«El juego con Nicolás Maduro está a la vista, sumandose Henri Falcón para buscar destruir a Juan Guaido’, el nuevo líder que hay en Venezuela, así pretendan asesinarlo moralmente».
Félix B. Sucre CNP 8526
En las calles el río de comentarios contra Henrique Capriles es impresionante, dónde un altísimo porcentaje de los venezolanos de a pies no se han comido el cuento de la lucha para no entregar la Asamblea Nacional al oficialismo, cuando de sabe que ya está entregada, por lo que nadie debería sorprenderse que el PSUV obtenga 200 diputados.
«Capriles nos cree pendejos», fue el comentario que escuchamos. El pueblo muchas veces nos demuestra que está por encima de esa dirigencia rancia y enquistada en unos partidos que no practican la democracia interna, toda vez que nunca realizan Convenciones para renovar sus cuadros. Son los mismos de siempre. Si no están en un partido, salen a buscar a los amigos del CNE o de Miraflores para que les aprueben determinados nombres, para después sentirse a gusto porque tienen unas siglas y una tarjeta para ir a negociar, en el mejor sentido mercantil, posiciones en nombre de un pueblo que «sigue pelando bola» mientras ellos viven la buena vida y, además, sin preocuparse por el alto costo de los artículos de primera necesidad.
Por años hemos venido observando a ess dirigencia encopetada, siendo del color que sea. Entonces, no es posible sorprenderse por el papel que pretende asumir el justiciero madurista Henrique Capriles, quien, por lo que vemos, tiene como finalidad implosionar el liderazgo de Juan Guaido’, el mayor dolor de cabeza de Miraflores y del Alto Mando Militar, dónde están los oficiales comprometidos con el PSUV y con la revolución como su brazo armado, sin importarle que en la Constitución ellos tengan otro papel, el cual nada importa en la medida que hayan negocios que les sea lucrativos, como los alimentos, gasolina, minería, contrabando, entre otros.
Por allí es por dónde se divisa el honor.
Es como el caso de Henrique Capriles, que después de haberle importado nada el país, ahora aparece como el salvador, enfrentado al liderazgo de Juan Guaido’, mejor posicionado en las encuestas que Capriles, María Corina, Antonio Ledezma, Leopoldo López, Henri Falcón, Claudio Fermín y hasta el mismo Nicolás Maduro, quien en una contienda interna le gana Héctor Rodríguez o Diosdado Cabello.
Cómo partidos, el PSUV ocupa el primer lugar, seguido de AD; los demás están en el foso. Incluso, los partidos que están en la mesa de Casa Amarilla, todos, juntos no llegan a un cinco por ciento. Eso debe saberlo cada uno de esos «líderes» que de juran las vedettes de la política.
Nicolás Maduro y su gente ha venido haciendo el trabajo para mantenerse en el poder, por lo tanto han buscado el diálogo con los que hoy son sus aliados, guataneros, colaboracionistas, alacranes, bernabeseros y caprilistas. Se tendrá que incluir a María Corina en parte de esos grupos o ella está en uno diferente y que pronto conoceremos? Tal vez.
Uno no sabe que puede venir pronto, con el alegato que no somos abstencionistas ni con aquello de que los espacios no se seden, cuento que pretende contar Henrique Capriles y Stalin González, aupado por Henri Falcón, cuando pretende venderlo como el Máximo, siendo que Capriles, por ejemplo, cada vez que Nicolás le mencionaba a Odebrecht, tartamudeaba en sus explicaciones; Maduro sabe por dónde cogean eso dirigentes de la «oposición exquisita que tiene a Nicolás Maduro como su líder.
Los tiempos de la política no están claros. Lo que si tenemos claro es que hay una oposición que está al servicio de Miraflores. Esa oposición es la que desde el año pasado tiene hasta una campaña de descredito contra la AN, Juan Guaido y el G4, pero de atreve a hablar de unidad. Evidentemente que eso es partiendo de sus intereses, mientras que el hambre hace estragos en la población y, la misma que está amenazada por el covid o virus chino, en medio de una cuarentena de Maduro que es tan criminal como el FAES, de lo que no hablan incluso, los diputados, los constituyentes ni los candidatos a diputados.
Esa es la realidad. «Capriles nos cree pendejos», dice el pueblo. El mismo que dice que no saldrá a votar el 5 de diciembre, si es que hay elecciones el 6 de diciembre, fecha prevista para que luego desaparecerá de la escena política. Y los de la Casa Amarilla?