“La CIJ ha autoviolado sus propios estatutos”, advierte el internacionalista
Enrique Meléndez
El internacionalista y embajador, Gerson Revanales, culpa a la negligencia del gobierno de Nicolás Maduro por la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para procesar mediante su jurisdicción, el diferendo con Guyana por el territorio de la Guayana Esequiba.
En tal sentido, indica que detrás de este episodio se encuentra la mano de Cuba, con quien la isla siempre ha sido una aliada de Guyana en el marco de este diferendo limítrofe.
Revanales es embajador de carrera por concurso. Cursó estudios internacionales en la Fletcher Scooll, en Estados Unidos. Ha formado parte del personal diplomático que se ha ocupado del diferendo por el Esequibo. Actualmente se desempeña como asesor de Juan Guaidó en dicha materia.
– ¿Cómo ve usted la situación de Venezuela ante la CIJ en un momento en que la justicia internacional está en entredicho?
– Observamos a un organismo que no está cumpliendo con sus estatutos, bajo unos argumentos verdaderamente inaceptables. No desde el punto de vista personal mío, sino del derecho internacional. La CIJ ha autoviolado sus propios estatutos. Los mismos establecen que para ser miembro o parte de la CIJ es necesario que los Estados manifiesten por alguna vía su voluntad de someterse a su jurisdicción.
“Venezuela, desde que se creó la CIJ en 1945, como parte de la constitución de los mecanismos de las Naciones Unidas, consideró no oportuno someterse a la jurisdicción de esta instancia, siendo para entonces el doctor Caracciolo Parra Pérez ministro de Relaciones Exteriores”.
Explica que la CIJ ha reconocido al secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, como el testaferro, el administrador de la soberanía de Venezuela. Ha admitido que para el momento en que Venezuela firmó el acuerdo de Ginebra y luego en las negociaciones, se planteó que se buscaran y procuraran otros mecanismos de solución, solo que el secretario general en esa función se extralimitó”.
“Él es el guardián y el custodio de todos los acuerdos internacionales, porque todo eso se deposita en las Naciones Unidas. Guterres tenía que plegarse al preámbulo del Acuerdo de Ginebra, donde dice que las partes deben buscar una solución práctica y satisfactoria. El artículo 33 del Acuerdo de Ginebra establece los mecanismos de solución de controversias; mecanismos pacíficos, donde está la mediación, la facilitación y los buenos oficios”.
“Hay mecanismos políticos, diplomáticos y jurídicos, y hasta ahí vamos bien. Pero cuando el secretario general decide que lo que está enviando a la CIJ, es una solución jurídica; solo que sin el consentimiento de las partes, entonces no estamos en presencia de un acuerdo práctico y satisfactorio. Se trata de la decisión de un tribunal, al cual Venezuela siempre se negó a reconocer”.
“Por lo demás, el señor Guterres tenía que saber que Venezuela no formaba parte de la CIJ, y esta instancia, cuando lo recibe, se extralimita y reconoce ese envío como una manifestación de Venezuela de apego a su jurisdicción. Eso es un exabrupto de la CIJ”.
“Yo tengo el libro ‘Venezuela la débil jurídica, política y diplomática en el conflicto de Guyana’. Hoy se ratifica porque Venezuela ha sido víctima de esos intereses colectivos y difusos que giran todos alrededor de Guyana. Esto está relacionado con la explotación, sobre todo, petrolera. Ese poder que hoy en día tiene Guyana, a través de esta actividad, donde hay unas quince empresas de hidrocarburos; que están ahí invirtiendo; de modo que cada una tiene sus propios intereses”.
“Por eso es que yo digo (no es una frase propia del derecho internacional) que ahí hay unos intereses colectivos de todas estas empresas y en cuanto a lo difusos, porque cada una de estas empresas tiene sus propios intereses, en cuanto a explotar, a invertir: todo lo que se pueda combinar, y hemos sido víctimas de esta circunstancia. Hay cuatro jueces, que se inhiben, y que expresan en un manifiesto su desacuerdo con la CIJ, y que son el de Italia, Francia, Inglaterra y Rusia”.
“Evidentemente, fueron 12 votos contra 4. Pero resulta que muchos de los representantes de esos países fueron a estudiar derecho a Francia, Rusia e Inglaterra; por lo que no estarían de acuerdo con la decisión de esa mayoría”.
