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Agrourbanismo audaz y productivo I Opinión

Se avizora un eficiente y trascendental cultura vecinal con vastos y variados beneficios nacionales.

 M.A. Guzmán Gómez I VERDADES

Sin precedentes el promisor boom que afortunadamente se ha desatado en el país, expandiéndose por las ciudades y pueblos, en lo que se refiere al impulso decidido, que regocija, de una subyugante agricultura creciente, lo que nos enorgullece por la esperanza que representa la siembra de un urbanismo agroalimentario en todas las comunidades, con un claro y estimulante beneficio familiar, individual y colectivo, que esta’ dando inicio a un nuevo ciclo histórico de confraternidad, real y plena, y a una verdadera y fraternal convivencia entre los venezolanos, que impulsara’, a su vez, una novedosa solidaridad comunitaria mucho más enriquecedora en lo espiritual, que constituye la médula esencial e imprescindible de nuestro irrevocable socialismo bolivariano, único, sin copia ni calco de nada ni de nadie.

Por ello, se avizora un eficiente y trascendental urbanismo agrícola como una permanente cultura vecinal con vastos y variados beneficios nacionales.

Es para imaginarse una real y vigorizante productividad integral agroalimentaria en el campo y ahora en las ciudades, sin parangón, consustanciada y en sintonía con «la mayor suma de felicidad», máxima bolivariana perpetua..

Convertir esos «ociosos» espacios urbanoperimetral en potenciales volúmenes de producción de alimentos, lleva consigo acercar cada vez más el binomio productor-consumidor, que significa un intercambio fructífero para todos, repleto de mucha solidaridad y hermandad reciproca que nos caracteriza.

Oportuno recordar lo que fue el emblemático salto histórico que, durante la Segunda Guerra Mundial, dio la comunidad inglesa, cuyo bloqueo -similar al de Cuba y al nuestro- impedía el transporte y distribución de los alimentos, por lo que se dieron a la tarea de imaginarse e implementar todo tipo de estrategias contra la dramática crisis (guerra económica), a fin de lograr subsistir, donde destacaron los «huertos familiares» que se expandieron por todo el Reino Unido, dominando una afianzada cultura agrícola urbana que cada día se fue consolidando, constituyéndose en un obligado ejemplo a seguir.

Por eso, el urbanismo agroalimentario, que surge con fuerza emprendedora descomunal en el país, «se perderá’ de vista» como una explosiva revolución productiva; es el buen camino a seguir y que hoy nos compromete y lo ampliaremos «al andar».

EL AUTOR es ingeniero civil, fue diputado al Congreso de la República, consultor, asesor y exeditor del diario El Expreso, de Ciudad Bolívar.

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