Nicolás Maduro debe temblar en estos momentos, dada la situación en la que se encuentra, tomando en cuenta que el cerco se le aprieta más en la Corte Penal Internacional, a propósito de la investigación que se le sigue por denuncias de crímenes de lesa humanidad; pues lo último que se ha sabido es que el fiscal Karim Khan notificó a los países miembros de la instancia el hecho de esta investigación, y entonces Maduro anuncia que se desaparece por quince días.
-Olvídense de mí por quince días-, ha dicho, y entonces se produjo como una especie de distensión en el país; pues su verbo incendiario no deja de contener una incesante contienda; un tanto a lo quijotesco, si se parte del hecho de que el enemigo en esa contienda se trata de un fantasma, como es el “imperialismo norteamericano”, y que es un concepto que pertenece más bien al esquema del mundo pasado, es decir, el mundo bipolar; cuando existía, por una parte, Estados Unidos y, por la otra, la Unión Soviética, lo que se conoció como la Guerra Fría, y entonces habían áreas de influencia de una y otra potencia: nosotros los sudamericanos éramos el patio trasero de EEUU; lo que comprueba que la temporareida en nuestro imaginario no es común a todos nosotros. Obsérvese que esta gente vive con los pies en el espacio temporal de la década de 1960, y no sin razón el viejo Ortega y Gasset hablaba de un “tema de nuestro tiempo”; refiriéndose, por supuesto, a la civilización occidental, o Hegel “el espíritu de la época”; década en la que sí había una conducta imperial por parte del hermano mayor del Norte; momentos en los que un régimen, como el de Maduro, hubiera sido sacado por los famosos marines desde hace tiempo; para que se vea como han cambiado los tiempos, y esta cantaleta del imperialismo es todo el día, pues no hay una semana que éste no venga con una cadena; que es lo que produce esa tensión en el medio nuestro; porque, por lo demás, tampoco deja de estar presente en dicha cantaleta el insulto, la infamia contra Juan Guaidó y compañía. De modo que el verdugo nuestro se desentiende del asunto, y nos deja en paz por unos días.
Por lo demás, el tercio se ve que deseaba que llegara este momento de la celebración de la natividad del Señor, y la cual la decretó antes mismo, de que la iglesia procediera a darle apertura al proceso del adviento; a propósito de un video que filmó con Cilia Flores por allá por el mes de noviembre en el Palacio de Miraflores: encendido de luces y motivos navideños aquel ambiente, en un recorrido que hacen ambos por los pasillos del palacio de Misia Jacinta; una Cilia menuda al lado de aquel gigantón (demasiado hombre para esa mujer, dicen así), y de modo que eso era lo que quería: fiesta y fiesta, frente a una realidad, que es la que no quiere ver; una realidad intrínseca y extrínseca; pues por una parte está la situación de un país en condiciones de asistencia humanitaria: hambre, miseria; el 90% de la población en la pobreza; lo que él explica achacándole a las sanciones que nos tiene impuestas el “imperialismo norteamericano”; pero que le estalla en la cara en hechos, como el que acaba de ocurrir en Barinas; donde el pueblo le habló, teniendo presente lo emblemática, que vino a constituir la región desde el punto de vista electoral; por la otra, no sólo tiene la amenaza de la recompensa, que está ofreciendo la justicia estadounidense de 15 millones de dólares por su cabeza, y que lo aísla frente al mundo; dado que su persona en cualquier territorio foráneo, que pise, pasa a ser ilegal, violatoria de tratados internacionales; como se demostró, cuando se dio una pasadita por México, recientemente, y de donde se tuvo que venir a la carrera; sino, además, que el tercio tiene esta otra amenaza, de lo que sucede en la CPI.
Porque lo que se indica es que, una vez notificado cada país miembro, con motivo del proceso que se le sigue allí, éste puede proceder de cualquier manera con respecto a su persona, en caso de producirse un fallo de condena en esa instancia, y de acuerdo a lo que se especula, Colombia pudiera jugar un papel fundamental, en ese sentido; cuando por lo demás, el gobierno de Maduro sostiene una guerra solapada con la hermana nación; empezando, porque muestro país se ha transformado en un santuario de la narcoguerrilla en una forma descarada; aparte de la antipatía que reina entre Iván Duque y Nicolás Maduro. Por supuesto, todo esto está en el campo de lo hipotético; pues como lo señalan los diplomáticos, es posible que la CPI decida sobre su caso en el primer trimestre del próximo año; como dentro de diez años; dependiendo del curso de la investigación; aun cuando, se observa que derivado de la situación de emergencia humanitaria, como decía, que vive el país, junto a una diáspora poblacional, que ha huido por nuestras fronteras bajo todas las formas posibles, que se calcula que puede llegar a los diez millones en los próximos tres años; eso, por una parte, y por la otra, la situación misma de Nicolás Maduro derivada de su relación, no sólo con la narcoguerrilla colombiana, sino con el terrorismo islámico; sin contar los casos de extrema gravedad de violación de derechos humanos, y que son patéticos, hace que en ese medio de la CPI se produzca una gran presión, en ese sentido.
Obsérvese que a Delcy Eloina la frenaron. No le concedieron el derecho a la impunidad, que asiste a los predios de la CPI en La Haya; cuando una persona se acerca hacia su sede bajo alguna misión. Ahora, ¿a qué fue Delcy Eloina? Aquí es donde entra el reino de la especulación; lo que se la dejo al lector. El hecho es que es la segunda vez que a esta señora le sucede esta situación, en lo que atañe a tratar de entrar a Europa; lo cual le debe haber resultado demasiado aleccionador a Maduro, si es que a partir de aquí midió las circunstancias, en las que se encuentra su proyección hoy ante el mundo, y entonces decidió darse unos quince días de descanso.
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