El gobierno se burla de los trabajadores, los humilla y veja, y desafía su poder de convocatoria
Absalón Méndez Cegarra
La representación de los profesores ante el Consejo Superior de la Ilustre Universidad Simón Bolívar, Caracas-Venezuela, ha calificado las nuevas tablas salariales aprobadas por el gobierno nacional, aplicables a los trabajadores del sector universitario: profesores, empleados y obreros, como “Tablas Salariares de la Miseria”; y, ha solicitado al máximo organismo de dirección académica, su “rechazo” y repudio, por constituir una ofensa a la inteligencia y dignidad de los trabajadores universitarios.
En la práctica, debido al sistema de pago de los salarios establecido en el sector universitario nacional, no es posible hacer efectivo el “rechazo”, si, por tal, entendemos, la no aceptación y la devolución, que sería lo deseable, como acción de protesta y rebeldía, pues, los pagos se efectúan por nóminas asociadas a entidades bancarias y los montos salariales correspondientes a cada trabajador los efectúa la entidad bancaria seleccionada a las cuentas abiertas por cada trabajador.
Las Tablas Salariales aprobadas son una afrenta a los trabajadores, una franca y abierta invitación a la protesta y a la conflictividad social. El gobierno nacional desafía a los gremios y sindicatos, pone a prueba su poder de convocatoria y su capacidad para movilizar a los trabajadores en defensa de sus derechos y reivindicaciones, se burla de ellos, los humilla y veja y, por ende, a todos los trabajadores.
El gobierno se considera superior al adversario. Tiene en sus manos el control de la represión y el amedrentamiento. El rechazo no debe ser a la Tablas Salariales, el rechazo tiene que orientarse al autor de las Tablas, al engaño que ellas significan y, ese autor, no es otro, que el gobierno nacional y sus acólitos sindicales vende voluntades que le acompañan, los cuales desde hace tiempo han declarado la guerra a las universidades y a sus gremios.
Con el “ajuste” salarial, percibe menos de 7 dólares americanos, es decir, que el “ajuste” salarial empobreció, aún más, a los profesores universitarios y, a todos, los trabajadores del país».
Han asfixiando a las primeras, presupuestariamente; y, pauperizando a los segundos, gremios y agremiados, al precarizar por completo las condiciones generales de trabajo, entre éstas, los salarios, mejor, las limosnas, pues, lo que los trabajadores ganan como compensación por la prestación de sus servicios personales, no puede llamarse salarios, son sólo limosnas para paliar el hambre y la miseria de la familia universitaria venezolana.
Antes de la aprobación de las Tablas Salariales de los funcionarios públicos y de los trabajadores universitarios, el salario mínimo estaba en Bs 400.000,00 y el signo monetario de los Estados Unidos de América lo igualó y superó en pocos días.
El salario promedio de los trabajadores venezolanos está por debajo de los dos salarios mínimos, es decir, dos dólares americanos mensuales aproximadamente. Con el mal llamado ajuste salarial o, desajuste salarial, el salario mínimo pasó a Bs. 1.200.000,00 y, en menos de 24 horas, este monto salarial se pulverizó, se convirtió en agua y sal. El salario mínimo vuelve a ubicarse por debajo de los dos dólares americanos. Con un dólar que ya supera la barrera de los Bs. 700.000.00 y se encamina hacia el millón, el salario mínimo en Venezuela, alcanza la extraordinaria cifra de un dólar y medio mensual.
Las “Tablas Salariales de la Miseria”, producen coraje, ciertamente, para utilizar la expresión mexicana y no la nuestra, mucho más gráfica. Para el momento de la aprobación de dichas tablas salariales un profesor con categoría de Titular y a dedicación exclusiva, percibía, aproximadamente, 7,5 dólares americanos; con el “ajuste” salarial, percibe menos de 7 dólares americanos, es decir, que el “ajuste” salarial empobreció, aún más, a los profesores universitarios y, a todos, los trabajadores del país.
La educación venezolana regresó a épocas prehistóricas. Estamos avanzando aceleradamente hacia el atraso».
Bajos tales condiciones laborales es imposible tener una educación de calidad. En las Universidades y, diríamos, en todo el sistema educativo venezolano, no se ha decretado su cierre solo porque los trabajadores, con salarios de hambre, estamos financiando la educación pública y privada, pues, para un profesor resulta más costoso acudir al aula o, como sucede en la actualidad, poner a disposición del hecho educativo su intelecto, su casa de habitación, su familia, sus servicios básicos y los medios e instrumentos de producción, que la compensación salarial que perciben, con lo cual algunas autoridades universitarias y de otros niveles educativos, en connivencia con el gobierno nacional, se llenen de gloria, diciendo que todo está bien, que todo marcha normalmente, que la educación a distancia es una verdadera solución y, que, ya entramos por la puerta grande de la Universidad del Futuro.
Nada más falso. La educación venezolana regresó a épocas prehistóricas. Estamos avanzando aceleradamente hacia el atraso. Y, esto no es atribuible a la pandemia del Covid-19, el problema es anterior a la pandemia. Se trata de un modelo político, económico y social al que la ignorancia de la gente le conviene sobremanera.
@absalonmendez1
EL AUTOR es abogado y licenciado en trabajo social. Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV. MSc en Administración Privada, doctor en Ciencias Sociales. Ha participado en la redacción de la Ley Orgánica del Sistema de los Seguros Sociales, Ley de Vivienda y Hábitat, Ley del Régimen Prestacional de Salud, Ley del Régimen Prestacional de Empleo, entre otras.