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¿Y cómo recuperamos a Venezuela? #Opinión #HumbertoGonzálezBriceño

El papel de la falsa oposición ha sido instrumental para ayudar a los siniestros planes del chavismo por el colaboracionismo y servilismo.

Humberto González Briceño

Venezuela, nuestra patria, está perdida en manos del chavismo y la falsa oposición. Gracias a la acción depredadora de estos mercenarios de la política la nación histórica como sociedad política está totalmente perdida. Decir esto no es una exageración apocalíptica sino una constatación descarnada de la brutal realidad.

Hablamos de un país con más de 7 millones de ciudadanos en fuga por el mundo ante el colapso de todo. Con la llegada del chavismo al poder se inició el proceso más dramático de destrucción de un país desde adentro dinamitando primero sus instituciones y linchando luego a su población civil desarmada, todo para sostener en el poder a la camarilla gobernante.

Comenzando por la constitución de 1999 y siguiendo con  todos los órganos del régimen existe un estado chavista que opera y ha sustituido desde hace tiempo al Estado nacional venezolano. La función fundamental de ese estado chavista con sus instituciones es simplemente asegurar el poder a perpetuidad sin importar el costo histórico y material para la nación venezolana.

Las fuerzas policiales y militares han abandonado su función de garantes del orden público y la integridad territorial para ser el brazo armado de un régimen que somete a los civiles mediante el uso de la violencia más brutal. Como consecuencia de esto el territorio venezolano se ha ido desmembrando en pequeñas parcelas y regiones que son controladas militarmente por grupos guerrilleros, terroristas y megabandas criminales que actúan con impunidad en complicidad con las fuerzas militares chavistas.

El deterioro de las condiciones materiales de vida de los venezolanos es el resultado directo de la acción devastadora de una plaga que llegó al poder para robar y destruir. El chavismo no es el tipo de tiranía que se distingue por las obras que construye sino por todo lo que destruye a su paso como el vendaval de un rabioso Atila tropical.

Los hospitales están colapsados y se han reducido a antesalas de una muerte garantizada. Las escuelas están abandonadas y las universidades saqueadas dejando sus edificios como solitarios mausoleos de la educación. La economía gira en torno a las más variadas actividades ilícitas incentivadas por el propio estado chavista donde buhoneros y contrabandistas ejercitan las actividades más inocuas. El chavismo ha creado su propia boliburguesía que vive del robo al estado y del narcolavado, lo cual permite el florecimiento de bodegones con exquisiteces importadas en un país donde la gente muere diariamente de hambre.

En Venezuela es habitual y normal que extensas áreas del país pasen semanas y meses sin agua, sin electricidad, sin comida, y sin internet. Esta normalidad se ve cíclicamente alterada cada vez que el chavismo convoca a su circo electoral para legitimarse ante los ojos del mundo. Entonces aparecen como por arte de magia cajas CLAP, perniles, harina pan, y caraotas importadas de Guyana para dar una ligera sensación de mejoría.

Este caos en el que hoy vive Venezuela fue concebido por Hugo Chávez como una política deliberada para reventar las instituciones que operaban bajo el estado de partidos y destruir el tejido social al extremo de obligar a la población civil a someterse al régimen o huir del país. La proliferación de colectivos chavistas armados, las zonas de tolerancia para el crimen organizado y las alianzas frecuentes con grupos guerrilleros colombianos forman parte de esa política del caos que termina por regresar como un poderoso boomerang en contra de sus patrocinantes. Pero eso no importa porque el objetivo del chavismo no es ni siquiera asegurar la estabilidad de su propio estado sino seguir ellos en el poder controlando lo que va quedando de Venezuela, aunque eso sea ya un cascaron vacío.

El papel de la falsa oposición ha sido instrumental para ayudar a los siniestros planes del chavismo por el colaboracionismo y servilismo de unos políticos que en nombre de sus propias ambiciones insisten en seguir presentándose como alternativa. Pero en lugar de luchar para sacar al chavismo del poder lo que han hecho es otro saqueo igual o peor que los chavistas justificándose con los más variados argumentos. La falsa oposición, definida como la facción política que le hace el juego a la pseudo legalidad chavista con su constitución de 1999, siempre seguirá apostando a formas de cohabitación para seguir apareada con un régimen que no cesará en su acción destructora hasta ser derrocado.

Chavistas y falsos opositores juegan a la política dentro de las reglas del régimen del estado chavista diseñado como ya hemos argumentado para destruir hasta la última roca que quede de Venezuela. Entre elecciones fraudulentas, revocatorios viciados y reparto de alcaldías y gobernaciones se nos han pasado los 20 años más preciosos sin que los venezolanos patriotas hayamos podido revertir ese proceso.

Mientras el desmantelamiento de Venezuela sigue su curso chavistas y falsos opositores amarran el debate a un mero asunto de cambio de gobierno que se resuelve con elecciones, negociaciones y transición cuando lo que enfrentamos es algo más grave como la desaparición del estado nacional y la disolución de la nación venezolana. Por eso quienes compartimos las ideas y la denominación de Repúblicos estamos convencidos que constatando la casi segura desaparición de la nación venezolana, tal como la conocimos, lo que se impone no es discutir un cambio de gobierno sino emprender un gran debate nacional sobre las bases para la recuperación de Venezuela y la construcción de la nueva República gobernada por ciudadanos y no por mafias partidistas y sus clientelas.

 @humbertotweets

EL AUTOR es abogado y analista político, con especialización en Negociación y Conflicto en California State University.

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