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La situación política nacional y la posición de la cúpula militar chavista I Opinión I Oscar Battaglini

La alianza entre la burocracia civil y la militarista ha convertido a la fuerza armada chavista (facha), en el único y fundamental soporte que sostiene en pie a la estructura de poder de la dictadura.

Oscar Battaglini

Venezuela vive hoy, como es de todos conocido, un estado de destrucción generalizado sin precedente, sólo comparable al de una sociedad en guerra o que acaba de salir de una conflagración de esa naturaleza, tanto es así que ni una sola de las determinaciones de su entramado estructural (en sus expresiones económicas, sociales, políticas, culturales, etcétera) ha permanecido en pie bajo el control político – administrativo del país por parte de la caterva burocrática cívico–militar chavezmadurista.

Se trata, por lo ostensible, de una situación que, como se ha dicho, es percibida por todos los venezolanos de cualquier condición social en el desarrollo de su actividad cotidiana; sobre todo por el impacto negativo que esa situación ejerce permanentemente en el curso de sus vidas. Son los casos, por ejemplo, 1- de los trabajadores y de los profesionales de las más diversas especialidades que han visto quebrar y cerrar las empresas donde trabajaban (caso de las empresas básicas de Guayana) y han sido enviados a sus casas con un salario mínimo envilecido que apenas si alcanza para satisfacer con sus familias algunas necesidades alimentarias. Este cuadro se agrava todavía más, si se considera que la inmensa mayoría de los trabajadores y profesionales, sobre todo los adscritos a la administración pública, se han quedado sin seguridad social debido a que el HCM del que todavía disponen formalmente, no cubre los montos que desde hace años han rigen en los sistemas de salud privado del país. Ante esa situación el sistema de salud pública no constituye una opción o una alternativa dado el estado de deterioro en el que se encuentra como consecuencia del abandono y destrucción al que ha sido sometido por el régimen chávezmadurista.

2- De los maestros y profesores de educación media y universitaria, los cuales, al haber sido privados, fundamentalmente, de un salario que les permita cubrir adecuadamente sus necesidades personales, familiares y profesionales, ha provocado una profunda crisis de funcionamiento que prácticamente ha paralizado nacionalmente, el proceso de enseñanza – aprendizaje a todos los niveles de nuestra educación; cuyas manifestaciones más visibles son, entre otras, una masiva deserción de maestros, profesores y alumnos de las aulas de clase del país; la privación del bien de la educación a la que se ven sometidos millones de niños, adolescentes y jóvenes venezolanos-

Lo singular de esa situación, queremos reiterarlo, es que, la misma no ha sido producida por un paro o conflicto huelgario de maestros y profesores, sino por el extremo deterioro de las condiciones bajo las que el régimen madurista pretende se constituya en el marco dentro del cual maestros profesores y administrativos deben continuar desarrollando su actividad docente y educativa en general en el país.

3-De los médicos, del personal de enfermería y de apoyo. En este caso, la problemática existente consiste básicamente en la destrucción, como se ha dicho, del sistema de salud pública nacional; en particular de la infraestructura hospitalaria del país. Problemática que inevitablemente se combina, por un lado, con los bajos salarios devengados tanto por los médicos como por el personal de enfermería y el personal de apoyo, bomberos, paramédicos, personal de ambulancia, camilleros, etc) y por otro, con las extremadamente precarias condiciones en las que el conjunto de ese personal (en particular médico y de enfermería) debe llevar a cabo en su labor profesional. En muchos casos con riesgo de su propia integridad física, como ocurrió recientemente en el tratamiento de los pacientes del Covid-19.

Si a ese rosario de calamidades se le adiciona el caos generado por el régimen dictatorial madurista en la producción y distribución de agua potable, electricidad, gas doméstico y gasolina, entonces podremos hacernos una imagen bastante ajustada de la catástrofe propiciada por la ineptitud de la dictadura, que ha provocado que aproximadamente un tercio de nuestra población se haya ido del país huyendo de sus nefastas consecuencias.

Como puede verse muy claramente, se está ante un cuadro en el que todo aparece distorsionado y dañado, y en el que la vida de los venezolanos se muestra en un estado general de zozobra e incertidumbre, tanto por los perjuicios que le produce la situación imperante, como por no saber cuándo y de qué forma terminará la pesadilla encarnada por la presencia de la caterva dictatorial madurista en el poder.

Sin embargo hay entre nosotros un actor político para el que esa situación perturbadora, o no existe o es completamente ignorada por él, y cuando por alguna razón se refiere a ella, lo hace para atribuirle su causalidad a la política imperialista de los Estados Unidos, y a su interés de crearle problemas al gobierno de Maduro. Nos referimos a la cúpula militar de la fuerza armada chavista (facha), cuyo principal exponente y vocero es el general V. Padrino López, quien desde este aparato militar cumple con ese rol, no sólo como Ministro de la Defensa (cargo en el que ha permanecido irregularmente durante ocho años corridos), sino como parte integrante de la estructura de poder constituida bajo el régimen dictatorial – militarista madurista. Esto es lo que Maduro ha expresado y reconocido insistente y machaconamente cuando se ha referido a la “unión cívico – militar” que según su entender se ha establecido entre la fuerza armada chavista y su gobierno, que no es otra cosa que la alianza entre la burocracia civil representada por él, y la burocracia militarista representada por Padrino López, cuestión que de hecho, ha convertido a la fuerza armada chavista (facha), en el único y fundamental soporte que sostiene en pie a la mencionada estructura de poder. De ahí que cuando Padrino López asume la alabanza y la defensa abierta y descarada de ese orden político, lo hace a sabiendas de que está violando de manera flagrante  la Constitución vigente en sus artículos 328 y 330, que expresa y taxativamente prohíbe que oficiales activos intervengan en la vida política del país; pero también lo hace convencido de que su participación dentro de la mencionada estructura, no es accesoria, como podría ser la de un funcionario cualquiera de la administración del Estado, sino como la pieza fundamental del poder constituido.

Lo que los venezolanos no sabemos hasta ahora, es si Padrino López está consciente de que cuando todo esto haya terminado, a él le tocará rendir la mayor cuenta por todo el desastre ocurrido bajo la responsabilidad del régimen cvico-militar madurista.

EL AUTOR es historiador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, co-fundador del partido Liga Socialista y exrector del Consejo Nacional Electoral. Autor de los libros “Legitimación de Poder y lucha política en Venezuela” y “El medinismo, modernización, crisis política y golpe de estado”.

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