Ni Gómez ni Pérez Jiménez, ambos militares, nombraron a militares como jueces civiles. Su inteligencia les indicaba la incompatibilidad. No necesitaban constitución o ley que se los dijera.
Jesús Antonio Petit Da Costa
1.- Veo que Maduro va sustituyendo en los tribunales civiles a los jueces civiles, que ya le eran sumisos, por militares. Sin duda, una prueba más de su primitivismo. Pero, como no hay mal que por bien no venga, nos facilitará la purga de los jueces del tirano a su caída. Los militares no pueden ser jueces civiles y mucho menos juzgar a los civiles.
2.- Hay tiranos inteligentes y hay tiranuelos brutos. Hay un test para medir su coeficiente intelectual. Concretamente su inteligencia o primitivismo. Es el test judicial. Gómez y Pérez Jiménez demostraron ser tiranos inteligentes. Maduro está demostrando lo contrario.
3.- Gómez, un hacendado inculto, demostró su inteligencia política en dos decisiones transcendentales: I) Se rodeó de civiles, los mejores intelectuales de su época y los dejó actuar y hablar. Sus ministros hablaban, pero Gómez no. II) Nombró jueces a civiles, algunos de los mejores abogados de su época y no los mezcló en sus crímenes.
4.- Pérez Jiménez, un militar profesional de escuela, hizo lo mismo: I) Se rodeó de civiles: universitarios valiosos, que eran los que hablaban en nombre del gobierno. El tirano hablaba a los venezolanos en ocasiones especiales, que se anunciaban y tenían máxima audiencia por la expectativa. II) Nombró jueces a civiles: abogados que merecían el respeto general.
5.- Ni Gómez ni Pérez Jiménez, ambos militares, nombraron a militares como jueces civiles. Su inteligencia les indicaba la incompatibilidad. No necesitaban constitución o ley que se los dijera.
6.- Ni Gómez ni Pérez Jiménez mezclaron a los jueces civiles en la persecución de políticos ni en su tortura y muerte. Ambos asumieron su responsabilidad personal: presos, torturados y muertos eran suyos. Sabían que mezclar a los jueces en sus crímenes políticos traería por consecuencia que, al morir ellos o perder el poder huyendo, como cabe esperar porque no hay tiranía eterna, esos jueces pagarían con cárcel y hasta muerte haber tenido la debilidad de obedecer sus órdenes violando la ley, permitiendo la prisión, tortura y muerte de los presos políticos.
7.- Una anécdota ilustra la inteligencia de Gómez en no mezclar a los jueces en sus crímenes. A un abogado de prestigio que no le aceptó el cargo de Magistrado de la Alta Corte Federal y de Casación por temor a la represalia del tirano si dictaba una sentencia en contra, le contestó: “acépteme el cargo que mis asuntos personales no llegan a la Corte, yo los resuelvo abajo.”
8.- Parece mentira pero fue el tirano Pérez Jiménez el que creó el Ministerio de Justicia y como primer titular, no designó a un militar, sino a un civil: un jurista de fama, el catedrático de Derecho Civil de la UCV, doctor Luis Felipe Urbaneja.
9.- De la calidad de jueces civiles durante la tiranía de Pérez Jiménez doy un ejemplo: el doctor Mario Briceño Perozo, juez superior civil y mercantil del Estado Falcón, mi profesor de historia en bachillerato, que a la caída del régimen fue nombrado primer gobernador del Estado Trujillo de la democracia, con aprobación general.
10.- Ni Gómez ni Pérez Jiménez nombraron militares como jueces civiles. Ni tampoco comprometieron a los jueces civiles en sus crímenes. Maduro hace todo lo contrario exponiéndolos a que ellos sufran las consecuencias políticas y penales cuando él huya y se refugie en el extranjero.
11.- A diferencia de Gómez y Pérez Jiménez, el tirano Maduro no asume sólo y personalmente la responsabilidad por sus crímenes. Ha comprometido también a los jueces civiles y militares, quienes serán los que responderán cuando él huya y se refugie en el extranjero.
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