En la Fuerza Armada abundan grupos, clanes y logias que aunque se autodefinen como chavistas están enfrentados entre sí.
Humberto González Briceño
Hace unos días Diosdado Cabello, a propósito de los hechos del 11 de Abril de 2002, grabó un video de 30 minutos narrando la versión chavista de los sucesos. La falsificación histórica que presenta Cabello banaliza una de las protestas políticas más grandes que se hayan conocido en Venezuela reduciéndola a un mero efecto mediático. Cabello nos presenta el retorno de Chávez al poder como la acción de un pueblo salvador y una gloriosa fuerza armada. Deliberadamente Diosdado Cabello en su piratería histórica se salta varios detalles que no por pequeños dejan de tener importancia para entender lo que pasó en esa jornada.
Como un adelanto a un balance luego de veinte años podemos decir que hay al menos 3 ideas que han quedado claras sobre esos acontecimientos: 1-Se trató de una masiva protesta popular en toda Venezuela que desbordó a los partidos políticos en contra del naciente régimen chavista. 2-La ignorancia de unos militares formados “en democracia” como eunucos políticos los llevó a entregarle el poder a una camada de oportunistas luego de haber logrado sacar a Hugo Chávez del poder. 3. La incapacidad de la clase política opositora de articular un gobierno con los militares dejó todo el proceso en manos de unas “personalidades” cuyo gobierno en cuestión de horas quedó reducido a papel mojado.
El relato que nos presenta Diosdado Cabello en su video por supuesto no alude a los dramáticos errores cometidos por la dirección política de la falsa oposición que fatalmente conducirían al retorno de Chávez al poder. Cabello explica el regreso de Chávez como el resultado de una gesta épica y gloriosa de pueblo y militares. Sin duda, además de los errores cometidos por la falsa oposición se dieron una serie de reacomodos de bandos en las fuerzas armadas que en cuestión de horas cambiaran la correlación de fuerzas en favor del chavismo obsequiándoles una victoria decisiva.
Además de las inconsistencias de Cabello en cuanto al tema de los francotiradores apostados para dispararle a la marcha, de los cuales Nicolás Maduro formaba parte, hay otras truculencias como tratar de celebrar las pocas horas que estuvieron fuera del poder como un “nos fuimos a la clandestinidad” para atribuirse gratuitamente el título de mártires de la resistencia. Por cierto el ex Comisario de la DISIP Johan Pena tiene un video en YouTube donde explica donde encontraron y en qué condiciones estaba Diosdado Cabello ese día cuando nadie, ni los chavistas, podían dar con su paradero.
Al final de los 30 minutos del video de Diosdado Cabello sobre el 11 de Abril uno se percata que no solo ha falsificado burdamente los hechos presentando una versión a la medida de los intereses del chavismo. Al relatar con detalles lo que ocurría en Maracay y Fuerte Tiuna, Diosdado Cabello resolvió liquidar la figura y el papel que jugó el General Raúl Isaías Baduel verdadero artífice del retorno de Chávez a Miraflores.
En otras palabras para Diosdado Cabello, un militar muy por debajo del promedio de su promoción, recordado por sus chistes pero no por sus artes militares, el regreso de Chávez a Miraflores el 12 de abril de 2002 fue producto de un verdadero milagro. Según Cabello los militares se organizaron espontáneamente y por su propia cuenta para coordinarse a sí mismos y con el pueblo rescatar a Chávez de su confinamiento temporal.
Al presentar los hechos en forma falsificada y remover el papel decisivo que jugó el General Baduel en los mismos Cabello en realidad intenta esconder el respeto que aún hoy muchos oficiales militares chavistas expresan por el General Baduel. Es un intento vano para desaparecer las luchas intestinas que se libran en las fuerzas armadas chavistas donde quiérase o no a si sea en forma discreta y secreta la figura de Baduel sigue siendo referencia e inspiración por encima que la del propio Hugo Chávez.
Si hubiese querido Diosdado Cabello ha podido admitir la verdad histórica en el papel estelar del General Baduel en esa jornada para luego justificar su linchamiento físico y moral por traicionar al chavismo. Pero Cabello prefirió en su lugar usar un barniz de mala calidad, viscoso y poroso, con brocha gorda para tapar escuetamente la figura de Baduel y ocultar a su vez la profunda crisis que sacude a la fuerza armada chavista cuyos cuadros en privado aun resienten el ajusticiamiento del General Raúl Isaías Baduel un competente profesional militar con destrezas a diferencia de logreros y embaucadores del tipo Chávez y Cabello.
Esa fuerza armada chavista que supuestamente en forma milagrosa, sin líderes ni comandantes, llevó a Chávez de vuelta a Miraflores no es monolítica. Por el contrario, abundan grupos, clanes y logias que aunque se autodefinen como chavistas están enfrentados entre sí en un equilibrio que solo parece ser sostenido por el liderazgo de Vladimir Padrino López quien hoy hace por Nicolás Maduro lo que ayer Baduel hizo por Chávez.
Entonces, a diferencia de la tesis que sugiere Cabello el liderazgo de militares como Baduel, Padrino López y cualquiera que asuma esa posición (no necesariamente el cargo de ministro de la defensa) ha sido y seguirá siendo un tema clave en las Fuerzas Armadas chavistas y la comprensión de sus contradicciones. Hay razones poderosas para que Nicolás Maduro insista en dejar a un Padrino López enfermo y fatigado al frente de las Fuerzas Armadas chavistas. Hay temores que le impiden a Maduro asistir a eventos militares en público. Hay fantasmas que parecen deambular a su antojo por Fuerte Tiuna y espantar al chavismo todas las noches.