Los venezolanos queremos un cambio de modelo económico y político
Absalón Méndez Cegarra
Los venezolanos, en términos generales, con sus excepciones, por supuesto, estamos llegando a un estado de desesperación y angustia total ante la grave situación económica, política y social que se vive en el país.
Nunca antes, en la historia nacional republicana, había llegado a ocupar la Jefatura del Estado una camarilla tan inepta e incapaz como ahora. Resulta difícil creer que un Estado pueda llegar a tal grado de incompetencia.
Al gobierno nacional le resulta imposible resolver el más mínimo de los problemas que le conciernen y, cuando intenta hacerlo, pareciera que se trata de arrojar gasolina al fuego, pues, los efectos de algunas medidas remediativas o solucionadoras de problemas previamente creados son peores que el daño ya causado.
Uno, piensa, de buena fe, que se trata de ignorancia, de impreparación para gobernar y manejar la cosa pública, de ausencia de gerencia pública.
Una consulta popular, es decir, abrir un canal de expresión para, entre otras cosas, evidenciar el malestar de las grandes mayorías nacionales»
Contrariamente, otros analistas políticos estiman que se trata de una estrategia política muy bien pensada y asesorada por la Habana para profundizar el caos y, luego, desarrollar el verdadero proyecto político en mente: hacer de Venezuela una copia al carbón de la Cuba de los hermanos Castro, sin restricciones de ninguna naturaleza, única razón que motiva la convocatoria a elecciones parlamentarias para el próximo 6 de diciembre.
Cualquiera sea la tesis, lo cierto es que la situación de Venezuela es de pronóstico reservado. La población no puede más con este desmadre de ausencia de servicios públicos, hiperinflación, corrupción, mordidas de todo tipo y en todo tiempo y lugar consideradas como algo natural. Venezuela ha retrocedido siglos Estamos llegando a la época de las cavernas.
La sociedad nacional está sedienta de un rayo de luz. De una ventana que se abra y ofrezca alguna esperanza. Venimos de frustración en frustración. De fracaso en fracaso. Para los que no podemos irnos nos queda resignarnos a vivir en la más extrema de las pobrezas o morir de inanición o de mengua por falta de atención médica y medicinas, como recién acaba de ocurrir con dos ancianos encontrados muertos, petrificados, en su residencia.
El sector de la vida nacional que se resiste a seguir en esta situación, que considera que los venezolanos no nos merecemos esta suerte y que todavía tenemos opciones pacíficas para hacer de Venezuela un país vivible, ha propuesto realizar una consulta popular, es decir, abrir un canal de expresión para, entre otras cosas, evidenciar el malestar de las grandes mayorías nacionales sobre la terrible situación que vivimos.
El 6 de diciembre ningún venezolano que tenga identidad con esta patria, debe acudir al llamado a elecciones parlamentarias»
Sin embargo, tenemos a los críticos de siempre, quienes se divierten cuestionándolo todo sin aportar nada bueno, diciendo que nadie quiere la consulta popular y, que, la misma será otro estruendoso fracaso. Pensamos, que, se equivocan. La consulta popular ha debido realizarse mucho tiempo antes; pero, cualquier momento es bueno y, ha llegado ese momento.
La consulta popular no solo es legal, es, por encima de todo, legítima. Es una oportunidad para que la población venezolana de manera pacífica, sin violencia, manifieste su voluntad de cambio. El querer vivir en una nación amplia y plural, democrática, participativa, sometida al imperio de leyes que garanticen la convivencia social y el respeto a los derechos humanos.
Contrario a las opiniones que sostienen negatividad con la consulta popular en proceso de organización y ejecución por parte de una comisión designada por el presidente Juan Guaidó Márquez, demostración de un esfuerzo por canalizar la desesperanza, la consulta goza de un gran apoyo popular, el cual contrasta con el débil apoyo que la población ha dado a la convocatoria a elecciones parlamentarias convocadas por el gobierno nacional, en violación de todo lo pautado sobre la materia por el ordenamiento jurídico.
El 6 de diciembre ningún venezolano que tenga identidad con esta patria, debe acudir al llamado a elecciones parlamentarias para acabar con el único bastión de legalidad que queda en Venezuela: la Asamblea Nacional. No es la elección de otro apéndice del Ejecutivo Nacional lo que desea y aspira el pueblo de Venezuela. Los venezolanos queremos un cambio. Un cambio de modelo económico y político que permita que los millones de venezolanos expatriados regresen a su tierra a construir patria grande.
El llamado a consulta popular sobre esa querencia del pueblo venezolano será el termómetro que registrará la temperatura del cuerpo nacional y dará el diagnóstico y pronóstico de una sociedad enferma e, igualmente, el tratamiento a seguir, el cual, será opuesto, al que resultará de los comicios fraudulentos del 6D.
@absalonmendez1
EL AUTOR es abogado y licenciado en trabajo social. Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV. MSc en Administración Privada, doctor en Ciencias Sociales. Ha participado en la redacción de la Ley Orgánica del Sistema de los Seguros Sociales, Ley de Vivienda y Hábitat, Ley del Régimen Prestacional de Salud, Ley del Régimen Prestacional de Empleo, entre otras.