El reclamo de Ramos Allup (AD del G4) y Julio Borges (PJ del G4) al hamponato interino dejó de ser privado y discreto para convertirse en una riña pública por el mal reparto de los dineros La falsa oposición no aguanta dos pedidas
Humberto González Briceño
En esencia la falsa oposición venezolana está hecha de la misma materia política corrompida que el chavismo. Ambos sectores se disputan el apoyo partidista y mediático para seguir justificando su único siniestro propósito: Seguir saqueando a Venezuela sin piedad hasta que ya no quede nada.
Según un estudio de opinión de Meganálisis más del 80% de los venezolanos encuestados no confían, y no quieren ni al régimen chavista ni a la falsa oposición. Que exista un rechazo generalizado al chavismo se entiende porque son quienes en forma directa han destruido al país. Pero ahora se hace más evidente para los venezolanos que la barbarie chavista solo habría sido posible con el apoyo accesorio e instrumental de una falsa oposición que se presenta como alternativa sin ser tal.
Luego de veinte años de un ciclo vicioso, repetitivo y reciclado de negociaciones-elecciones-negociaciones alimentado por la falsa oposición nos encontramos en el mismo punto. Estamos ante los signos evidentes de un nuevo proceso de negociaciones entre el régimen chavista y la falsa opción, apoyada por sus alas alacrana y G4.
Los alacranes o el grupo de la mesita tapa amarilla se adelantaron y ya desde el año pasado se dejaron de eufemismos y se tiraron por la calle del medio en su apoyo al régimen chavista. Personajes como Luis Brito y Bernabé Gutiérrez lo han dicho de varias formas. Aquí para seguir en la política -¿robando?- hay que bailar pegado con el chavismo. Otros más jabonosos como Timoteo Zambrano tratan de guardar las apariencias y hasta se han propuesto como ministros para un gobierno de amplitud con el chavismo.
Por su parte el grupo del G4 sigue controlado por Leopoldo López quien distribuye las asignaciones desde el hamponato interino. El control del lobby de Guaidó y sus inmensos recursos, vía activos y ayuda humanitaria, le ha dado un poder y capacidad operativa a Leopoldo López y su grupo de Voluntad Popular por encima de los otros partidos. El reclamo de Ramos Allup (AD del G4) y Julio Borges (PJ del G4) al hamponato interino dejó de ser privado y discreto para convertirse en una riña pública por el mal reparto de los dineros que, sin control ni rendición de cuentas, maneja el hamponato interino.
Este grupo que parasita en torno al hamponato interino se ha dado cuenta que el llamado interinato de Guaidó ha perdido mucha fuerza y credibilidad. Cada día son más los países, incluidos los Estados Unidos, quienes muestran su preocupación por la forma como el interinato se está gastando esos recursos y menos los países dispuestos a jugarse sus intereses en nombre de un lobby de logreros e improvisados.
Además mantener las clientelas partidistas de activistas de Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo requiere de recursos y de un marco político de tolerancia y complicidad que solo puede ser garantizado si ellos se integran formalmente, una vez más, al régimen chavista como la oposición oficialmente aceptada.
La falsa oposición con sus dos alas (Leopoldo López -G4 y Alacranes) harán causa común para ir unidos a negociar con el régimen chavista una nueva ronda de concesiones y prebendas. Lo que desde ya se está negociando es muy básico y concreto. El régimen chavista pide levantamiento de sanciones y una política de aceptación como la que Obama impulsó hacia Cuba. A su vez la falsa oposición quiere desesperadamente participar en las elecciones regionales para iniciar el proceso de reinsertarse como la oposición tolerada por el régimen. Para ello aceptaran unas condiciones electorales mínimas que más o menos cubran las apariencias porque además saben que lo que cuenta en realidad no son los votos sino lo que diga la sala de totalización del CNE que será la encargada de adjudicar los cargos que se hayan negociado. Tal como acaba de ocurrir ante los ojos de millones de venezolanos en el pasado fraude electoral del 6 de Diciembre.
Más allá de la retórica y de las declaraciones protocolares de los embajadores de una “comunidad internacional” para la cual Venezuela poco importa, existe una voluntad firme de negociar y entenderse con el chavismo para reinsertarse y volver a “hacer política desde adentro”. Y esto se concretará este año. Así lo han confirmado tanto Leopoldo López como Henrique Capriles Radonski quienes, como cabezas de la falsa oposición, no van a esperar a que el chavismo se los pida dos veces antes de sentarse diligentemente a negociar e ir a elecciones con el argumento falaz que la pelea hay que darla desde adentro y esta debe, necesariamente, ser electoral. Tal como lo han hecho en forma inalterada en los últimos veinte años.-