“Ahora, el tema no es solamente los 259 mil kilómetros cuadrados, que veníamos reclamando, por el despojo que nos hicieron los ingleses, sino que va más allá. Es más grave la situación; porque aquí también está de por medio el problema de la soberanía”.
– ¿En qué se fundamenta usted, para decir que es un problema de soberanía?
– Soberanía, porque perderíamos todos los recursos naturales existentes en ese territorio: oro, coltán, madera… de las minas que pudieran haber. Entonces, perdemos la soberanía, en cuanto al ejercicio de esos recursos.
“Además, se trata de un problema de integridad territorial. Porque se nos ha desmembrado, desgarrado, desintegrado, al quitarnos parte de nuestro territorio, esto es, quedarse con la creación que data de 1777, cuando se crea la Capitanía General de Venezuela, y ratificada por el Decreto del Libertador, de acuerdo al utis possidetis juris”.
“Allí se establece el reconocimiento, de que el Esequibo forma parte integrante de Venezuela, y se contempla en la Constitución. Los ingleses nos despojan de ese territorio. Bolívar, inclusive, les hace un reclamo en 1822. Pero Bolívar estaba involucrado en la guerra de independencia contra Morillo. Por supuesto, los ingleses nunca le responden al Libertador. De modo que se nos desgarra la nación. Esa octava estrella que hoy tenemos en nuestra bandera tiene mucha más razón de ser; para recordarle a las nuevas generaciones, que parte de Guyana pertenecía al territorio venezolano”.
“Asimismo, constituye un problema de seguridad nacional porque ahora, no es que no vayamos a tener acceso, pero sí se hará más complicado el tenerlo al Atlántico. Pues eso implicará negociaciones con Guyana, en un momento en que nuestras relaciones no están muy buenas, que se diga, para entrar en una negociación de delimitación de aguas marinas y submarinas. Vamos a tener que delimitar con Trinidad algo, que ya se había hecho desde la época de Isidro Morales Paúl, como canciller, y quizás con otra isla en ese espacio marítimo del Caribe. Aunque hoy en día con Trinidad nuestras relaciones están un poco complicadas”.
– ¿El gobierno venezolano diseñó un plan, previendo esta decisión de la CIJ?
– No sé nada de eso porque no estoy en la Cancillería. No sé si el gobierno de Cuba, más bien, le va a recomendar al gobierno de Nicolás Maduro, que se quede tranquilo, que deje la peleadora, que fue una decisión de la CIJ, y que quede así. Porque Cuba históricamente siempre fue más aliada de Guyana, que de Venezuela; aun cuando tiene 20 años dándole de comer al castrocomunismo.
“En síntesis: los 250 mil kilómetros cuadrados, más problemas de integridad territorial, de soberanía y seguridad nacional. Así que esta es la visión de cómo estamos parados. Este 18 de diciembre, cuando se votaron 12 votos contra 4, la CIJ consideró desde el punto de vista jurídico, que las partes le habían conferido al secretario general de las Naciones Unidas, y ahí es donde la CIJ se extralimita, la facultad de escoger uno de los medios de solución de controversias, enunciado en el artículo 33”.
“Ahí es donde yo he dicho: como no, establece unos medios políticos, diplomáticos y jurídicos; pero lo jurídico tiene un cierto requerimiento; tomando en cuenta que nosotros nunca hemos querido reconocer la pertenencia a la jurisdicción de la CIJ. De modo que sobre la base de ese artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas se fueron a un arreglo judicial; que no es ni práctico ni satisfactorio, como establece el preámbulo del Acuerdo de Ginebra”.
“La CIJ consideró que las partes habían aceptado la potestad de conformidad con ese artículo, que, a mi juicio, resulta una interpretación muy restringida y errónea del contenido y del alcance de la disposición del propio Acuerdo de Ginebra, y donde ha habido varias opiniones disidentes, con respecto a esa visión, entre ellos los de los cuatro jueces, que votaron en contra de esa decisión”.
“Lamentablemente, la CIJ no consideró que el consentimiento o no de un Estado, al aceptar su jurisdicción obligatoria, tiene que ser expresado de una forma inequívoca e indiscutible, y que fue lo que Venezuela no formalizó”.
– ¿Venezuela cuenta con la suficiente documentación para demostrar que tiene razón en su controversia?
