El fallo del tribunal aclara que dos de los tres años de la pena están exentos y uno puede cumplirse a través de una medida de arresto domiciliario, en la cual posiblemente debe portar un brazalete electrónico de geolocalización.
El expresidente de Francia, Nicolás Sarkozy, es condenado este lunes a cumplir una pena de 3 años de prisión por incurrir en los delitos de corrupción y tráfico de influencias en 2014, durante su ejercicio de la presidencia de la nación.
La sentencia fue emitida por el Tribunal Correccional de París y ha convertido a Sarlozy en el primer presidente de Francia que recibe una condena firme para cumplir prisión, aunque no permanecerá recluido en la cárcel.
El fallo del tribunal aclara que dos de los tres años de la pena están exentos y uno puede cumplirse a través de una medida de arresto domiciliario, en la cual posiblemente debe portar un brazalete electrónico de geolocalización.
El tribunal declaró culpable a Sarkozy por cometer intento de soborno contra el alto magistrado Gilbert Azibert, a quien le habría ofrecido ayuda en su candidatura para obtener un puesto de trabajo que buscaba en Mónaco.
A cambio, Sarkozy le solicitó que le facilitara información acerca de una investigación que el Alto Tribunal llevaba en contra su partido político, el cual lleva por nombre como Los Republicanos-Unión por un Movimiento Popular.
La justicia francesa establece que aunque no exista la contraprestación en los intentos de soborno, o el beneficio material no se haya materializado, es suficiente para declarar el delito de corrupción o tráfico de influencias.
“Permítanme decir solemnemente que nunca he cometido el más mínimo acto de corrupción. Nunca. Nunca he abusado de mi influencia, supuesta o real”, afirmó Sarkozy en diciembre de 2020 durante acto con su partido político.
Nicolás Sarzkozy tiene 66 de años de edad y gobernó a Francia entre los años 2007 y 2012. En 2008, en pleno ejercicio de la Presidencia, contrajo nupcias con la modelo, actriz y cantautora italiana Carla Bruni.
Con la sentencia del tribunal y una pena todavía por cumplir, el futuro político de Sarkzoy y también de su partido político permanece bajo la incertidumbre.