Maduro se vio forzado a firmar un memorándum para adelantar operaciones de alimentación humanitaria dirigidas a atender el creciente número de niños en situación de vulnerabilidad alimentaria, es decir, que están pasando hambre
Oscar Battaglini
El chavismo con Chávez y sin Chávez, ha hecho de esas aberraciones parte considerable del modus operandi en su paso por el poder político. Tanto es así que puede afirmarse sin exageración que esos dos rasgos han marcado y guiado la conducta y el comportamiento político de ese anacronismo dictatorial militarista, a todo lo largo de las más de dos décadas que tiene en el ejercicio del poder.
Esto se evidencia muy claramente cuando se consulta la crónica de los hechos significativos ocurridos en nuestro país durante ese período; todos ellos escogidos al azar y con la ayuda de la memoria. Veamos:
– La afirmación de Chávez de que la economía del país “está blindada”, cuando ya había comenzado a caerse a pedazos. (2009-20014).
– La farsa tejida entorno a la autonomía y la seguridad alimentaria del país, cuando ya era evidente el fracaso de los llamados “planes agrícolas” del gobierno, y cuando este desata una absurda acción de acoso en contra del sector productivo, en particular, contra los sectores del campo y la ciudad, lo que ha provocado una caída desastrosa de la producción de alimentos, dando pie al gran negocio de la importación de alimentos, con el que se han enriquecido unos cuantos.
Venezuela califica como un país en riesgo de caer –si es que no ha caído ya- en una situación de hambruna generalizada»
Nota aparte merece el hecho de que la desnutrición que hoy se registra en un alarmante porcentaje de la población infantil (cercano al límite 15 % determinado por la OMS), y de la población venezolana en general. Esto explica la presencia en Venezuela del Programa Mundial de Alimentos, de las Naciones Unidas (ONU). Maduro se vio forzado a firmar un memorándum para adelantar operaciones de alimentación humanitaria dirigidas a atender el creciente número de niños en situación de vulnerabilidad alimentaria, es decir, que están pasando hambre.
Para la ONU. Esto significa que, Venezuela califica como un país en riesgo de caer –si es que no ha caído ya- en una situación de hambruna generalizada. A la luz de estos hechos, qué duda puede existir de que nuestro país ha desembocado en una crisis humanitaria compleja que durante años, el régimen madurista en su ejercicio permanente de negación de la realidad, se negó a reconocer.
¿Recuerdan ustedes aquellas famosas palabras: “Qué crisis, aquí no hay ninguna crisis?, en torno a las que, todos ellos, cerraron filas.
– La fantasía de la “Venezuela potencia”, de los “motores económicos”, de los “miércoles productivos”, etc. El mentis más categórico de todo esto es la quiebra y ruina generalizada que exhibe la economía nacional, cuyos indicadores más importantes son, entre otros: la caída de la producción petrolera en más de 3 millones de b/d; una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) de más del 70 %; de una reducción del tamaño de la economía de más de un 86 %; de una caída de la actividad agrícola industrial y comercial superior al 80 % de su capacidad instalada.
Las posiciones asumidas por el gobierno en las mesas de diálogo confirman que llegar a un acuerdo para la solución pacífica, constitucional y electoral, no ha estado nunca en el cálculo de sus intereses políticos»
El caso más grave de esta situación es el de las empresas básicas de Guayana, las cuales están todas apagadas y todos los trabajadores en sus casas, cobrando “salarios”, como todos los demás trabajadores y profesionales al servicio del Estado, monetizados por el Banco Central, sin ninguna posibilidad de discutir su contratación colectiva, y ante el riesgo inminente de quedarse fuera del proceso productivo por el colapso definitivo de las empresas a las que pertenecen, y de la propia economía nacional; los aumentos de salarios decretados unilateralmente tanto por Chávez como por Maduro (54 en total), en ningún caso ha contribuido a mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores, sino que, por el contrario, se han convertido en un factor, primero, de la inflación, y ahora, de la hiperinflación.
– El fraude de las misiones como política social: “Las misiones gubernamentales no son políticas del Estado, son operativos improvisados y dirigidos a los más pobres como dádivas del gobierno central. Una política social debe estar dirigida a todos los ciudadanos y debe ser interpretada como un derecho”. (Jorge Díaz Polanco, investigador del Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES).
– La supuesta voluntad de diálogo y negociación política de la dictadura chavezmadurista. La posición política asumida por su representación en las mesas de negociación de Caracas, República Dominicana, Oslo y Barbados, confirman que llegar a un acuerdo para la solución pacífica, constitucional y electoral, no ha estado nunca en el cálculo de sus intereses políticos. Lo que quiere decir que la superación de la crisis política, social y económica por la que atraviesa la sociedad venezolana, requiere hoy más que nunca, de la activa participación e intermediación de la Comunidad Internacional.
Pero al mismo tiempo hay que dejar claramente establecido que cualquier iniciativa que se adelante en esa dirección, no pude ser manejada como las experiencias anteriores. De ahí que la necesidad de que los factores políticos (nacionales e internacionales) realmente interesados en que se llegue a un acuerdo negociado para la solución de la crisis, debe intensificar las presiones y crear condiciones que sin falta hagan efectivo el cumplimiento de tal acuerdo.
Es evidente entonces que el régimen madurista pretende seguir haciendo un juego distraccionista, que sigue teniendo como fin hacer fracasar cualquier iniciativa de búsqueda de una solución negociada»
La gravedad de la crisis de nuestro país, la cual ha expuesto a los sectores mayoritarios de su población a un inminente riesgo de exterminio, así lo exige; exigencia que cobra una mayor fuerza si se tiene en cuenta el impacto negativo de la diáspora provocada por la crisis (provocada por el gobierno), ejerce sobre todo en la región de América Latina.
Nada autoriza a pensar que el régimen dictatorial madurista haya modificado la posición que lo llevó a sabotear las mesas de negociación política anteriores. La demostración de que eso sigue siendo así, son, en primer lugar, el montaje y consumación del simulacro electoral del pasado 6/12/2020, y en segundo lugar, las maniobras que actualmente se adelantan desde la asamblea surgida de ese simulacro para designar un CNE ad hoc que escenifique otra componenda electoral con motivo de las elecciones de gobernadores de los estados.
Es evidente entonces que el régimen madurista pretende seguir haciendo un juego distraccionista, que sigue teniendo como fin hacer fracasar cualquier iniciativa de búsqueda de una solución negociada –y sobre todo electoral- a la crisis política-, de ahí la necesidad y la urgencia que se le plantea, tanto a la sociedad venezolana (en particular, a la oposición democrática) como a la Comunidad Internacional de denunciar y derrotar definitivamente esa intencionalidad perversa de la dictadura.
Ello con el fin de forzarla, como se ha dicho, a una negociación que concluya en un acuerdo político que abra caminos para, de una vez, comenzar a superar una crisis que –por el curso que ha venido tomando- amenaza con llevar a la sociedad venezolana a una situación de hambruna y exterminio, que, finalmente, es lo único que puede garantizarle al país este oprobioso régimen.
EL AUTOR es historiador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, co-fundador del partido Liga Socialista y exrector del Consejo Nacional Electoral. Autor de los libros “Legitimación de Poder y lucha política en Venezuela” y “El medinismo, modernización, crisis política y golpe de estado”.