El espectáculo que han montado los dirigentes opositores que fueron invitados por el diputado Juan Guaido’, dejó un sabor amargo en la población venezolana.
Félix B. Sucre CNP 8526
Lo que demuestra, en todo caso, que para Henrique Capriles y María Corina Machado, lo más importante es conservar un liderazgo y no la búsqueda de una salida política a la crisis que vive Venezuela, donde millones de venezolanos tienen que sobrevivir gracias a las nefastas políticas de Nicolás Maduro.
Hoy hemos visto que esos dirigentes lo que hacen es vacilarse su propio ego mediático, sin pensar que lo que ha esperado el país de ello es un acto de decisión y valoración política para ganar más espacio ante el colectivo nacional, el cual se merece el respeto de ellos; no ser tratados tal como lo hace el representante de Chávez en la tierra: Nicolás Maduro, quien sigue también sin demostrar sensibilidad humana ante la gentes, incluyendo a los chavistas que votaron por el para que, en mala hora, fuera el presidente de un país que está siendo desmadrado, aún cuando el petróleo permitió grandes ingresos, miles de millones de dólares que ahora no aparecen ni en los libros de contabilidad.
La realidad política en Venezuela es compleja; sin embargo, eso no ha preocupado a Henrique Capriles, quien aparece ahora creyéndose el «líder necesario», o la María Corina Machado que jura que son ella Venezuela no tiene un destino cierto, toda vez que Juan Guaido’ lleva veinte meses como «presidente interino» junto con el G4, confirmado por AD, PJ, UNT, VP, Causa R y VV. En todo este tiempo del presunto mandato de Juan Guaido’ no hemos visto decisiones concretas para los cambios, solo declaraciones por los medios. Más de allí nada. El gamelote ha crecido exponencialmente y no hay quien lo compre. Es como el gamelote de esa dirigencia que le hace el favor a Nicolás Maduro para que se mantenga en Miraflores, contando con el PSUV, los militares, los colectivos y las bandas armadas que operan en Caracas y en el interior del país, la cuáles han llegado a demostrar que tienen más poder que los cuerpos policiales y la guardia nacional.
Dónde están las acciones de estos políticos en contra de las políticas de Nicolás Maduro?
Voy a un ejemplo: Henrique Capriles no es un político confiable. Desde que salió de la Gobernación de Miranda se enmudeció; los problemas de los venezolanos no fueron su prioridad. Su silencio fue impresionante, mientras que la señora María Corina Machado solo piensa en una intervención gringa como política para salir de Nicolás Maduro. Qué equivocada ha estado esa señora.
El drama de Venezuela es que no contamos con un Rómulo Betancourt, Rafael Cadera, Jovito Villalba y Gustavo Machado. Lo que tenemos son unos señores que juegan a ser líderes; unos que viajan por el interior del país, otros que aparecen en los medios televisivos para demostrar que tienen discursos, pero no tienen condición de estadistas. He allí el detalle.
El hecho de tener un partido, no es indicativo de contar con la condición de estadista, son meros activistas políticos con un objetivo claro, como es llegar al poder con ambiciones personales y particulares, mientras Venezuela sigue siendo la ausente, salvo que salgan a votar el día fijado para unas elecciones.
El G4 tiene que autocriticarse. No dejar sólo a Juan Guaido’ como el gran responsable del problema que tienen. Es más, después del 2015, una vez asumida la Asamblea Nacional, ganada con la tarjeta de la MUD, al obtener 112 diputados, quedó demostrado que si era posible lograr una unidad electoral para luego ir a las acciones políticas y legislativas que se estaban requiriendo. Sin embargo, lo que vino fue el bochinche y el teje maneje entre los diputados de los distintos partidos, saliendo después a montar cada grupo sus respectivas fracciones, mientras el inquilino de Miraflores y su nefasto TSJ contaban con las manos libre para actuar. Y lo hicieron.
La AN no fue el referente válido para los cambios; Henry Ramos Allup fue un presidente que se peleó con los cuadros de Hugo Chávez; Julio Borges estuvo como el niño con juguete nuevo y dejó que un militar lo irrespetara. Una clara humillación. Omar Barboza, no fue más baboso porque no practicó para ello. Viene Juan Guaido’, quien por una interpretación de unos artículos de la Constitución, se jura Presidente Interino, sin haber nombrado un gabinete, al igual que a los embajadores necesarios para el momento, sino que los del G4 se repartieron las embajadas. Pero no fue capaz de nombrar al embajador de Venezuela en Cuba, China y Rusia. Fue un error de Juaido’ y compañía.
No le dió la gana de nombrar al Ministro de la Defensa y a los Comandantes de comentes de las Fuerzas Armadas. Se quedó en el aparato. Lo correcto sería decir: el G4 se quedó en el aparato, para después salir con el cuento del TIAR, cuando en la Constitución Bolivariana está el mecanismo para eso, si era lo que querían hacer. No obstante, hay miles de toneladas de gamelote.
Juan Guaido’ no le dió la gana de llamar a todos los jefes de de los grupos políticos que estaban en la oposición. Esa fue su falla. Mientras, la cúpula adeca sacaba sus cuentas, en PJ se creían dueños del presidente, Manuel Rosales con el cuaderno anotando cuáles serían sus ganancias, y, finalmente, en Voluntad Popular, un Leopoldo López y familia, al no ser el candidato presidencial, no dejó de ponerle palo a la rueda.
No obstante, la otra oposición, la que participó con Henri Falcón en las elecciones del 20 de agosto del 18, como el caso de Copei, el MAS, Soluciones y Avanzada Progresista, sin contar con los votos y el apoyo en las encuestas, se lanzaron por el barranco de las críticas contra Juan Guaido’, llegando al colmo hasta de la descalificación moral, como si fuera el gran responsable del caos en el que encuentra Venezuela, exonerado a Nicolás Maduro, hoy socio de los que están en la mesa de Casa Amarilla, así digan lo contrario.
Qué hacer? Es la gran pregunta que no tiene respuesta. No hay estadistas. Un Eduardo Fernández, Henry Ramos Allup y Claudio Fermín, el cual no podemos dejar de mencionar, aunque corramos el riesgo de ser descalificado como profesional del periodismo, son los políticos con el bagaje para calificar como Estadista. Sin embargo, ellos se han encargado de exhibirse como políticos normales, que llegan a sentarse y compartir la misma mesa con un Bernabé Gutiérrez que es mucho decir.
Finalmente, mientras Venezuela sufre y llora por el hambre que ha venido generando el gobierno de Nicolás Maduro, quien sueña con ser comandante de una revolución de pacotilla que se alimenta del dólar como su moneda de curso legal, hoy un sector convida al país a participar en las elecciones parlamentarias; no obstante el otro grupo expresa que no van a participar porque no hay condiciones, el gobierno saca de sus prisiones a presos políticos, con lo que deja en evidencia que si existían esos presos políticos, los que pueden servirle a Maduro para venderse como el demócrata, por encima de Henrique Capriles y María Corina Machado que han dejado en evidencia que para ellos es mejor dinamitar el puente de la unidad, aún con las diferencias ideológicas, morales y éticas, si de eso se tiene que hablar.
Hoy Venezuela busca un estadista.