En un clima de alta tensión y en medio de una pandemia, los dos candidatos punteros a la presidencia de Bolivia intensificaron el domingo sus campañas, a una semana de que se realicen unas elecciones con las que los bolivianos esperan zanjar la crisis que dividió al país tras la renuncia del presidente Evo Morales hace 11 meses.
Largas caravanas de militantes en autos, motos y a pie recorrían las calles de las principales ciudades, y los candidatos encabezaban las columnas en sus reductos más importantes para asegurar el voto.
Salvador Romero, presidente del Tribunal Supremo Electoral, llamó a la “tranquilidad” ante los frecuentes choques callejeros que se han dado en los últimos días entre seguidores del exministro Luis Arce —del partido de Morales y quien marcha primero en las encuestas— y partidarios del expresidente Carlos Mesa, de la alianza centrista Comunidad Ciudadana (CC), segundo en las preferencias.
También la Iglesia católica ha llamado a los ciudadanos a bajar el clima de confrontación, que hasta el momento sólo ha causado heridas contusas, de acuerdo con la policía.
Bolivia repetirá la elección tras los anulados comicios del año pasado que derivaron en violentas protestas con saldo de 36 muertos tras denuncias de presunto fraude que obligaron a Morales a renunciar después de 14 años en el poder, cuando buscaba un cuarto mandato. Refugiado en Argentina, el expresidente sigue teniendo influencia, sobre todo en sectores rurales indígenas y en barriadas.
Con un 20% de indecisos, los sondeos prevén una segunda vuelta para finales de noviembre. Pero el ascenso del empresario y líder de derecha Luis Fernando Camacho en los últimos días ha elevado el suspenso en las elecciones más disputadas desde el retorno de la democracia a Bolivia en 1982, según los analistas.
Arce, del Movimiento al Socialismo (MAS), un tecnócrata y cerebro del éxito económico del gobierno de Morales, es el único candidato de izquierda frente a Mesa y Camacho, que se disputan el voto del centro y la derecha. Otros cuatro candidatos corren con menor chance.
El TSE amplió los horarios de votación y aumentó las mesas de sufragio para ayudar a prevenir contagios de COVID-19 en momentos en que la curva epidémica está en descenso. El Ministerio de Salud reportó 138.463 contagios confirmados y 8.292 decesos hasta el sábado.
Observadores internacionales de la Organización de Estados Americanos, de la Unión Europea y del Centro Carter han comenzado a llegar en menor número que el año pasado debido a la pandemia y tendrán desplazamiento limitados.