La fuerza y la vitalidad de ese nuevo liderazgo social serán determinadas por su capacidad y disciplina para desmarcarse de las viejas y corruptas tradiciones partidistas.
Humberto González Briceño
El desgaste de los partidos que se agrupan en torno a la MUD y al interinato de Juan Guaidó viene ocurriendo desde hace años. Lo comenzamos a ver con la renuencia de la gente a participar en marchas y movilizaciones que siempre terminaban negociadas y traicionadas por los cogollos de los partidos. Pero quizás donde se evidencia más la pérdida de influencia de estos partidos en la política nacional es en el aumento de la abstención en los fraudes electorales convocados por el régimen y de los cuales la falsa oposición se ha hecho copartícipe.
Ya muy poco peso tienen los reciclados argumentos para arrastrar a la gente a los centros de votación. Después de dos décadas de régimen chavista montado sobre un fraude electoral tras otro y todos conectados por la falsa oposición los venezolanos han llegado a la conclusión que la crisis política es tan grave y profunda que no tiene ninguna perspectiva de ser superada por meros mecanismos electorales. Resulta muy claro para la mayoría de los venezolanos que al régimen chavista controlar todos los mecanismos e instancias político-electorales el sistema está en capacidad de fabricar votos, resultados y victorias electorales infinitas para el chavismo.
Esta es la realidad aunque la falsa oposición sostenga el discurso fantasioso de un candidato unitario o de culpar a la abstención de sus desgracias. No importa que el candidato de la falsa oposición tenga el sospechoso atractivo de ser designado por unas primarias y menos aún que los venezolanos se lancen masivamente a votar. A la final es el régimen quien controlando sus instituciones presentará un resultado el cual deberá ser acatado aunque sea de dudosa legalidad.
El convencimiento que los partidos de la falsa oposición nos han lanzado por ese despeñadero histórico es el incentivo más fuerte que tienen millones de venezolanos para darle la espalda a la MUD y el Interinato y refugiarse en la abstención como un ejercicio militante de oposición real y desprecio tanto al régimen como a su pseudo oposición.
La falsa oposición sigue figurando como interlocutora y vocera de un sector de la política venezolana sencillamente porque el régimen chavista la valida y le asigna recursos. Se trata de una auténtica danza macabra donde el chavismo reconoce a los falsos opositores y estos a su vez reconocen al régimen chavista dejando a los venezolanos entrampados y sin salidas viables en el corto plazo.
El pago completo del bono vacacional que se les debía a los trabajadores es una victoria que podría alentar otras luchas reivindicativas y energizar a un movimiento social y ciudadano»
Las urgencias de priorizar la supervivencia frente a cualquier otra demanda de tipo político ha llevado a muchos venezolanos a centrarse en las luchas y los reclamos de carácter gremial. Pareciera que ante la ausencia de liderazgo y conducción política las energías de lucha de los venezolanos se han redireccionado para lograr victorias que aunque no busquen derrocar al estado chavista representan mejoras materiales para seguir adelante. Hay mucho más interés en los reclamos salariales que en ir a votar por un candidato de la falsa oposición cualquiera que este sea.
La transformación del programa máximo de lucha (cambio de régimen político) en un programa mínimo mucho más modesto (mejoras salariales y socioeconómicas para todos los trabajadores) pareciera un cambio táctico y espontáneo movido por las precariedades en la que están sumidos millones de venezolanos y el convencimiento que es más factible ganarle al Estado chavista una lucha gremial que una política, al menos en lo inmediato. Esto se vio claramente hace unas semanas cuando las miserias que ahogan a millones de venezolanos obligó a chavistas y no chavistas a hacer causa común en la lucha por el pago del 100% del bono vacacional prometido y escamoteado por el gobierno de Nicolás Maduro.
La lucha gremial por reivindicaciones de tipo social y económico podría ser el espacio que permita el surgimiento de un nuevo tipo de liderazgo político deslastrado de los partidos de la falsa oposición. Es cierto que en el ejercicio de la lucha política no existe el ADN químicamente puro. Muchos de quienes participaron en esas movilizaciones gremiales lo hicieron a pesar de su filiación con el PSUV y los partidos de la falsa oposición. Pero también pudimos ver nuevas caras que se comienzan a mostrar y a desafiar a la vieja escuela sindical y gremial tanto del régimen como de la falsa oposición.
El pago completo del bono vacacional que se les debía a los trabajadores es una victoria que podría alentar otras luchas reivindicativas y energizar a un movimiento social y ciudadano casi abatido pero reanimado con las jornadas recientes. La fuerza y la vitalidad de ese nuevo liderazgo social serán determinadas por su capacidad y disciplina para desmarcarse de las viejas y corruptas tradiciones partidistas. Esto no significa cancelar la lucha política por un cambio de régimen sino más bien emprender un viraje táctico para acumular fuerzas hasta lograr masa crítica para derrocar al Estado chavista.-