La moneda nacional juega banco mientras la economía danza al ritmo del dólar
Esta semana la actividad comercial del país cerró con un repunte brusco en el promedio del dólar paralelo, el cual determinó el incremento general en los precios de los alimentos, medicinas y servicios.
El viernes la divisa se ubicó en 691.680 bolívares y se espera que continúe con este ritmo ascendente hasta diciembre, época históricamente inflacionaria. Las probabilidades de que rompa la franja del millón de bolívares este año son improbables, de acuerdo con la opinión de los expertos.
El economista y diputado de la Asamblea Nacional, José Guerra, escribió en su cuenta en la red social Twitter que sigue la tendencia a la caída del bolívar. “El BCV no tiene ni reservas internacionales ni credibilidad para recuperar al bolívar”, aseveró.
Guerra añadió que ante este escenario, Venezuela requiere un nuevo programa económico, distinto, por un gobierno de unidad nacional. “No hay otra”, acotó.
“El bolívar murió. Perdió sus atributos como moneda: ser medio de intercambio, unidad de cuenta y reserva de valor”, escribió el economista en un tuit anterior.
Este comportamiento de la moneda estadounidense está acompañando a un proceso de adecuación, evidenciado en una dolarización de facto sobre la economía diaria del país, y la cual es resultado directo de los embates de la hiperinflación.
El uso del dólar como marcador de los precios de los productos ha derivado en el desplazamiento progresivo en el uso de los bolívares, en efectivo y en forma electrónica, en la mayoría de las ramas comerciales.
Acceder a dinero en efectivo es cuesta arriba para los venezolanos, a raíz del cierre intermitente de las instituciones bancarias.
También es casi imposible juntar bolívares en efectivo para adquirir cualquier producto. Por ejemplo, para comprar un kilogramo de carne, que supera fácilmente los 2 millones de bolívares, se necesitarían 40 billetes de 50.000 bolívares; o 100 de 20.000; o 200 de 10.000.
Estas dificultades han alejado mucho, por su poca practicidad, a los bolívares como forma de pago para una economía tan dinámica para los factores especulativos.
El efectivo en bolívares ha quedado focalizado casi exclusivamente para las compras que signifiquen bajos montos o el menudeo, y en gran medida para pagar un servicio de transporte público que tampoco escapa del incremento de los precios.
Con una hiperinflación vertiginosa y precios galopando al mismo ritmo, podría ser mayor la cantidad de efectivo que se necesitaría, pero ante la incapacidad del gobierno para suplirlo es el dólar el que ganado terreno junto a otras formas de pago.
Aunque el gobierno ha descartado la dolarización formal y ha ratificado al bolívar como la moneda nacional, la economía venezolana ha seguido danzando al son que le ha tocado el dólar y los mercados especulativos mientras la moneda nacional se ha quedado solo para jugar banco.