Eso de que todos los venezolanos votaron por Chávez es completamente falso. Sacó el 56.2% de los votos con una abstención del 36,55%. O sea, alrededor del 32% de los inscritos
Edwin Sambrano Vidal
Esta es mi respuesta a la justificación del régimen de facto y a la descalificación de la oposición.
Esta es la justificación:
«Pues todos los venezolanos votaron por Chávez. No les gustó y se fueron por el camino de la violencia a tumbarlo. Y se jodieron por imbéciles. Y despreciaron las grandes oportunidades de sacarlo por el hambre de poder y corruptos que son” (sic).
Esta es la respuesta:
Revisando la historia reciente, para hablar con propiedad, Chávez sacó el 56.2% de los votos con una abstención del 36,55%. O sea, alrededor del 32% de los inscritos votó por Chávez. Por lo tanto, eso de todos es completamente falso.
Sobre los otros aspectos, voy a transmitir lo que alguien que participó del gobierno de Chávez me expuso en una ocasión sobre un tema parecido.
He aquí su exposición:
«Muchos de los que votamos por Chávez, bien pronto supimos que con su gestión se había reconducido la corrupción, la ineptitud, el autoritarismo y la persecución presente en la democracia chucuta o puntofijista y en la historia política del país en el curso de la vida republicana (siglos XIX y XX).
No obstante, muchos mantuvimos algunas esperanzas de corrección por las recurrentes promesas y afirmaciones de Chávez, incluso los mea culpa después del golpe de 2002 y de la reunión de noviembre de 2004 en Fuerte Tiuna.
Esperanzas disipadas, porque a la corrupción inicial, se sumó el grosero saqueo del Fondo de Estabilidad Macroeconómica, constituido para salvaguardar los ingresos excedentarios de la descomunal subida de los precios petroleros a partir de 2004, además se consumó una entrega desvergonzada al aparato político y policial-militar del gobierno de Cuba, las infames negociaciones con Cuba, Rusia y China, llenas de corrupción y una especie de chequera loca con una docena de países y varios conglomerados transnacionales a costa de los recursos públicos, del fisco, de los derechos de los trabajadores y del financiamiento de iniciativas industriales aguas abajo, agropecuarias y agroindustriales, entre otras prioridades.
Los que dieron el golpe del año 2002 fueron sus compañeros de las Fuerzas Armadas y optaron por la violencia quienes aprovecharon el descontento popular generalizado, al esfumarse las promesas, una vez más, por el pésimo gobierno.
La gran mayoría de los que votamos inicialmente por él y cuestionamos su gestión por entreguista, inepta y corrupta, así como de los que no votaron por él, se mantuvieron en una línea política no violenta y así se puede constatar históricamente, desmintiendo el falso relato del chavismo-madurismo y de los pro chavistas-maduristas encubiertos que pretenden generalizar una falsificación histórica con propósitos totalitarios y clientelar
El populismo de Chávez, el uso abusivo y corrupto de los fondos públicos en las elecciones, las diversas irregularidades en los procesos electorales con la data, los cambios de residencia, inhabilitaciones, entre muchas otras, además de la creación de una legión de acólitos enchufados mercenarios (similar al bonapartismo y al adequismo betancourista), junto con varios errores políticos cometidos por la oposición y la lentitud de los sectores izquierdistas en darse cuenta de la estafa histórica y liberarse de los clichés dogmáticos, retrasó la derrota electoral del chavecismo hasta el 2013 y a pesar del fraude de esa elección, la derrota se hace imparable en 2015, por encima de las constantes violaciones a la Constitución, los estados de excepción, las leyes habilitantes fraudulentas, la represión, el terrorismo de Estado, la manipulación infame con la muerte de Chávez.»
De modo que es falsa también la conclusión establecida en el escrito que respondo.
De allí en adelante, la ruptura del orden constitucional se hace patente, sistemáticamente progresiva y definitiva, afectando toda la institucionalidad política y jurídica.
Hoy es un régimen de facto que gobierna en base a la fuerza, casi exclusivamente, como lo saben tres cuartas partes de la población venezolana y casi toda la comunidad internacional del mundo occidental.
@edwinsambranov