¿Qué paz puede haber en un mundo que nació y se mantiene en permanente y creciente guerra-violencia?
Agustín Blanco Muñoz
Una verdad y dos mentiras. Nadie puede negar que la historia de lo que se ha llamado hasta hoy humanidad es hija permanente de la guerra, de la destrucción, del dolor, la miseria espiritual y material. Por esto el vivir se queda en la tragedia y en el punto y aparte, aunque no final.
DESDE EL OJO POR OJO HASTA LOS MISILES ACTUALES
LA HISTORIA ES LA MISMA
Una violencia que queda inscrita, desde sus orígenes, en todas las religiones como una forma de antagonizar el bien y el mal. Desde “el ojo por ojo y diente por diente” de Hammurabi hasta el hecho sacrificial dispuesto para redimir al hombre, pero no en la tierra de los misiles sino en el cielo, la historia es la misma. Cada una de las maquinarias-creencias pontifica y demanda sus propias instrucciones contentivas de la idea de permanecer por encima de todas las cosas. Y a lo menos que se alude es a aquello de la paz como realidad. Lo común es el formal y religioso llamado al diálogo por el logro de la paz espiritual de todos los hombres.
En este sentido se impone recordar que la historia de la humanidad registra, como elemento predominante en su hacer, la confrontación de lo divino con lo terrenal. De allí surge el hombre religiosamente Dios llamado a enfrentar al pagano en su sentir e identidad-acción de gendarmes para definir los vencedores sobre los vencidos.
¿Y DÓNDE ESTÁ LA PACÍFICA O DIVINA CONVIVENCIA?
¿Dónde está entonces la pacífica o divina convivencia? La destrucción de la Torre de Babel es suficiente muestra de que los dioses de entonces como los gendarmes de hoy distribuidos por toda la faz del planeta, no podían permitir que el hombre adquiriera sus mismos poderes para llegar por sus medios al cielo. Y en consecuencia, Dios dispersó al hombre y multiplicó sus lenguas y los disgregó por el mundo cercado en y sus propias fuerzas.
Porque cada religión hace su adecuación para mantener siempre con vida esta guerra por un supuesto bien. La Biblia, por ejemplo, es un dechado de amenazas, maldiciones, excomuniones, castigos. Una violencia continuada y creciente para mantener el bien espíritu-material.
CADA RELIGIÓN ACEPTA LA POBREZA Y CONDENA LA RIQUEZA
PERO LA REALIDAD ES OTRA
Y en todos los frentes religiosos se da la bienvenida a la pobreza y se condena la riqueza. Jesús sacó los mercaderes del templo y los condena a no tener cielo. Pero en el medioevo la institución religiosa es un poder económico que hoy vemos ligado a los centros mundiales del mismo, los cuales actúan en tono de guerra, diálogo y paz según indiquen sus intereses.
Y en esa lucha cada uno configura a su modo y conveniencia el bien y el mal. ¿Y dónde ubicar a cada uno? La gran mayoría de los hombres sujetos a unas y otras fuerzas no tienen esa elección. Son siempre las víctimas. Y las grandes confrontaciones se desarrollan a nivel de los imperios dispuestos a resolver, a través de la violencia y la masacre, quien será el ganador y dueño material y de paso espiritual del mundo en base a su poder publicitario electro-computarizado. Sin embargo, la divinidad “no será comprada ni desaparecerá”.
¿Y CUÁL SERÁ LA GANANCIA DE UNOS SOBRE OTROS?
Así queda en debate unas cuantas interrogantes: ¿Cuál es la ganancia de unos sobre otro? ¿Lograr la paz de cuál mundo? ¿Detener la muerte “divina” y terrenal? ¿Enfrentar los masacrantes dondequiera que estén? ¿Parar la acumulación de poderes y territorios para exterminar los condenados de la tierra’ cuya vida en miseria dibuja Frank Fanón a plenitud? ¿Tiene algún sentido-utilidad hoy una acción para determinar quiénes son los buenos o los malos, los dioses o los diablos?
Con base a esta “doctrina”, al llamado ‘hombre común’ se le convierte en material desechable, no requerido siquiera como mano de obra. Debe ser sustituido cada día más por el robot. Una batalla que tienen planteada hoy los grandes poderes. Tomar partido entonces ¿por quién?
UNA GUERRA PARA PRODUCIR EL NUEVO LIDERAZGO MUNDIAL
Y a la hora de la masacre electro-computarizada y espectáculo televisivo que estamos observando, es la parte inicial de lo que denominamos como GUERRA DE LOS IMPERIOS, llamada a producir el deslinde sobre el nuevo liderazgo mundial, tal y como apuntamos en nuestro pasado artículo: https://historiactual.blogspot.com/2022/03/avanza-el-nuevo-imperio-agustin-blanco.html
El ‘arte de la guerra’ está en plena marcha. Hasta a nivel individual se sabe que somos guerra. La hacemos en nosotros mismos, tal y cómo nos fue simpuesta por el aparato publicitario-electrónico alienador. Por esta razón, la política hecha guerra está por todas partes conectada con lo que haga falta para obtener mayores riquezas: desde las propias contiendas, pasando por sus acompañantes a nivel de complicidad diálogos o el pretexto de la paz.
¿QUÉ PAZ PUEDE HABER EN UN MUNDO DE PERMANENTES
Y CRECIENTES GUERRAS?
Porque ¿qué paz puede haber en un mundo que nació y se mantiene en permanente y creciente guerra-violencia? Para León Tolstoi la guerra es real-verdadera, la paz una aspiración o ilusión en una Rusia tomada históricamente por un nivel de violencia permanente que sobrepasa los de muchas otras partes del mundo. Una sociedad que pincela Dostoyevski en Los Hermanos Karamazov como tomada por la violencia desde la familia.
Y Cervantes en El Quijote ve el mundo regido por la caballería donde se impone el más apto, más valiente y capacidad para enfrentar todos los peligros incluyendo el que emana de la iglesia.
Un mundo que ha permanecido y en el cual se produce hoy la confrontación Rusia-Ucrania. Y quienes se consideran agredidos piden diálogo. La otra parte acepta y se presume que si conviene a los imperios en guerra, se acordará una tal paz-reconciliación que es recurso para el reacomodo que permita la continuación de la guerra dispuesta para el triunfo de quien puede aplastar, someter, rendir e imponerse como imperio de imperios, aspirantes y supeditados.
HOY MIRAFLORES CONVOCA
A LA MENTIRA DEL DIÁLOGO POR LA PAZ
Eso ha ocurrido y ocurre en este mundo tan lejos de la condición humana y tan apegado a la destrucción y la muerte. La guerra-violencia como entidad dominante, acompañada en forma continuada por sus adláteres: el diálogo y la paz. Sin embargo, hoy la máxima jerarquía política de nuestro ex país, estacionado en Miraflores, reclama el título de campeón mundial del llamado al diálogo con miras a establecer la falsedad de la paz, para que siga en ganancia la confrontación político-social y el nombrado socialismo del siglo XXI.
Sancho ¿Y hasta cuándo la guerra-violencia y secuaces bautizados como diálogo y paz estarán por encima de las posibilidades de la vida?
@ABlancoMunoz
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