¡Todo lo que va a suceder tiene su hora, y la hora de Dios es Perfecta!
Félix B. Sucre
Recuerdo que esa era una expresión recurrente del entonces candidato Hugo Chávez, quien se elaboró un discurso panfletario para conquistar voluntades, frente a unos candidatos que no motivaban ni a las flores del desierto, entre ellos Henrique Salas Romer (Proyecto Venezuela), la bella Irene Sáez (por Copei) y Luis Alfaro Ucero (AD), los cuales no lograban parar el crecimiento de Hugo Chávez, quien contaba con el MAS y el nuevo MVR.
Hugo Chávez le dió poder y beligerancia a los militares, entre ellos al generalato y al almirantazgo, con lo que los militares comenzaron a violar el artículo 328 de la Constitución, ya que pasaron a ser parte del grupo de mando de quién estaba en Miraflores, el mismo que llegó a decir que los militares son como condones, uno los usa y los bota y no ha pasado nada. Pues bien, no paso nada. Y no pasaba porque, gracias al Plan Bolivar 2000, los militares comenzaron a manejar miles de millones de bolívares a sus anchas, entonces su «comandante en jefe» podía decir de ellos lo que mejor les pareciera: ellos se estaban enriqueciendo; podían hacer negocios lícitos e ilícitos también, como el contrabando y hasta, casi se presentaba la oportunidad, mirar hacia otro lado y dejar pasar cualquier cargamento de marihuana o de cocaína.
Muchos fueron los casos que señalaron los medios de comunicación, mucha también fue la alcahuetería del Polo Patriótico que jamás se pronunció por esos hechos. Hugo Chávez y su pandilla hacia y deshacía en Venezuela. Él buscaba ganarse un lugar en el mundo como un gran líder revolucionario. A fuerza del petróleo lo logro.
Es lo que no ha podido lograr Nicolás Maduro, quien por más que haga y haga, se le ve como el suplente de Chávez, en una copia mala, algo parecido al adecomadurista Bernabé Gutiérrez que pretende hablar y gesticular como Carlos Andrés Pérez. Copia es copia.
En la Venezuela de ir y venir, donde civiles y militares han buscado y buscan sitial de honor por trabajo o por lo que sea, se han quedado como el pintor con la brocha en la escalera: sin pintura. Muchos de ellos ven como apareció en la escena un muchacho como Juan Guaidó, quien para bien o para mal, se ha ido labrando una posición a lo interno del país, cargando con un pesado fardo que se llama Leopoldo López, quien sin un mérito, salvo la alcaldía de Chacao, se ha convertido hasta en un dolor de cabeza para la oposición del G4, por ser más partidario de la vía violenta que de los votos, algo que lo acerca mucho al chavismo, donde suelen ir a las elecciones amañadas para ganarlas. Y las ganan.
De la AN pudiéramos citar episodios entre civiles y militares, quienes son los verdaderos amos del poder, gracias a los errores de Nicolás Maduro, quien no aprendió de Chávez, que había que mantenerlos a raya. No darle demasiado. No obstante, la presencia de Vladimir Padrino López es un ejemplo de una estupidez política del inquilino de Miraflores. Y Padrino López lo acaba de demostrar al decir que la oposición no gobernará con esa Fuerzas Armadas antiimperialistas, revolucionarias y bolivarianas. Eso nos llevó al episodio del Ministro de la Defensa Radame Muñoz Léon, quien dijo que «Si la Causa R gana, no le entrego el poder». Después vimos como Pablo Medina lo retó, cuando en una acción de hombría le puso la mano en el uniforme, sin que el marino no supo ni conducir una canoita.
Es parte de la historia en estos 25 años. El 11 de abril del 2002 se vio a un Chávez moqueando. Para después dejar que un sujeto como Pedro Carmona Estanga se sentara por minutos en la Silla Presidencial.
Ese episodio no puede desaparecer de los que aún humillan al país, lo han llevado a la ruina; mientras, cúpulas de civiles y militares son millonarios, gracias al petróleo, negocios, contrabando y afines.
Nadie en el PSUV ha salido a decir si está de acuerdo con Padrino López y su discurso. Diosdado Cabello debe estar muriéndose de la arrechera; los nuevos rectores del CNE deben estar sorprendidos; en el TSJ le deben estar diciendo al presidente de la Sala Constitucional que intérprete al artículo 328 para ver cómo respaldan al nuevo mandatario de Venezuela: Padrino López.
En Miraflores, Nicolás Maduro es posible que le esté consultando a Cilia Flores para que saque los libros de derecho, ya que no confía en esos que se dicen constitucionalistas, pero aceptan cargos y ya.
No tenemos noticias de la Casa Amarilla, donde es posible que todavía aplaudan porque, en sus «análisis» determinen que es contra Juan Guaidó, por lo que ellos salen ilesos de la padrinada, la cual no encuentran como aproximarlas a sus ambiciones y seguir en la ruta de llegar a sacar 77 diputados entre Copei, MAS Avanzada Progresista, Soluciones, Esperanza por el cambio y Cambiemos, ni las mañas.
En el lado de Guaidó, como en la Comunidad Europea, la ONU, la OEA, el Grupo de Lima, Donald Trump y la Corte Celestial, como se han pronunciado ni de una manera ni de otra. Mientras, el militar jefe del chavismo, de gobierno y del PSUV, le ha dicho a Nicolás: no me puedes sacar; a Diosdado: Teniente, quédese tranquilo; Guaidó: habla con Trump por mí. Porque en Venezuela yo soy la Democracia y controlo a mis Fuerzas Armadas. Yo soy el poder.
Félix B. Sucre
CNP 8526