Hijo del capitán Santiago Mariño y de la irlandesa Atanasia Fitzgerald. Fue Jefe del Estado Mayor patriota en la Batalla de Carabobo, el segundo cargo en orden de importancia militar, después de Bolívar. No es concha de ajo
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Julián Rivas
Cómo existe la idea, infeliz por lo demás, de que no decir la verdad no es mentir, hay que ponerse en guardia ante la reproducción oficial de la Batalla de Carabobo. Pareciera , por ejemplo, que Santiago Mariño no tuvo nada que ver con eso.
Los que han organizado esta campaña conmemorativa de la batalla del 21 de junio de 1821 han hecho una mezcolanza de personajes donde sacan unos y meten otros, incluso rompiendo orden cronológico.
El Libertador de Oriente
Un extraño excepcionalismo se ha apoderado de Venezuela. Se cultiva y se reproduce a diario. Somos el mejor país, el mejor sistema electoral, las mujeres más bellas, los hombres más embraguetados, la generación dorada. En el mundo. Pero ojo, dónde queda la verdad? Eso toca todos los campos de la vida cotidiana, desde enfriar la discusión de un contrato colectivo hasta una interpretación de lo que fue la Batalla de Carabobo. Choca con lo verídico pero es lo que se ve en televisión y en las películas.
En este 2021 llamado del bicentenario de Carabobo se omiten temas y otros se les despliega. Hasta el cansancio. Por estos días vemos en Los Próceres una inmensa cantidad de propaganda. Pero nada que hable bien de Santiago Mariño, el primero que en 1813 fue llamado Libertador. Si, Libertador de Oriente. Lo que ratificó el Congreso de Cariaco en 1816, mal llamado «Congresillo» por la misma corriente de historiadores que guía la actual celebración bicentenaria.
Así es la historia. No hay que esperar otro centenario para hacer justicia. Hay que rescatar la historia real de la República.
La Batalla de Carabobo
Se ha vuelto confusa la historia de la Batalla de Carabobo. Mucho desatino. Por lo reiterado se puede considerar que esto no es pura coincidencia. Pongamos un ejemplo: en notas de prensa, crónicas, libros editados para la fecha, de colección, con fotos, letras decoradas, consignas altisonantes, en obras de teatro, conciertos musicales, cuentos y películas que se divulgan aquí y en el exterior sobre la batalla de Carabobo, la figura de Santiago Mariño, Jefe del Estado Mayor patriota en esa batalla, o no existe o se presenta con perfiles de poca importancia. Y mire que Mariño para la ocasión era el segundo cargo en orden de importancia militar, después de Bolivar, Jefe del Estado Mayor del Ejército patriota. No es concha de ajo.
Esto tiene ese matiz stalinista dónde borraron a Trotsky de la historia de la revolución rusa. No hay consulta. Es una receta instantánea: esta es la historia y ya. La verdad oficial con pretensiones de ser popular.
El origen de este fenómeno se remonta a las pugnas por el mando en tiempos de Independencia. Lo reforzó José Antonio Paez, quién odiaba a Mariño, jefe de la revolución de las reformas, reacción popular contra Paez en 1836, contra la hegemonía paecista.
Hay un prejuicio inconfesable aunque ya añejo, casi bicentenario. Hay quienes se autocalifican de «bolivarianos» y creen que ocultando a Mariño hacen su aporte a la historia. No saben seguramente que uno de los grandes libros sobre Venezuela, para muchos el mejor que se ha escrito sobre Venezuela, se llama justamente Mariño, de Caracciolo Parra Pérez, cinco grandes tomos. Este libro es para los venezolanos lo que el Shanamed es para los persas. Mariño fue un guerrero y un estratega. Hizo correr a Boves en Bocachica, hasta Araure llevo tropas para auxiliar a los caraqueños.
Un dato adicional: fueron Mariño y los orientales los que recibieron y protegieron a las miles de familias de Caracas que huyeron de Boves en 1814.
