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Se escuchan los gritos del hambre #FélixSucre #CrónicaPolítica

El hombre grita en el estómago de los niños, de los ancianos; grita en la mañana, la tarde o la noche

Félix B. Sucre

CNP 8526

«La Venezuela petrolera está arruinada por las políticas de la cúpula liderizada por Nicolás Maduro, heredero de Hugo Chávez, quien el 4 de febrero de 1992 se levantó en armas contra la República y su democracia, ya siendo presidente, desde Miraflores impuso la corrupción y como modelo de gobierno, compartido por el sector militar y al pueblo le daban migajas en nombre de un sueño revolucionario».

La Venezuela opulenta es un realidad para la dirigencia del PSUV y sus franquicias partidistas, a la que se le ha sumado la dirigencia opositora que le sirve de palafreneros a Nicolás Maduro, quien no tiene de qué preocuparse porque tiene la mesa servida mucho más cuando cuenta con un TSJ que le acomoda todo el andamiaje legal que requiera, para que el CNE aparezca como el organismo pulcro para convocar elecciones.

Lo que llama la atención es la manera como una dirigencia partidista se organiza, cual feria de pueblo, para participar en las elecciones que le conviene al gobierno, a los militares, verdaderos dueño del coro, donde la sequedad de contenido es impresionante, lo que indica que para esa dirigencia nada importa que en millones de hogares venezolanos se acuestan sin comer bien. En esos hogares carecen hasta de un bollo de pan con café para engañar el estómago, mucho menos pueden hacer una sopa y medio alimentarse, o pueden comprarse un kilo de cambur o de cualquier otro tipo de frutas. El hombre grita en el estómago de los niños, de los ancianos; grita en la mañana, la tarde o la noche.

Eso nada importa a la cúpula del gobierno. Ni los civiles ni los militares tienden la mirada hacia la Venezuela empobrecida por un gobierno que ha privilegiado la compra como parte de su manera de gobernar, mientras ellos en Miraflores, en los ministerios, gobernaciones, alcaldías y cuarteles tienen de todo, incluso los vinos y los whiskys de muchos años.

Esa es la otra Venezuela.

Sinceramente, la clase dirigente, donde también hay que incluir a grandes comerciantes y empresarios viven en otro país y, en una burbuja que no corre peligro de ser molestada por los que deambulan por las calles escarbando en los desechos para ver que consiguen. Por esa Venezuela no anda la dirigencia que le ha servido a Nicolás Maduro, como es el caso de los de Casa Amarilla, los mismo que permitieron el aumento de los diputados en la Asamblea Nacional, siendo ilegal; pero ellos les estaban sirviendo, con tal de destruir el proyecto político liderizado por Juan Guaidó, el mismo que también tiene cierta responsabilidad en el merengue político de la actual Venezuela.

¿Cómo hemos llegado a tanto?

En nada les preocupa a la gente de AD, Copei, MAS, Soluciones, Avanzada Progresista, entre otros colaboradores del inquilino de Miraflores, el mismo que quiere que ellos participen en las elecciones de gobernadores y alcaldes del 21 de noviembre, como si con eso se fuera a resolver los problemas de la gente que busca una ayuda, sobre todo porque no hay empleos.

Para la dirigencia del PSUV, la oposición de Casa Amarilla y la de Guaidó, ciertamente, no tienen propuestas para rescatar sus municipios, por ejemplo. Todo está en un círculo donde es el gobierno central que tiene la palabra, lo demás es cuento de camino. Todos esos dirigentes comen bien, viven bien; lo que digan es parte de la demagogia a la que se acostumbraron y a la que quieren acostumbrar a la gente, como la acostumbró el chavismo con cantos de sirenas, musicalizado en la bolsa del Clap humillante y salario de pobreza extrema que ni en Burundi se vive con dos dólares.

¿Qué hacer ahora para salir de esto?

No es posible que estos señores tengan la receta para encontrar la medicina que cubre el cáncer de la revolución. Hay que pensar en otro extremo de la razón política, donde no sigan con los cuentos.

algrano.fs@gmail.com

Felix Sucre

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