– El Departamento de Estado norteamericano, los archivos de Inglaterra y de Sevilla… en todas estas instituciones hay suficiente información y documentación de la época, donde se demuestra que el Esequibo era territorio de Venezuela; y que los ingleses nos despojaron. Ahora, con una CIJ que se ha alejado de su función, extrañamente, al punto de que ha violado su propio estatuto; mira, no sé hasta dónde puede valer de algo esa documentación”.
“Aquí se ha puesto en duda totalmente la transparencia de la CIJ con esta decisión, reconociendo que el secretario general de la ONU tiene la autonomía, tiene la independencia para decidir sobre Venezuela su reconocimiento ante la misma”.
– ¿Cuenta Venezuela con un personal diplomático, para asumir los retos, que ahora se imponen en la defensa en la CIJ de ese territorio?
– Te repito: no estoy dentro de la Cancillería. Pero, dudo que la Cancillería en este momento llegue a tener los especialistas, con los que contábamos nosotros en cierta oportunidad; empezando por el doctor Isidro Morales Paúl. Todavía quedan algunas personas valiosas, pero están fuera, y ese fue uno de los errores de este régimen.
“Pero, mientras los guyaneses se presentaron ante la CIJ con un equipo conformado, tanto del gobierno, como de la gente de la oposición, la cancillería nuestra fue desmantelada, totalmente; sobre todo, se fueron los expertos en la materia. Tendrá que contratar; tendrá que recurrir a abogados, bufetes, si deciden acudir a la CIJ a defendernos o si va a dejar las cosas a ese nivel, como sería el interés propio de Cuba”.
– Porque Cuba siempre estuvo del lado de Guyana, en retribución, cuando permitió que los vuelos cubanos, que iban al África, realizaran un toque técnico de reabastecimiento de combustible en sus aeropuertos. Pero sucede que tenemos ahora en contra al Caricom. Además de eso, siendo Venezuela un país tan caribeño, como lo sería cualquiera de las islas que integran esta comunidad de naciones. Nosotros tenemos una línea costera mucho más extensa que la que tiene cualquiera de esas islas.
– Es más, nosotros somos un pueblo caribeño originario; mientras que una gran parte de la población de esas islas fue extraída de la India; como sería el caso de Trinidad, llevada a cabo por los ingleses; de China, como sería el caso de Guyana, donde constituyen el cuarto grupo de población en ese país. El Caribe no se siente latinoamericano. Todos sus altos funcionarios, muy bien preparados, van a estudiar es a Londres.
– Tomando en cuenta que hay dos gobiernos; el de Nicolás Maduro y el Juan Guaidó, ¿qué opina el sector de este otro gobierno, digamos así?
– Sobre la posición de Juan Guaidó te recomiendo que te remitas a los comunicados, que él sacó o al excelente comunicado del diputado William Dávila, como presidente de la comisión mixtas de defensa del Esequibo; o al de Julio Borges, y en los cuales rechazan la decisión de la CIJ. Lamentablemente, hoy en día no la podemos obviar, pues para la comunidad internacional este es un hecho cumplido, cosa juzgada, y no creo que nos vaya a acompañar, con la excepción de los cuatro magistrados que votaron en contra de la decisión.
– Todo eso es tema del colonialismo inglés; la guerra de Palestina es producto del colonialismo inglés; la guerra de Las Malvinas es producto del colonialismo inglés, Gibraltar en España es producto del colonialismo inglés; lo mismo que Belice, cuando se separó de Honduras; Hong Kong, con respecto a China es parte también del colonialismo inglés.
– Lamentablemente, cuando la Cancillería tuvo que hacer uso de todos los recursos políticos, diplomáticos, económicos, para impedir que el secretario general de la ONU remitiera a la CIJ, como lo anunció el coreano Ban Ki-moo, no lo llevó a cabo. Ahí tenía que operar la cancillería del señor Maduro. Tenía que hacer todo lo posible: si somos una gran potencia petrolera, bueno, para qué es ese recurso. Yo no estoy hablando de guerras. Estoy hablando del lenguaje de la diplomacia.
– Pero tenemos una Cancillería desmontada, desmovilizada. Mira, lamentablemente, ahí estamos pagando nosotros la política de desmantelamiento de las instituciones por razones políticas y no meritocráticas. Si la historia ha señalado que en manos de Francisco de Miranda se perdió la primera República, en el gobierno del señor Nicolás Maduro se perdió Guyana.