Hasta ahora, ni los que impulsan la idea, ni los que la rechazan, pudieran desde el exilio, ser tomados en serio, salvo en Narmia, como gobierno. Les falta al menos un estadista, programa frente al estatismo populista y unidad.
Domingo Alberto Rangel
La idea de formar un gobierno en el exilio no es novedosa y como si los ensayos anteriores, mediante una máquina del tiempo, se hubiesen tomado un “selfie” con Lilian Tintori, todos han fracasado.
Para recomendar otro camino basta recordar los intentos fallidos por formar un gobierno en el exilio del republicanismo español o de los chilenos que huyeron del horror pinochetista, sin olvidar que Bolívar tuvo que regresar desde Haití y Jamaica, a embraguetarse en el oriente del país, porque en lo que volvió a ser Capitanía General, no reconocían su mando.
Pero más que ejemplos históricos, chistes sobre lo inconveniente que es tomarse fotos con la consorte de Leopoldo López, observaciones sobre la falta de un liderazgo sólido entre los aspirantes a integrar ese gobierno y la mala experiencia administrativa que dejó a su paso el interinato, hay otra veta que recomienda cautela.
En tantos años de diáspora venezolana no se ha hecho, pero pienso que algún día se tiene que hacer, una historia comparada de circunstancias y andanzas que signaron las emigraciones masivas que desde Cuba y luego Venezuela, llegaron a la Florida yanqui.
Cuando los primeros exiliados cubanos llegaron a la Florida yanqui la mayoría se quedó en Miami, al igual que ahora los venezolanos»
Y es importante comenzar a escribir sobre el tema porque cuando sea tarde, un ensayo con semejante argumento, no será útil a los compatriotas hoy desperdigados, no solo en Estados Unidos sino en el mundo.
Bien: es cierto que las épocas, condiciones y la misma sociedad donde cubanos y ahora venezolanos han recalado no son las mismas, sin embargo existe la posibilidad de comparar, lo que se puede y debe contrastar.
Cuando los primeros exiliados cubanos llegaron a la Florida yanqui la mayoría se quedó en Miami, al igual que ahora los venezolanos. A los cubanos desde el punto de vista de la lengua les tocó más difícil porque tuvieron que aprender el inglés para trabajar, en un estado entonces pobre.
Nuestros compatriotas llegaron cuando en Miami se habla más en español que en la lengua oficial y se puede pasar la vida sin aprender el inglés más allá del “tarzaneado” que garantiza una vida de mayor exclusión social.
Con nosotros la solidaridad entre políticos no existe y ese es el único tema que quería tratar, aburrido de las idioteces de nuestra política diseñada para hundir cada vez más a nuestro pueblo»
Los venezolanos pudientes se alojaron en otros sitios costosos, al norte, como algunos confiesan, para “alejarse de la chusma”. Allí hay una diferencia con la emigración cubana, que salvo los restos de la derrota en Bahía de Cochinos que se quedaron en la Calle 8, generalmente los hijos de Martí, aún viviendo separados, se mantuvieron unidos y como los miembros de las mafias, también dicen que los hebreos, se ayudaron unos con otros.
Incluso la oleada del Mariel tuvo el apoyo discreto de cubanos que habían llegado antes a territorio yanqui.
Con nosotros la solidaridad entre políticos no existe y ese es el único tema que quería tratar, aburrido de las idioteces de nuestra política diseñada para hundir cada vez más a nuestro pueblo en miserias económicas y sociales.
Hoy lo mío es resaltar esta diferencia en cuanto a la solidaridad entre los compatriotas en diáspora, por el mundo, no solo en Miami y la solidaridad de los cubanos que curiosamente no tiene fronteras.
Mientras los cubanos de Miami, apoyan a los que se quedaron en la isla, y también a los que como médicos andan por el mundo, incluyendo desde luego a nuestra Venezuela, nuestra solidaridad brilla por ausencia.
Hay en Miami valores que al margen de lo que uno piense, están desperdiciados. Y cuando escribo Miami podría añadir Bogotá, Ciudad de Panamá o Madrid. Es lo mismo»
Y esto trae consecuencias: por ejemplo el lobby cubano es un grupo poderoso, que al margen de si son demócratas o republicanos, funciona como un equipo profesional de fútbol.
Distinto panorama se ve en la diáspora venezolana donde hay vetos, odios mellizales, chismes y un afán de protagonismo múltiple, sin otra causa que el “Maduro vete ya”.
Hay en Miami valores que al margen de lo que uno piense, están desperdiciados. Y cuando escribo Miami podría añadir Bogotá, Ciudad de Panamá o Madrid. Es lo mismo.
Un caso y solo menciono uno: el almirante Carratú Molina quien fue durante su carrera militar hombre serio, tan serio y eficiente que a Carlos Andrés Pérez II no le quedó más remedio que designarlo Jefe de su Casa Militar, ante el pleito público entre la esposa y la entonces amante, ya que cada una de estas damas quería designar su candidato.
Hasta ahora ni los que impulsan la idea, ni los que la rechazan, pudieran desde el exilio, ser tomados en serio»
Y fue una suerte porque otro distinto a Iván Carratú seguramente habría huido durante el golpe fracasado que un entonces desconocido Hugo Chávez dirigió el 4-F.
Carratú trabaja en Miami: dignamente, en la sucursal de una cadena venezolana-madeirense de supermercados, como oficial de seguridad, y no lo llaman los memos mentales que inventan un “gobierno en el exilio”, por el escozor que en los corruptos de alma -muchos apoyaron al interinato-, da la experiencia y el carácter del almirante.
Ojo: no estoy postulando a Iván Carratú.
Ya que con mi postura frontal contra el llamado interinato y sus bandidos, si postulo a Carratú u otro con su bagaje moral y experiencia, le haría un mal.
Pero escribiendo en positivo y apartando que ningún gobierno en el exilio ha triunfado, hasta ahora ni los que impulsan la idea, ni los que la rechazan, pudieran desde el exilio, ser tomados en serio, salvo en Narmia, como gobierno.
Espero que esta reflexión los una con quienes tienen que estar unidos, y los lleve a rechazar de cualquier jugada a los ladrones y piratas»
Les falta al menos un estadista, programa frente al estatismo populista y unidad.
Espero que esta reflexión los una con quienes tienen que estar unidos, y los lleve a rechazar de cualquier jugada a los ladrones y piratas que desde el interinato han hecho de ser opositores, un lucrativo negocio.
@DomingoAlbertoR
EL AUTOR es ingeniero civil, consultor, asesor y dirigente político. Premio Nacional de Periodismo 2019, mención Opinión.