Hay total ausencia de un proyecto político concienzudo, coherente, estructuralmente articulado, serio y viable, para la transformación de la sociedad venezolana
Oscar Battaglini
A no dudarlo, esos son los rasgos que han terminado haciéndose dominantes en la estructura y en la dinámica del régimen chavista versión madurista. A esa situación lo han llevado, fatalmente, la concepción y el esquema político-ideológico (estéril, burocrático, autoritario) que definen a sus personeros, y que han hecho de ese régimen un estado fallido y policial; el atraso y la incompetencia que les ha caracterizado en el manejo de la administración pública y en el ejercicio del poder; la total ausencia de un proyecto político concienzudo, coherente, estructuralmente articulado, serio y viable, para la transformación de la sociedad venezolana; la carencia de planes concretos en ese mismo sentido, etc.
Consecuencia de ello es el estado generalizado de postración que presenta el conjunto de las actividades fundamentales del país, que afecta gravemente la vida de los venezolanos.
Es en esas determinaciones donde hay que buscar la causa básica, no sólo de la situación por la que atraviesa actualmente nuestro país, y que perturba gravemente la existencia de todos los venezolanos cualquiera que sea su estatus social y su posición política, sino que en todo ello radica también la razón de la crisis terminal (crisis de legitimidad y de gobernabilidad) a la que se ve sometido sin retorno el régimen madurista.
Esa es, sin apelación, la situación en la que se encuentra dicho régimen. Situación que lo devora por dentro como la carcoma y habrá de acompañarlo hasta su extinción definitiva para bien del país y de todos los venezolanos.
Se intenta ocultar de este modo, tanto la verdadera naturaleza y profundidad de la crisis en la que se encuentra, como el hecho de que su permanencia en el poder ha pasado a depender exclusivamente del poder de fuego de la fuerza armada chavista (facha) cuyo papel se ha reducido al de guardia pretoriana”
¿Cuándo y en qué momento pudiera producirse el inminente desenlace?, nadie puede saberlo con certeza; sobre todo porque los hechos históricos que se esperan con ansiedad y urgencia, con mucha frecuencia – aun existiendo condiciones favorables-, suelen hacerse esperar. Lo único que se sabe a ciencia cierta es que la crisis sigue su curso inevitable y que en el corto o mediano plazo pudiera producir el resultado esperado.
Mientras tanto, los personeros del régimen, aunque han comenzado a sentir que el sol se les coloca cada vez más a sus espaldas, particularmente por el carácter irreversible de la crisis que los afecta, persisten en darle continuidad al teatro bufo en el que aparecen escenificando la comedia de un gobierno que “goza de buena salud” y que vive haciendo planes fabulosos (fantásticos) para su permanencia en el poder.
Se intenta ocultar de este modo, tanto la verdadera naturaleza y profundidad de la crisis en la que se encuentra, como el hecho de que su permanencia en el poder ha pasado a depender exclusivamente del poder de fuego de la fuerza armada chavista (facha) cuyo papel se ha reducido al de “guardia pretoriana” al servicio del despotismo madurista; del fraude electoral practicado como política de Estado; y de la economía subterránea basada en la extracción, apropiación y comercialización ilícitas de bienes de propiedad nacional (oro, petróleo, otros minerales combustibles, etc, cuyos beneficios, en un alto porcentaje, son desviados hacia el atesoramiento personal de quienes manejan tales negociaciones.
Además de esos mecanismos para mantenerse en el poder, pretende el madurismo que el mundo democrático retorne a la época en la que se permitía la existencia de regímenes despóticos que privaron a sus sociedades de los derechos humanos y políticos y desarrollaron la tendencia a perpetuarse en el poder, tal como ocurre hoy en Rusia, China, Bielorrusia, Cuba, Nicaragua, etc.
Lo que sí es lícito pensar es que, dada la situación en la que se encuentra se vea forzado a entrar en una negociación concertada con la oposición que abra cause para la superación de la crisis política en desarrollo»
Esa práctica, como puede apreciarse claramente, ha llegado a su final hace ya bastante tiempo, lo que quiere decir que el tiempo de los regímenes totalitarios y autoritarios terminó, y que, por lo tanto, ya no disponen de la impunidad y de la posibilidad de seguir escudándose de manera farsesca y oportunista en los principios de soberanía, independencia y de la no injerencia, como ha venido haciendo el madurismo.
Es entonces, teniendo como referencia la nueva visión sobre las relaciones entre los Estados, y la crisis humanitaria compleja a la que hemos sido sometidos por el régimen chavezmadurista, lo que ha determinado la posición de la Comunidad Internacional de no reconocer la legalidad ni la legitimidad del régimen madurista, posición que lo condena y lo obliga a permanecer en un extremo aislamiento internacional.
Contra todo pronóstico el chavismo versión madurista se mantiene en el poder, pero no lo hace como al principio, cuando tenía a su disposición el favor de la inmensa mayoría de los venezolanos, sino mediante la aplicación de los medios y mecanismos violentos, políticos y jurídicos extremadamente envilecidos y antidemocráticos.
He ahí entonces el modo como ahora el chavismo se mantiene en el poder. Pero nada autoriza a pensar que con ello logrará detener el proceso de descomposición política que lo afecta, y mucho menos revertirlo. Lo que sí es lícito pensar es que, dada la situación en la que se encuentra se vea forzado a entrar en una negociación concertada con la oposición que abra cause para la superación de la crisis política en desarrollo.
Lo que suceda finalmente en ese encuentro, y los resultados favorables a los que se llegue, dependerán, básicamente, de las previsiones que tomen los promotores internacionales para que no se repita lo ocurrido en encuentros anteriores»
Todo parece indicar que se está en ese camino y que ya se han ultimado los detalles para que se lleve a cabo un nuevo encuentro entre ambos actores en la capital de México tentativamente el próximo 13 de agosto. Lo que suceda finalmente en ese encuentro, y los resultados favorables a los que se llegue, dependerán, básicamente, de las previsiones que tomen los promotores internacionales para que no se repita lo ocurrido en encuentros anteriores.
Lo deseable es que en esa reunión se llegue a un acuerdo para que en nuestro país se produzca una transición política pacífica de acuerdo a lo pautado constitucionalmente, y sin nuevos traumas que los venezolanos tengamos que sumar a los ya padecidos bajo el autoritarismo chávezmadurista.

EL AUTOR es historiador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, co-fundador del partido Liga Socialista y exrector del Consejo Nacional Electoral. Autor de los libros “Legitimación de Poder y lucha política en Venezuela” y “El medinismo, modernización, crisis política y golpe de estado”.