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El “nuevo” CNE y las elecciones de gobernadores y alcaldes #Análisis #OscarBattaglini

La dictadura y sus cómplices ocultan que en nuestro país se ha producido un grave quebrantamiento del orden Constitucional y del estado de derecho. Entre sus manifestaciones más evidentes está el secuestro del voto libre, es decir, de la soberanía popular

Oscar Battaglini

La dictadura militarista ha conseguido una vez más, montar otro CNE, bajo su estricto control político con la complicidad de la “oposición” colaboracionista de la “mesita”, los “alacranes” y las bandadas de oportunistas y espontáneos del más diverso pelambre, especies que en la situación política por la que atraviesa el país, ven llegada su oportunidad de hacerse con algún cargo de elección popular que la dictadura reserva para compensar por sus servicios a sus más “desinteresados” colaboradores.

Esa comedia bufa -como pudimos presenciarlo todos los venezolanos y el mundo entero- se escenificó el 6/12/2020, como estaba previsto, y en la que los actores principales y secundarios aparecen aparentando que actualmente en Venezuela, como en cualquier país del mundo, también se realizan elecciones normales para designar a sus legisladores.

De esa manera burda y descarada, la dictadura y sus cómplices persisten en su determinación de ocultar que en nuestro país se ha producido un grave quebrantamiento del orden Constitucional y del estado de derecho, que tiene entre sus manifestaciones más evidentes el secuestro del que ha sido víctima la institución del voto libre, es decir, de la soberanía popular, como fuente originaria y autentica de la legitimidad del poder político, de allí que las “elecciones” que aquí se realizan, tienen el signo de la componenda, del fraude, y de lo inocultablemente farsesco. Ese es el signo de la “elección” presidencial de 20/5/2018 y de las parlamentarias del 6/12/2020; estas últimas, como es harto conocido, efectuadas bajo la dirección, administración (incluida la parte tecnológica y control político) de un CNE designado por un TSJ (léase Maduro y su entorno palaciego más estrecho), lo que equivale a decir: la institucionalidad Psuvista implantada por el régimen y amparada por la fuerza armada chavista (facha).

El resultado es la extrema restricción que hoy existe en el país en cuanto al ejercicio de los derechos civiles (políticos) de los venezolanos en general (de los partidos políticos democráticos de oposición), de los gremios y sindicatos, del derecho de expresión, de manifestación»

Este es el modo como la dictadura madurista se ha venido cubriendo de la posibilidad de que algún imponderable le perturbe o le impida la realización de sus planes electorales “legitimadores” de su poder y de su permanencia “electoral”, “legal” y “constitucional”.

El otro de los mecanismos de los que se ha valido la dictadura para la ejecución de sus perversos designios, es la ofensiva política orquestada a través del TSJ la FGR, la CGR, y el CNE, orientada a despojar y privar de sus derechos políticos e institucionales a la oposición democrática, a fin, no sólo de limitar al máximo su operatividad política, sino de invalidar su plena y libre participación en los procesos electorales pautados constitucionalmente. El resultado que ha tenido esa práctica antidemocrática (autoritaria, reaccionaria y perversa), es lo que, en definitiva explica: 1-la extrema restricción que hoy existe en el país en cuanto al ejercicio de los derechos civiles (políticos) de los venezolanos en general (de los partidos políticos democráticos de oposición), de los gremios y sindicatos, del derecho de expresión, de manifestación, etc; 2-la ilegalización arbitraria (TSJ) de los partidos políticos de oposición democrática articulada en el G-4; 3-la inhabilitación política de sus principales dirigentes, los cuales en su mayoría han tenido que irse del país, huyendo de la persecución y la represión judicial-policial, etc.

Es frente a esta situación que la oposición democrática se ha visto forzada a abstenerse en los dos últimos procesos electorales. Eso, como sabemos, no ocurrió en el mes de diciembre del año 2015, cuando la oposición concurrió masivamente a las elecciones parlamentarias de esa fecha, aprovechando las relativas condiciones políticas que todavía existían, obteniendo una aplastante y memorable victoria electoral sobre el gobierno dictatorial.

