La oposición, mejor dicho cualquiera de ellas, no presenta plan de gobierno o siquiera dirección y modales distintos a los que caracterizan al chavismo bolivariano, pero “dialoga y negocia”
Domingo Alberto Rangel
Olvidé quién opinó en el siglo XIX que los venezolanos éramos nuestros peores enemigos pero no es para deprimirse: el gran poeta español Antonio Machado, merecido Premio Nobel y luchador antifranquista, una vez escribió refiriéndose a sus connacionales: “En España, de cada diez cabezas, nueve embisten, y una piensa”.
Supongo que si los autores de estas frases lapidarias, volvieran a la vida, estarían orondos comprobando como el tiempo no las ha mellado en lo mínimo.
Y no es depresión porque siempre encuentro algo maravilloso para alegrar la vida, puede ser el vuelo de un pájaro, el juego de los niños, un libro o seres humanos que siempre somos interesantes.
Pero respecto a la frase que nos concierne porque no somos españoles, observo que la polarización de estos tiempos, es tan dañina como fue la Guerra Federal, que después de tanta destrucción y sangre, terminó no solo allanando el camino al poder de Guzmán Blanco, sino con el mariscal Falcón firmando el Tratado de Coche, en el campo de Carabobo, junto a José Antonio Páez, a quien el jefe de los Federales le pidió como favor que explicara los movimientos de la última gran batalla de la Independencia.
Y de esos diálogos lo poco que ha salido aparte de que lo hacen a escondidas –como si tuviesen vergüenza- es que don Juan Guaidó, después de pretender ser eterno interino y ‘administrador’ de Citgo»
El mariscal Falcón le diría entonces a Eduardo Blanco que Páez recreando la batalla era “como Homero contando la Ilíada” y siguieron “dialogando”.
De regreso al siglo XXI, porque ni Falcón ni Guzmán Blanco resolvieron los problemas de aquel entonces, me parece que hoy cojeamos de la misma pata.
Mucha politiquería, muchos recursos dilapidados y pocos resultados.
La oposición, mejor dicho cualquiera de ellas, no presenta plan de gobierno o siquiera dirección y modales distintos a los que caracterizan al chavismo bolivariano, pero “dialoga y negocia”. Y de esos diálogos lo poco que ha salido aparte de que lo hacen a escondidas –como si tuviesen vergüenza- es que don Juan Guaidó, después de pretender ser eterno interino y “administrador” de Citgo etcétera, quiere ser gobernador de Miranda o de Vargas ahora La Guaira.
¡Santa Cachucha si aquí no tiene votos ni para concejal de Baruta!
En el país hay problemas sencillos de resolver, pero como no suceden en Colombia, nadie siquiera los menciona: uno hasta ahora oculto es el que sufren muchos venezolanos»
¿Y cómo serán esos diálogos llenos de frases tipo “Usted sabe que Venezuela está mal, y por eso dialogamos, hay muchos problemas pero antes el jefecito quiere ser gobernador”.
A lo que supongo le responderán los negociadores del gobierno “pues que se inscriba, total eso es gratis”, sin profundizar no vaya a ser que Guaidó por boca de Vecchio pida que a cambio el PSUV vote por él, sin que necesariamente lo inscriban como candidato.
Pero, es que en el país hay problemas sencillos de resolver, pero como no suceden en Colombia, nadie siquiera los menciona: uno hasta ahora oculto es el que sufren muchos venezolanos a quienes sus padres les pusieron nombres tan enredados como el de un enemigo de Superman que era terrible e insidioso.
Aquí no existen como en la Italia de Mussolini leyes que obligan a presentar niños con nombres tradicionales, y así un padre creyéndose especial presentó al muchacho como “Xzefheriny Primero”.
Ahora bien, esa barbaridad, siempre se puede resolver, “por debajo de cuerda”, y cuesta lo que debido al empobrecimiento o las sanciones, casi nadie puede pagar, 300 en dólares»
Y claro, con semejante nombre a veces en el acta de presentación aparece con alguna letra cambiada… pero en el Registro Principal con la barrabasada original.
Es un caso más común de lo que uno pensaría.
Pues bien, en tal condición ese “Xzefheriny Primero”, salvo que repare el daño de la mala transcripción, no puede comprar ni vender, puede tener problemas con la cédula, con el pasaporte, el título de bachiller e incluso con los documentos de manejar vehículos.
La solución era y es fácil, pero por lo que llamo “Efecto Leche Los Andes”, desde 2016 los “Xzefheriny Primero” y similares, no pueden reparar ese error, porque el Registro Principal no le pide desde el 2016 a las Casas del Poder Popular que son las antiguas jefaturas civiles, la lista de errores a enmendar.
Ahora bien, esa barbaridad, siempre se puede resolver, “por debajo de cuerda”, y cuesta lo que debido al empobrecimiento o las sanciones, casi nadie puede pagar, 300 en dólares.
Más que declaraciones rimbombantes llenas de ironías con Duque porque con míster Baiden ni de vaina, los diálogos podrían terminar en que gobierno y oposición coincidan en reparar este tipo de barbaridades, y que dejen la gobernación del interino a cuenta del electorado que con justicia, pasará factura.
¿Es mucho pedir?
@DomingoAlbertoR
EL AUTOR es ingeniero civil, consultor, asesor y dirigente político. Premio Nacional de Periodismo 2019, mención Opinión.