Las franquicias de la falsa oposición ya están movilizadas pidiendo dinero a Bolichicos y Boliburgueses.
Humberto González Briceño
La falsa oposición representada fundamentalmente por las franquicias que controlan la Asamblea Nacional 2015 y el interinato (Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y la corte de partidos pedigüeños que les acompañan) sigue dando bandazos. Sin una propuesta viable para salir del chavismo estos operadores siguen haciendo negocios y lucrándose de elección en elección. Aún no había terminado el reparto de cargos el 11 de noviembre cuando ya los falsos opositores estaban anunciando su próximo negocio: El Referéndum Revocatorio.
Empeñados en seguir buscando maneras de legitimar al régimen chavista ahora la falsa oposición apostará a los mecanismos establecidos en la constitución chavista de 1999 para supuestamente tratar de salir de Nicolás Maduro. No importa toda la evidencia acumulada a lo largo de estas dos décadas sobre la extraordinaria capacidad del régimen para orquestar un fraude electoral. Menos aún importa constatar que los órganos del estado chavista se han activado, y lo volverán a hacer, para que un evento de esta naturaleza no ponga en peligro la estabilidad del régimen. Esto incluye a un Tribunal Supremo de Justicia chavista preparado desde ya para producir sentencias favorables al régimen y a unas fuerzas armadas, también chavistas, cuyo vocero principal ha repetido hasta la saciedad que el chavismo jamás entregará el poder.
Pero aun así las franquicias de la falsa oposición ya están movilizadas pidiendo dinero a Bolichicos y Boliburgueses para financiar esta nueva campaña. El objetivo es tratar de embaucar a los venezolanos con la estafa de que es posible sacar del poder con votos al chavismo y en el camino quedarse con masas de dinero en sus bolsillos. Pero esto es algo que ya hemos visto y seguiremos viendo para este y otros eventos electorales que contarán con la participación legitimadora de la falsa oposición.
Lo que resulta curioso y no se puede dejar pasar por debajo de la mesa es el proceso que viene operando desde hace varios años donde la falsa oposición en su necedad de defender al régimen político coincide en sus posturas con el chavismo, más específicamente con el llamado chavismo originario.
El chavismo originario es esa primera camada de operadores que acompañaron a Hugo Chávez hasta su desaparición. Allí hay civiles y militares que fueron los arquitectos de la Constitución de 1999 y el estado chavista. Una vez fallecido Chávez se configura un poderoso grupo dentro del estado chavista identificado como el madurismo cuya prioridad fue eliminar toda amenaza dentro del propio régimen político. Desde que Nicolás Maduro asume la presidencia se ha desarrollado una lucha intensa para purgar a elementos del chavismo originario en una combinación de neutralización física y política para eliminar a cualquiera que represente una amenaza al tirano de turno.
Sin dejar de ser chavistas y blandiendo su lealtad a la constitución de 1999 el llamado chavismo originario se ha separado políticamente del gobierno de Nicolás Maduro con críticas a este por traicionar el legado de Chávez, o sea por no ser lo suficientemente chavista. Con estas credenciales esta suerte de disidencia del chavismo ha sido cobijada en el seno de la falsa oposición con espacio propio en la MUD y el Frente Amplio.
El objetivo es tratar de embaucar a los venezolanos con la estafa de que es posible sacar del poder con votos al chavismo y en el camino quedarse con masas de dinero en sus bolsillo»
En una primera ojeada podría parecer que el chavismo originario, ahora disidente del gobierno de Maduro que no del régimen chavista, estaría acercándose a las tesis de la falsa oposición a la hora de enfrentar a Maduro por la vía electoral. Pero no es así. Los chavistas originarios han sido y seguirán siendo chavistas dispuestos a defender el desastre de revolución bolivariana que nos dejó Chávez y está destruyendo a Venezuela. Ellos, que fueron los arquitectos e ingenieros de este régimen político, tienen que buscar en las entrañas de ese engendro las formas constitucionales y legales para tratar de sacar a Nicolás Maduro del gobierno. Es la falsa oposición la que, negándose a sí misma como una alternativa frente al estado chavista, corre desesperada a hacer causa común con el chavismo en la defensa del régimen político y sus órganos establecidos en la constitución de 1999.
Esto explica que la falsa oposición en la estafa electoral del 21 de noviembre haya apoyado candidatos chavistas no maduristas y que a su vez el chavismo originario ahora disidente de Maduro haya llamado a votar por los candidatos de la MUD. Esto respondería a la pregunta ¿Por qué la falsa oposición coincide con Rafael Ramírez cuando éste propone un referéndum para revocar a Maduro? Los falsos opositores están suscribiendo la misma tesis de uno de los fundadores del estado chavista que busca un mero cambio de gobierno pero dejando intacto al resto del régimen político.
La defensa política y electoral del estado chavista y su constitución es el punto de encuentro entre las dos versiones de la falsa oposición (interinato y alacranes) y las dos versiones del chavismo (madurismo y chavismo originario). La cantidad aritmética pareciera mostrar 4 grupos enfrentados entre sí, pero aquí lo que está operando es más bien una cantidad lógica que por sus posturas en defensa del mismo régimen político se reducen a una sola posición.
En los próximos meses veremos a los operadores de la falsa oposición codo a codo con Rafael Ramirez y su combo haciendo campaña para tratar de revocar a Nicolás Maduro, pero no para sacar al chavismo del poder.