De esa situación también se benefician los colaboracionistas de la dictadura, que aprovechan la oportunidad que ésta les brinda con su política antidemocrática, segregacionista, excluyente, policial»

La ventaja que éste ha sacado de esas dos cuestiones, es lo que permite entender el hecho insólito de un gobierno repudiado por la inmensa mayoría de los venezolanos (más del 80%), que “organiza” elecciones y termina ganándolas ante el asombro del mundo entero. Es lo mismo que ocurre en la Rusia de Putin, en la Bielorrusia de Lukashenko, en la Nicaragua de Daniel Ortega, etc.

Cabe señalar, de paso, que de esa situación también se benefician los colaboracionistas de la dictadura, que aprovechan la oportunidad que ésta les brinda con su política antidemocrática, segregacionista, excluyente, policial, para intentar usurpar el lugar de la oposición en procura de los pequeños espacios que la dictadura les ofrece o en los que los deja entrar. Esto se vio muy claramente con la “oposición” de la mesita, la promoción de los alacranes, con la designación y proclamación como diputados de algunos de ellos sin que hubiesen alcanzado los votos suficientes, o con su “abdicación” en puestos salidores, después de realizadas las “elecciones”; y finalmente, asignándoles la dirección de comisiones en la nueva constituyente fraudulenta (versión 2) surgida de las “elecciones” del pasado 6 de diciembre.

Por eso y para eso colaboran con la dictadura militarista de Maduro-Padrino López, por eso no la denuncian, por eso no la combaten, por eso son más críticos del G-4 que de la dictadura, por eso se pliegan mansamente a sus verdugos.

La composición política del directorio del ente comicial, le sigue garantizando a la dictadura el control absoluto de todo cuanto ocurre en su seno»

Lo que ha comenzado a ocurrir con el más reciente CNE, designado esta vez por la nueva constituyente fraudulenta (versión 2) amparada en la figura de “asamblea nacional” (¿?), no es sino la repetición, con otros actores y con algunos afeites de estilo y de lenguaje, de la misma tramoya montada por la dictadura, con el propósito de: 1- desmantelar la constitucionalidad vigente; y 2-prevalidos en el nuevo estatus, prolongar indefinidamente su permanencia en el poder mediante procedimientos electorales fraudulentos que legitimen ante los ojos del mundo su aparente vocación “democrática”.

El mismo hecho de que se haya mantenido incólume la composición política del directorio del ente comicial, le sigue garantizando a la dictadura el control absoluto de todo cuanto ocurre en su seno; y que ese directorio, por su condición de árbitro electoral, y que ese directorio no se haya planteado la exigencia de restituirle a la oposición democrática todos sus derechos políticos, que le fueron conculcados por el régimen autoritario; así como la creación de las condiciones políticas generales que hagan posible la realización de procesos electorales competitivos, justos, libres y confiables. Pero, de todo esto, ni una sola palabra. Lo cual deja en pie, de manera deliberada, uno de los mecanismos que al bloquear la participación de la oposición democrática, no sólo le permite, sino que le garantiza a un régimen político indeseable y repudiable por la inmensa mayoría de los venezolanos, imponerse fácilmente en los procesos electorales realizados en el marco de su dominación despótica.

La solución está en un acuerdo político con la dictadura, que culmine con la realización de un proceso electoral libre, competitivo, justo y confiable»

Lo que se pretende con este CNE bajo el control omnímodo de la dictadura, el cual está siendo muy encomiado por sus voceros, por los representantes de la “oposición” de la mesita, y por la gama de espontáneos que, consciente o inconscientemente le hacen coro a la dictadura, es que los venezolanos aceptamos la modalidad electoral que ésta intenta imponer.

Lo que aquí está en juego no se consigue ni se resuelve por la vía de las migajas burocráticas que se ofrecen en los procesos electorales amañados por la dictadura y apoyados en quienes le hacen la comparsa. La solución del problema político nacional, está, como ha planteado Guaidó con el apoyo de la comunidad internacional, en un acuerdo político con la dictadura, que culmine con la realización de un proceso electoral libre, competitivo, justo y confiable.

 EL AUTOR es historiador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, co-fundador del partido Liga Socialista y exrector del Consejo Nacional Electoral. Autor de los libros “Legitimación de Poder y lucha política en Venezuela” y “El medinismo, modernización, crisis política y golpe de estado”.

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