Pedro Chipía, edecán de Mariño
En Haití, Santiago Mariño demostró claridad política, la mejor disposición a la unidad para continuar la lucha por la independencia, después de los duros golpes de los realistas contra las repúblicas de 1811 y 1813. Aceptó la petición del presidente Petión para que Bolívar asumiera el mando de la expedición a Venezuela. Fue un gesto valioso, y muy generoso de su parte. Fíjese que las expediciones desde Haití llegaron al Oriente. En las deliberaciones previas, Mariño podía demostrar que tenía mando sobre las guerrillas y tropas que permanecían al interior del territorio del Estado de Oriente, que incluso controlaban bolsones territoriales, resistiendo a los españoles, al canario Morales, de quién se decía que era más sanguinario que Boves. Entre las guerrillas orientales estaban las de: Montes y Ribero, por los lados de Cumaná, los Monagas en la zona de San Diego de Cabrutica. Había otras guerrillas en los llanos, las tropas que dirigía Zaraza. Mariño tenía ejército. Bolívar no estaba en condiciones de decir lo mismo. Incluso se sintió obligado a ir a Haití tras el mal momento en Jamaica, adónde pasó tribulaciones, penurias económicas y soledad. Si, solo, con su ayudante y edecán de entonces, Pedro Chipia
Ese gesto se oculta en Caracas. La idea es presentar a Mariño de la peor manera. Pero como la tarea es difícil y hay que cuidar las formas, pues se ignora a Mariño. Eso es dejar mocha la historia, lo real. Va para dos siglos de este afán.
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El maestro vigente de esta escuela de «historiadores del bicentenario» es Pino Iturrieta. Pero es la historia caraqueña, con mucho de Vicente Lecuna, de lo que difundió Guzmán Blanco con fines de mantener el poder. También hay repetición de la primera edición centenaria, la de Juan Vicente Gómez. Ahora la maquinaria de propaganda es más sofisticada.
Bermúdez, libertador de Caracas
En este Bicentenario tampoco se habla del libertador de Caracas justamente a las mismas horas de la Batalla de Carabobo, José Francisco Bermúdez. Eso es histórico, una hazaña militar la reducen a la «Diversión de Bermúdez». Así y todo de esto no se ha hablado mucho. Solo se dice que los triunfadores de Carabobo a los pocos días llegaron a Caracas. Lo cierto es que quien les despejó el camino fue el guerrero oriental, que en su campaña por liberar a Caracas vio caer a centenares de sus hombres provenientes del Oriente. Son los sacrificios olvidados. Por eso Ovidio Figueroa habla de trescientos mil libertadores, no de uno.
La campaña de Carabobo era la misma que la acción que dirigió Bermúdez en Caracas y sus alrededores Hubo combates en plena Caracas, Valles del Tuy, Carayaca, Los Teques y montañas adyacentes de Aragua.
Tampoco se explica cómo se formó el ejército libertador que triunfó en Carabobo. Mariño, Bermúdez y un negro del Caribe, Juan Bautista Bideau, son los creadores del Ejército de Oriente, la base del ejército libertador que desde 1815 garantiza Carabobo y la independencia de Venezuela y más allá de nuestras fronteras, hasta el Sur del continente, aportando a Sucre, por ejemplo, porque el ejército caraqueño fue liquidado por Boves y Morales entre 1814 y 1815.
Mucha plata invertida para el bicentenario de la Batalla de Carabobo. Y mientras más aclaran más oscurece. Murales, editoriales, historiadores van, historiadores vienen. Desfiles y caminatas desde Cojedes al Campo de Carabobo. El cineasta Lamatta hace películas sobre la batalla No se ve por ningún lado alguna rigurosidad histórica. Es una pena.
El Pedro Camejo de Eduardo Blanco
Pero no deja de sorprender ese afán por poner a Pedro Camejo como un pensador de la independencia, estratega de guerra y líder social. La leyenda de Camejo la moldeó Eduardo Blanco, abuelo de María Corina Machado, que escribió Venezuela Heroica y otros relatos de epopeyas aportados por Páez, de quién Blanco fue ayudante décadas después de Carabobo. Se han pasado con Negro Primero, lo cual no le hace ningún favor a Camejo.
Pareciera que se pretende que los negros y la afrodescendencia crean a pie juntillas los cuentos de Paez y Eduardo Blanco. La figura de Camejo es sobredimensionada. Prácticamente lo presentan como pensador, agitador y propagandista. Hay reproducciones de supuestos pensamientos de Camejo en el metro de Caracas. La película de Lamatta le da rol estelar en la batalla y los muralistas, pintores y dibujantes lo presentan como un superhéroe, actor o rockero de actualidad, luciendo incluso lentes oscuros. Como esos súper policías de ahora en las películas de Hollywood. Un Malcolm X. Un mito, pues.
