillo vivió un par de ellos, conocidos como los Cabellos, pobres de solemnidad, apostadores de caballos en escalas infimas. Los propios patas en el suelo, como decía Chávez cuando pretendía hacer alarde de su lucha contra el burocratismo, la ineptitud y la corrupción. Su familia ya había cambiado de estatus, como otras. Ya veíamos carros vergatarios en los aparcaderos de los restaurantes del Este. También el convite se hizo habitue’ en el interior del país, donde la corrupción comenzaba a hacerse sentir, mientras el discursos revolucionario formaba parte de la realidad.
Los cuentos también se hicieron presente, sobre todo cuando lanzaban el estribillo de: «con hambre y sin empleos, con Chávez me resteo».
Los bolsas siempre serán los bolsas. La corrupción no se detuvo. Los amigos y los compadres de Hugo Chávez, al igual que sus diputados, alcaldes, concejales hacían desastre en sus municipios, estados. En los ministerios las historias comenzaron a escucharse. El vestido se hizo de marca, carteras y perfumes caros; se habló hasta de un barco, cuadros, en fin, la revolución comenzaba a tener sus propios gustos. Todo eso lo permitía Chávez para tener control de esa gente, otros decían que él no sabía nada. El país se fue hundiendo, el expropiarse se hizo popular, la presencia de los chulos comunistas cubanos también fueron parte del festín. Venezuela comenzaba a tener problema en sus servicios básicos, Chávez lo quiso arreglar con millones, sin tomar en cuenta que esos ministros eran los mismos ladrones de un pasado enrroque. Los hombres y mujeres, formados en las luchas estudiantiles,cortos hijos de viejos militantes comunistas que se identificaron con esa gestión, reinaron desencantados con Hugo Chávez, la gran estafa política, revolucionaria y moral que hemos conocido en la Patria de Bolivar, donde el bolivarianismo sólo fue un pretexto, como es un pretexto la moral revolucionaria de la que habla reiteradamente Nicolás Maduro, el gran responsable de lo que hoy tenemos y que no sabemos hasta donde llegará sino se para esta locura.
Hoy se sabe que Nicolás Maduro no tiene escrúpulos para tratar con escorias, paramilitares. Un ejemplo es el caso de Alex Saab. Aquí hoy estamos entrampados, mientras un país padece la peor crisis económica, aún contando con las mayores reservas petroleras de mundo, el ciudadano de a pie apena gana 4 dólares, mientras los países que fueron ayudados con los dineros del petróleo venezolano están bien. Es más, estamos peor que Cuba; y mucho más que Haití. El responsable es Nicolás Maduro, el PSUV y el Alto Mando Militar.
No es un artículo de opinión de un exchavista como Nicmar Evans, quien ha cometido el delito de salirse del circo revolucionario. El sabe que el entorno de Miraflores, dónde manejan todo tipo de negocios para enriquecerse, hecho que está a la vista, y que si vamos más allá, podemos decir que aquí no hay un sujeto de esos que aguante una investigación, ya que no pueden hablar de herencias, de loto, kino o cuadro del 5y6 porque hasta con eso acabaron. Ahora no hay gasolina, pero ya se están apropiando del covid-19.
Finalmente,cae puede hablar de las propiedades, de las grandes riquezas de chavistas, maduristas y afines, quienes manejan oro, coltran, coca, entre otras. Porque cada quien se hace acompañar con sus propios soles, así los carteles no lo indique. Hoy, en un acto de solidaridad con Nicmar Evans y su familia, esperamos verlo pronto, con o sin plataforma de conflicto nacional o con una biblia bajo el brazo