En este contexto de masacres, ambiente de desesperación social e intensa, y extendida penetración-control norteamericano, no se puede eludir a la hora de examinar el atentado que acaba con la vida del presidente Juvenel Moise
Agustín Blanco Muñoz
Mire Don Antero, Haití es una tierra y una gente que nace y vive en un solo dolor y padecimiento. A lo largo del período que llaman de civilización y progreso ha despuntado todo tipo de padecer. El hambre, la desolación, la exacción en todos sus límites, masacres y terremotos han llevado a la tumba una lista innumerable de víctimas. Solo en el tiempo originario, con su forma de vida autóctona hubo un agigantado margen de sano vivir.
Pero al producirse la invasión de 1492 se establece todas las señales de abandono del respeto a la condición de gente de nuestro hábitat. Y ello se agrava con el proceso colonialista que tiene como actores iniciales a España, Francia e Inglaterra. Todos portando la violencia ejercida, a través de la ley de la explotación esclavista que tiene como objetivo mantener la producción azucarera en base a una zafra de negros esclavos que produce muertos para muchas fosas.
Pero esta masacre se justifica porque es una acción capaz de satisfacer las necesidades de azúcar de toda Europa y proporcionar grandes riquezas a los “legítimos propietarios”: el colonialista de turno.
Y yo diría profesor que al lado de ese trágico cuadro hay que hablar de una independencia que es un simple embarque por venir acompañada -nada más- que de una tal novedad de unos gobernantes hasta procedentes de la esclavitud ahora afectos a imperios que les conducen a asumir el gesto y actuación del autoritarismo con todo y lo que ello implica.
Una vía Don Antero que se junta a la invasión continuada que tiene como aliados a los gobernantes monárquicos-dictatoriales, afectos, cómplices y compinches de los poderes imperiales. Se siembra de este modo una gigante escuela de corrupción, junto al robo abierto y desafiante que adquiere carácter permanente.
Y se trata, mi querido maestro, de una semilla de males que en un momento del proceso sembraron los yanquis, para dar continuación a la cosecha dispuesta para mantenerlos sometidos en vía de exhausto, de murientes, aun en su condición de legítimos propietarios de las vidas y suelo haitianos.
Ahora profesor, esa realidad se puede llevar a una dimensión mucho mayor. En miserias para muchísima gente condenada a sufrir y hasta morir de hambre o por cualquier enfermedad tratable y sin posibilidades de echar para adelante. Y al lado de los jerarcas compra vidas para agrandar sus alforjas, están los ‘condenados de la tierra’, que en este tiempo de pandemia dan un registro superior a los cuatro millones de muertos. Y mientras esta cifra se multiplica como mínimo por dos en el mismo lapso por razones del hambre solo-mata-gente a nivel mundial.
Por eso, en este andar creo que por todas partes y junto con lo que llaman mundo en civilización con revoluciones y progresos de todos los colores, marchan muchos aliados de la destrucción. Son fanatismos de uno u otro lado que no logran o no quieren entender y menos masticar este cuadro de tan terminantes verdades que revelan a lo interno el crimen mundial organizado, creciente, propio de enfermos, miserables y despreciables que se hacen pasar por humanos.
Yo agrego que al lado de esos millonarios ladrones están específicamente esos millones de pobres que deambulan destrozados por las calles y rincones de ese Haití hambriento y adolorido, sólo comparable con Biafra, otro territorio del inmenso dolor. Estoy plenamente de acuerdo con su palabra de que la cosa no queda ahí, porque este mundo de hoy reclama el nombre de Biafra-Haití.
Sí, Don Antero, recordemos ahora que desde 1957 Haití ha vivido un largo período de ‘dictaduras modernas y criminales’ e inestabilidad encabezado por la familia Duvalier. Tiempo de terror, robos, corrupción extendida, males de hambre, salud y muchas más privaciones que apuntan hacia un interminable dolor. Con alto registro de masacres de todo tipo, en un ambiente de desesperación social e intensa y extendida penetración-control norteamericano. Y este contexto no se puede eludir a la hora de examinar el atentado que acaba con la vida del presidente Juvenel Moise.
Sancho ¡El dolor Haití está expandido por el mundo actual, y de allí que la muerte, el hambre-miseria marquen todos los caminos de lo que aún se nombra como humanidad!
@ABlancomunoz
https://historiactual.blogspot.com/2021/07/el-mundo-haiti-agustin-blanco-munoz.html
EL AUTOR es historiador, escritor y profesor titular de la Universidad Central de Venezuela, doctor en Ciencias Sociales, coordinador del Centro de Estudios de Historia Actual y de la Cátedra Pío Tamayo.