Falta sobre todo la más sólida unificación del G-4, como en el año 2015
Oscar Battaglini
La definición acertada de esta cuestión, en relación con el período, la coyuntura o el momento histórico-político de que se trate, constituye la clave de toda concepción o proyecto de cambio social con posibilidades de alcanzar el éxito en el terreno de la práctica política concreta.
La no resolución adecuada de este problema político fundamental, inevitablemente condena a la práctica en referencia a marchar sin un rumbo preciso, a extraviarse en la dispersión, en el espontaneísmo y la improvisación del “como vaya viniendo vamos viendo”, y con mucha frecuencia en el cansancio y desaliento de dirigentes y dirigidos, y por último, en el debilitamiento de las fuerzas y hasta la derrota más frustrante.
El riesgo de caer en esa situación es una de las asechanzas y peligros que actualmente amenazan a la oposición democrática articulada en el G-4. De ahí la necesidad que tiene de dar los pasos inmediatos que le permitan no sólo hacer las definiciones que le den más coherencia a su posición política, sino tomar las iniciativas que le impriman una mayor pegada a su accionar político dirigente (práctico) en el seno de los más amplios sectores de la sociedad venezolana. En tal sentido la oposición debe terminar de definir de manera clara y terminante su posición de participar unitariamente en las elecciones regionales del próximo 21 de noviembre.
En esa declaración ante el país deben quedar suficientemente claras, entre otras cosas, las siguientes:
1-Que fueron correctas las decisiones de abstenerse en los eventos electorales del 20/05/18 y del 6/12/20, en cuya realización la dictadura militarista cerró absolutamente todas las posibilidades que hubiesen hecho factible la participación de los sectores políticos democráticos comprometidos con la recuperación democrática del país, tal y como lo expresara la Comunidad Internacional, particularmente la misión de la Unión Europea que nos visitara en la fase previa a las “elecciones” parlamentarias del 6/12/20.
2-Que las elecciones regionales del próximo 21 de noviembre, se han constituido en la contradicción principal que hay que afrontar en el curso de la coyuntura actualmente en desarrollo. Esto no quiere decir que la Mesa de Negociación política de Ciudad de México, haya perdido su relevancia como un espacio de primer plano para la resolución de la crisis y del conflicto político nacional. A nuestro entender, hay dos cosas que le confieren a estas elecciones –en estos momentos- el carácter que le hemos atribuido: en primer lugar, porque, obviamente, las elecciones de noviembre próximo, anteceden a la adopción de un acuerdo integral en la Mesa de negociación de Ciudad de México, que sirva de base y guía para la solución del conflicto político venezolano; y, en segundo lugar, porque a pesar de que aún se mantiene en lo fundamental la situación política que impide la realización en nuestro país de elecciones libres (como por ejemplo la ilegalización de los partidos políticos del G-4, y la inhabilitación política de sus principales dirigentes, la mayoría de los cuales se encuentran en el exilio) el régimen se ha visto forzado a permitir la introducción en el régimen electoral imperante (de una alta propensión ventajista y fraudulenta) de algunas mínimas modificaciones que abren la posibilidad de participación en las elecciones con la opción cierta de asestarle una derrota político-electoral como la que se le infligió el 6 de diciembre de 2015. Entre esas modificaciones pueden señalarse: la presencia actualmente en el CNE, de dos representantes de la oposición democrática que vienen desarrollando una gestión político-administrativa aceptable en una buena medida, y que mínimamente garantiza que esta vez las cosas no se harán del todo de la forma vulgarmente fraudulenta de los dos últimos “procesos electorales” que han tenido lugar en el país. De eso dan cuenta. La apertura que se hizo del Registro Electoral Permanente (REP) para la inscripción de nuevos electores, actualización y cambio de residencia de los mismos; las auditorías que se han realizado del REP y de los sistemas técnico-electrónicos del CNE; la presencia en el país de las misiones electorales de la Unión Europea, del Centro Carter y de organismos de observación electoral nacionales, etc.
3-La disponibilidad por parte de la oposición democrática del G.4, de la tarjeta electoral de la MUD (la tarjeta de la manito) con la cual se ganaron de manera determinante las elecciones parlamentarias del 6/12/2015.
Fueron correctas las decisiones de abstenerse en los eventos electorales del 20/05/18 y del 6/12/20, en cuya realización la dictadura militarista cerró absolutamente todas las posibilidades»
¿Qué falta?, falta sobre todo la más sólida unificación del G-4 (como en el año 2015) alrededor de la decisión justa y correcta de participar en estas elecciones con la firme determinación de infligirle otra gran derrota política a la dictadura militarista y a sus aliados colaboracionistas hoy anidados en la asamblea nacional espuria. Esta es la respuesta política que la inmensa mayoría de los venezolanos que sufrimos los rigores de la permanencia del militarismo dictatorial chavista en el poder, estamos esperando de la dirección política del G-4. En esto no hay que ceder ni hacerle la más mínima concesión al chantaje que se ha puesto a rodar según el cual la oposición está dividida porque en la escena política aparece una cosa denominada “alianza democrática de oposición”, eso, como todo el mundo sabe, no es otra cosa que el nuevo look que hoy exhibe “la mesita”, los alacranes y demás alimañas asociadas, que, como también es sabido, es muy poco lo que políticamente representan en este país.
En consecuencia lo que procede es terminar de ordenar las fuerzas internas, para, de esa manera, aprovechar las oportunidades que ofrece la campaña electoral para promover, con gran determinación, el voto a favor de las candidaturas del G-4 y la necesidad imperiosa de comenzar a desalojar del poder a la anomalía dictatorial chavista. Hacer esto debe comenzar además con un manifiesto y una gran manifestación y concentración de masas donde se le explique al pueblo venezolano el sentido que tiene la participación del G-4 en estas elecciones y los objetivos que este se propone conquistar con su participación en las mismas; todo ello como parte del objetivo supremo de desalojar definitivamente a la anomia chavista del poder.
Por último, la participación en estas elecciones no debe hacerse de forma burocrática, sino mediante la creación de numerosos organismos de base constituidos por los más diversos sectores de la sociedad, que no sólo favorezcan la participación directa de esta en todo lo que haya que hacer en el desarrollo de la campaña electoral, sino que al mismo tiempo se constituyan en el soporte orgánico y político del G-4 en el desarrollo de la campaña electoral.