No es pretensión descalificar a Camejo. Pero cada quien según lo que hizo. La primera consideración, Camejo fue oficial de tardía incorporación a la República. Antes estuvo con Boves e hizo la guerra a los patriotas. Segundo, fue un oficial subalterno, muy discreto entre los patriotas. Líderes y jefes militares de origen negro que si son referentes históricos, de mayor peso que Camejo, fueron José Laurencio Silva, Leonardo Infante, Aramendi, también en el ejército de Paez. Y otros oficiales negros que destacaron en el ejército patriota fueron Juan José Rondón, «el de Rondón no ha peleado», y Tomás Heres, que se incorporan después de 1817, tras servir a los españoles. Es lo real.
Bideau, líder de los negros
El líder negro determinante de mucho del proceso de independencia, Juan Bautista Bideau, nacido en el Caribe, capitán corsario, con formación en la revolución francesa, activo en la guerra de brigantes entre Francia y Estados Unidos a fines del siglo dieciocho, asentado en la isla de Guadalupe, dónde también hizo la guerra a Inglaterra. De los jacobinos negros del Caribe, amigo de Dessalines, se estima que ayudó a Miranda en las actividades precursoras de la independencia. Lo cierto es que Miranda en 1811 le pide a Bideau y a Felipe Esteves que activen la Armada de Venezuela independiente. (Hay muchos equivocados que creen que Luis Brion fundó la Armada patriota). Bideau se alternaba con Mariño como Jefe del Estado de Oriente en la Segunda República, resistió a Morales, hasta que se unió a los patriotas emigrados en Haití para regresar en la primera expedición desde Los Cayos, volver a Haití con Bolívar y regresar en la segunda expedición,desde Jacmel, con Bolívar.
Así de mezquina sigue siendo la interpretación histórica. Hoy supuestamente bolivariana. Es una historia desdibujad. Cómo será que todavía a estas alturas no se han conseguido las letras para que el nombre de Juan Bautista Bideau esté en los monolitos de Los Próceres, y hay espacio para agregarlas. Lo que no ha habido es voluntad política ni una acción de justicia, con la gran hazaña de Bideau, con los pueblos del Caribe, con los negros y afrodescendientes. No hay auditorio oficial que se entere de la omisión. Grave. Y eso que Bideau, nacido en la isla de Santa Lucia y venezolano por adopción, le hizo tantos favores a la República: el primero que anuncia la Colombia Independiente, en Guiria en 1813. Por esos años exige respeto a los refugiados venezolanos en Trinidad, reclamando derechos de estadía (un asunto de actualidad). Fue el primero que como autoridad independiente liberó esclavos en Oriente; amigo de Miranda, Mariño y Bolívar, e incluso a Bolívar lo salvó de la muerte en varias ocasiones, incluyendo la acción de rescatarlo abandonado en la playa de Ocumare de la Costa cuando Bolívar estaba a punto de meterse un balazo antes de que lo atraparan las tropas españolas que venían en camino.
La Segunda República
Bideau fue responsable de la política exterior en la Segunda República ( una propuesta de dos estados federados, Oriente y Occidente, con defensa y política exterior común) ; también es el oficial de más alto rango, capitán de navío (coronel) que murió en la defensa de la Casa Fuerte de Barcelona el 7 de abril de 1817, al mando del Batallón de Negros de Guiria.. Cuando Piar fue derrotado en El Salado por Boves, en las afueras de Cumaná, Bideau le envió tropas; y cuando Piar quiso desalojar del mando a Mariño en Oriente, Bideau lo apreso y lo expulsó hacia Granada en 1815.
El Estado de Oriente se extendía desde el Caribe hasta el río Negro-Amazonas. Guayana era parte de su división política. Angostura estaba en manos de los españoles pero las guerrillas patriotas eran muy activas en el Caura y Cuchivero.. Había guerrillas al interior del territorio de Guayana, entre ellas las de Cedeño y los Monagas al norte del Orinoco. Todas con apoyo popular, familias con largo tiempo asentadas en Caicara y otros pueblos. Hacia el oeste el Estado de Oriente llegaba hasta el río Manapire, en el actual Guarico, comprendiendo poblaciones como Cabruta, Tucupido, Valle de la Pascua. La resistencia contra los españoles era dirigida por Zaraza y otros caudillos locales. Las bocas del Orinoco eran vigiladas por embarcaciones salidas desde Guiria, dónde estaba el Cuartel General. El Estado de Oriente tenía activo movimiento comercial en todo el Caribe Oriental, controlado por Bideau. Obviamente el Estado de Oriente estaba en guerra permanente y mucha de la memoria, archivos y comunicaciones se han perdido.
