En la historia del CNE muchos daño se le ha hecho a la democracia, comenzando por ser los grandes provocadores de la abstención. Este es un hecho cierto, muy cierto, repetido por actores políticos que creyeron que la abstención era una vía, por lo que pretenden criminalizarlos es una torpeza
Félix B. Sucre
CNP 8526
Lástima que no sea verdad tanta belleza. La Venezuela en manos del Psuv no puede experimentar cambios políticos de la noche a la mañana. Ello porque los actores partidistas están bajo sospecha de Miraflores y el TSJ, para quienes la Constitución es un simplificar parapeto que se utiliza a conveniencias de los amos del poder.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) no puede estar ajeno a esa realidad. Por lo que esperar que los nuevos rectores se comporten como “carmelitas descalzas” es creer que chivos comen lloviendo. El CNE es un instrumento de la revolución, así esté allí Henry Ramos Allup y Eduardo Fernández como rectores principales. Maduro y su camarilla quieren seguir ganando elecciones y mantenerse en el poder, sin importarles el deterioro económico, social, moral ni ético del país.
Para eso cuentan con cuerpos policiales criminalizados y, también Fuerzas Armadas politizadas que siguen gritando: «¡Chávez vive. La Patria sigue!» ¿Será que se creen el cuento también de la revolución?
Ellos más que nadie. Son parte principal del daño que se le hizo a Venezuela con el Plan Bolívar 2000. En la historia del CNE muchos daño se le ha hecho a la democracia, comenzando por ser los grandes provocadores de la abstención; este es un hecho cierto, muy cierto, repetido por actores políticos que creyeron que la abstención era una vía, por lo que pretenden criminalizarlos es una torpeza.
Sin embargo, no siguen haciendo. Es el discurso de muchos actores políticos, tanto de la vieja política como de la nueva, lo que le ha servido a Miraflores para ordenar cambios que no genera confianza en el CNE. Este organismo que llega al extremo de no defender sus decisiones administrativas, tal como sucedió con el caso de los diputados de Amazonas, desproclamados por la Sala Electoral del TSJ. Los rectores se silenciaron. Vino después la historia para justificar la decisión malévola.
Dejaron al Amazonas sin representación parlamentaria. La clase política, en su mayoría, se mudaron al silencio para no comprometerse. En el mismo CNE nadie decía nada. Mandaron a la basura a la Constitución y su artículo 200. Nada hicieron para que se repitieran las elecciones en Amazonas.
El discurso de muchos políticos que se dicen de oposición es más oficialista que los del PSUV. Hoy, pues, los rectores del CNE, legales o ilegales, paridos de una Asamblea Nacional también ilegal, si se mira el 186 de la CBRV. Pero, como suele suceder, los políticos prefieren hablar de abstención; de los demás problemas hablar en tono medio, como esperando que no los vean. Mientras, la Venezuela nuestra tiene hambre, enferma; en fin, no tiene claridad en su futuro.
Es por eso, para decirlo con claridad, si el directorio del CNE quiere ganar confianza, respeto, está obligado en rescatar las instituciones partidistas; que cada organización cuente con su tarjeta; que los casos de abusos sean resueltos y que, por otra parte, las solicitudes nuevas sean decidida para que los procesos electorales tengan colorido, alegría. No que Miraflores órdenes al TSJ que robe partidos, también directivas como si de esa manera se resuelven los entuertos.
El CNE debe ser el más indicado para generar confianza, con lo que se baja la abstención. Deben revisar cada caso. Todos los ciudadanos quieren elecciones, dicen los analistas, para ir a un centro electoral debe haber seguridad, participación, de lo contrario la vía será la abstención.