, , ,

Cada gobierno crea y fomenta su empresariado (ejemplo, los boliburgueses) I Opinión I Jesús Petit Da Costa

La vieja democracia fue un ensayo que sucumbió en 1998 por no ser un Estado de Bienestar a semejanza de los países democráticos europeos.

Jesús Antonio Petit Da Costa

1.- En 75 años con Estado de Bienestar los países europeos que lo adoptaron, terminada la Segunda Guerra Mundial, han tenido estabilidad política y democracia. Por el contrario, Venezuela ha estado 33 de esos 75 años bajo 2 dictaduras crueles y el resto de esos años en una democracia chucuta, que lo fue porque nunca se convirtió en Estado de Bienestar, sino que funcionó como Estado de Partidos.

2.- La vieja democracia fue un ensayo que sucumbió en 1998 por no ser un Estado de Bienestar a semejanza de los países democráticos europeos.  Y no lo fue porque la clase política no se lo propuso, lo cual explica que en 40 años no implantó efectivamente un sistema de seguridad social integral y universal que proteja a los venezolanos de las contingencias de la vida desde el nacimiento hasta la muerte, y porque toda la inmensa riqueza habida se la tragaron la corrupción, el clientelismo y  la politiquería populista en lugar de crear una prosperidad general y estable sólo posible en una economía de mercado.

3.- La experiencia europea nos enseña que el Estado de Bienestar es el escudo de los pueblos contra el comunismo y la garantía de prosperidad, libertad y democracia. El contraste se ha hecho evidente desde finales del siglo pasado. Mientras el Estado de Bienestar derrotaba al comunismo en Europa, provocando la caída del imperio comunista soviético y la disolución de la URSS, en Venezuela sucedía lo contrario: el desprestigiado comunismo derrotaba a la democracia chucuta por carecer del escudo de protección que tenía y tiene la Europa democrática que es el Estado de Bienestar.

4.- En Venezuela se ha probado una vez más la ley del determinismo económico-social: la infraestructura económico-social determina la estructura política. Como no tuvimos una revolución industrial carecemos de una burguesía o empresariado con poder real independiente del gobierno, que sirva de poder fáctico para sostener a la democracia e implantar la economía de mercado.

Nuestra burguesía o empresariado es parasitario, vive del gobierno, por lo cual cada gobierno, con mayor razón las tiranías, crea y fomenta su empresariado o burguesía (ejemplo los boliburgueses). Caso emblemático: Carlos Andrés Pérez con los 12 Apóstoles, llamados así por Piñerúa. Eran los escogidos para hacerse ricos en su gobierno como lo han hecho todos los gobiernos en 200 años de vida republicana. Y desde luego un empresariado parasitario no promueve la economía de mercado, porque no podría subsistir en la misma por su incompatibilidad con la libre competencia.

5.- Por la misma razón de no haber habido en Venezuela una revolución industrial no hubo ni hay sindicatos con poder fáctico. No puede haberlos sino hay empresas poderosas e independientes. En la vieja democracia el sindicalismo fue apenas un factor para lucha interna adeca y para influir en la Administración Pública, sobre todo desde la nacionalización de la industria petrolera.  Los sindicalistas eran apéndices de los partidos, sobre todo de AD, que los premiaban con contratos colectivos generosos en las empresas públicas. Eso explica que la oligarquía sindical no exigiera ni impusiera la implantación efectiva de la seguridad social integral y universal.

6.- Al no haber economía de mercado no ha habido un poderoso empresariado independiente del gobierno de turno y tampoco sindicatos igualmente poderosos e independientes, ambos factores de poder necesarios para sostener política y socialmente al Estado de Bienestar que hay en Europa, el cual incluye la democracia porque sin democracia no hay bienestar y sin bienestar no hay democracia.

7.- La República del Bienestar se construirá teniendo claro: Sin seguridad social no hay estabilidad política ni paz social. Sin economía de mercado no hay prosperidad y es insostenible la seguridad social. Y sin ellos no hay democracia, porque ambos le sirven de sostén. Y sin los tres no hay bienestar.

petitdacosta@gmail.com

EL AUTOR es abogado y magistrado jubilado. Profesor en la Universidad Central de Venezuela 1966-1996 en derecho mercantil y derecho laboral. Ex Procurador general de la República. Ex presidente de la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela

https://larazon.net/category/petit-da-costa