Bideau, el diplomático
Es interesante: Bideau fue motivo de preocupación diplomática para Madrid y Londres, como advierte Paul Verna. De Bideau y su bergantin Botón de Rosa hablan con conocimiento en el museo naval español, entre otras cosas porque fue perseguido durante mucho tiempo y su embarcación fue incautada por el famoso marino Manuel Isidro Barradas Valdez y Miranda (primo de Francisco de Miranda, nacido en Canarias y criado en Carúpano, que invadió México en 1829.
También Bideau fue el que presentó a los patriotas en Haití el plan para tomar Guayana, la segunda campaña, proponiendo el control de la región para después avanzar sobre el resto del territorio controlado por los españoles. Eso fue lo que hicieron las tropas que salieron de Barcelona entre 1816 y 1817, dirigidas por el general Manuel Piar y el coronel Pedro Chipia como jefe de operaciones.
Bideau conocía la riqueza del Orinoco, después de haber participado en la primera, campaña de Guayana en 1812; triunfando en el Caño Macareo y entre los pocos sobrevivientes de la derrota de Sorondo, ambos combates navales en el Orinoco. Fabricante de barcos, los puso a la orden de la República Nueva, tras la caída de la primera república traslado patriotas al exilio, organizó la invasión de Oriente en 1813, llamo a la unidad de los pueblos del Caribe, bajo la bandera de la Colombia Independiente, un precursor de la integración que escribía proclamas, discursos e informes para la liberación. El olvidado Bideau, que injusticia.
Que torcida se ha vuelto la historia de la República. Del proceso de Independencia hay muchos mitos y mucha manipulación. Unos próceres sobredimensionados y otros ocultados.
El proceso bicentenario de independencia que comenzó en 2010 no ha ayudado a corregir las malinterpretaciones. Deben corregirse, porque estamos en un Estado Federal administrativo que debe garantizar el desarrollo equilibrado de todas las entidades. Esto es crucial para el futuro y debe cumplirse.
Es curioso que a propósito del Bicentenario en Los Próceres han montado carteles alusivos a Maisanta, personaje posterior a la fecha de Carabobo, ochenta años (Y en la lucha contra Gómez más reconocimiento tiene Arévalo Cedeño) Si no se le pone freno a esto, la burocracia de la cultura y la historia será capaz de meter a Maisanta en el Panteón Nacional mientras siguen por fuera Bideau, Piar y otros olvidados, como los trujillanos Pedro Chipía y Manuel Gogorza Lechuga.
El desatino de la interpretación histórica tiene ratos. En Caracas construyen plazas con estatuas para todo el mundo, pero no para su libertador Bermúdez, menos para Mariño, y Bideau, quién es ese? De malagradecidos está lleno el mundo.
Colofón
Se puede consumir un producto y no por ello se alimenta, se subsiste. Hasta se olvida que la digestión puede terminar en indigestión. Gallegos decía que educarse es digerir. Entonces si los ciudadanos reciben interpretaciones históricas torcidas, se falta a la verdad y habrá millones de confundidos.
Una sociedad libre y bien cultivada debe liberarse de mitos y prejuicios incubados en el curso del tiempo. De lo contrario lo que habrá es desarrollo del subdesarrollo.
El venezolano quiere discutir verdades, por muy duras que sean. Qué sentido tiene que en los medios de comunicación se diga que Venezuela es el mejor país del mundo, de centauros y luchadores por la libertad, mientras a diario cientos de familias abandonan el país, cruzan fronteras, emigran adónde creen que les puede ir mejor.
Educar es alimentar bien. No es tírame algo, tente en pie, subsiste mientras tanto. Es justicia.
Pero veamos una lectura de Tarik Ali :
«Una de las características más sorprendentes de nuestra época es que no hay en el mundo un solo partido político de importancia que tenga entre sus aspiraciones la de realizar cambios trascendentes. Si es cierto que la historia y la democracia fueron hermanas gemelas nacidas en la antigua Grecia, morirán también a la vez? La cultura dominante prácticamente ha ilegalizado la historia y, de esta suerte, ha reducido el proceso democrático a una farsa. El resultado es una mezcla de cinismo, desesperación y escapismo. El entorno más adecuado para que surjan irracionalismos de toda índole…». Página 429 de El choque de los fundamentalismos. Alianza Editorial.
Perfil de Santiago Mariño Fitzgerald